Los bancos, obligados a elegir entre sus accionistas y el BCE
En 2018, los bancos del IBEX pagaron a los accionistas el 43,6% de los beneficios, pero este año mantener la misma retribución será imposible
Si los bancos que cotizan en el IBEX 35 quieren mantener invariado el dividendo a sus accionistas con cargo a los beneficios del presente ejercicio no les queda otro remedio que elevar el “pay out”. El porcentaje de los beneficios destinado a retribuir a los tenedores de títulos debería incrementar hasta el 55%, un nivel que haría saltar todas las alarmas en los organismos e instituciones nacionales y europeas encargadas de velar por la estabilidad del sistema financiero.
En 2018, Banco Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Banc Sabadell y Bankinter obtuvieron un beneficio neto atribuido de 16.676,4 millones de euros, que permitió repartir entre sus 6,1 millones de accionistas un dividendo conjunto de 7.273 millones de euros, el 43,6% de las ganancias. Se trata de un “pay out” que está en línea con las mejores recomendaciones de prudencia del Banco Central Europeo y del Banco de España.
Los “pay out” más elevados correspondieron al Sabadell, Caixabank y Bankia (51,52% y 51,23% y 50,78%, respectivamente) y el más bajo, a BBVA (32,57%). Bankinter se quedó en el 49,96% y el Santander en el 47,8%. El 50% es el nivel máximo por encima del cual las autoridades regulatorias empiezan a realizar las primeras recomendaciones. La rentabilidad por este concepto osciló entre el 4,4% de Caixabank y el 3,49% de Bankia.
Accionistas vs macroeconomía
En el presente ejercicio las cosas no van tan bien como en 2018. La posibilidad de que los tipos de interés iniciaran el camino de subida se ha retrasado al menos un año más y eso ha acabado con la esperanza de un cambio de tendencia que se daba por seguro en la primera mitad del pasado ejercicio. Los primeros signos de debilidad de la economía de la eurozona han hecho aún más conservadora la política de Mario Draghi en su despedida del BCE y nadie espera que haya una subida de tipos al menos hasta el cuarto trimestre de 2020.
El problema es que los accionistas de los principales bancos españoles (los demás, también) no entienden de macroeconomía o, mejor dicho, no quieren saber nada. Sólo son conscientes de que el pasado año recibieron, vía dividendo, 7.273 millones de euros y que este año quieren lo mismo al menos. Máxime, teniendo en cuenta que el IBEX 35 cerró en 2018 el peor ejercicio desde 2010, con una caída anual del 15% y que en el presente, la revalorización anual está en estos momentos por encima del 8%.
Lo que pasa es que las cifras no cuadran. En los nueve primeros meses de este año, los seis bancos cotizados han obtenido un beneficio neto de 10.467,4 millones de euros, un 20,87% menos que en el mismo periodo del pasado año, o lo que es igual, 2.761,2 millones de euros menos. Sólo Bankinter y el Sabadell han mejorado los registros de 2018. El primero ha ganado 444,4 millones, el 10,1% más, y Banc Sabadell, 783 millones, más de tres veces lo alcanzado en los nueve primeros meses de 2018, solventada ya la crisis de TSB, su filial británica.
El Santander, Caixabank y Bankia han sido los más perjudicados. Los dos primeros, por el coste de sus procesos de reestructuración, y el tercero, porque el negocio no da para más. El banco que preside Ana Botín es el que más beneficio ha obtenido (3.732 millones), pero es un 35% inferior al de 2018. Caixabank ha ganado 1.266 millones frente a los 1.768 millones de enero-septiembre del pasado año. Y Bankia se ha quedado en 575 millones, contra los 744 millones de hace un año. BBVA se acerca a Banco Santander, pese a tener la mitad de tamaño, pero no puede evitar que los beneficios (3.667 millones) hayan bajado un 15,2%.
Repetir el dividendo, imposible
Si extrapolamos estos datos al conjunto del año (no hay razón alguna para que no sea así), la gran banca obtendrá un beneficio de entre 13.500 y 14.000 millones de euros, toda vez que en el cuarto trimestre el sector tiene que hacer frente al correspondiente pago anual al Fondo de Garantía de Depósitos español, al igual que se pagan las cuotas correspondientes al FGD europeo en el segundo trimestre de cada año.
Si los seis grandes bancos españoles quieren repetir el dividendo de 7.273 millones de euros no tienen otro remedio que elevar el “pay out” hasta el 55,2%, una cifra impensable, que en época de clara desaceleración económica como la actual, obligaría al Banco de España y al BCE a lanzar sus primeras advertencias o a exigir contrapartidas. Si la banca mantuviera su nivel de retribución en el entorno del 44%, los accionistas recibirían por dividendo entre 5.800 y 6.000 millones de euros, en el mejor de los casos 1.200 millones por debajo de los percibidos un año antes. Nada fácil de aceptar.
El Banco de España reclamó a los bancos en verano una política de dividendos más acorde con sus cifras de capital de máxima solvencia y la evolución de los beneficios, aunque aseguró que no tenía capacidad para hacer más. La subgobernadora, Margarita Delgado, ha recomendado la vuelta al dividendo en acciones en lugar de en efectivo, con el fin de mejorar las ratios de capital, aunque deja la decisión en manos de las entidades.
En su opinión ha habido cierta rigidez en el reparto de dividendo, que no han tenido la misma elasticidad que los resultados. Algunos cálculos aseguran que el reparto de dividendo en efectivo ha restado dos puntos porcentuales a la ratio de solvencia en los últimos cuatro años.
Si se extiende la fórmula del pago en acciones es probable que los bancos no tengan demasiados problemas para mantener la retribución al accionista en los mismos términos que en 2018, toda vez que esta fórmula no se contabiliza en el “pay out”. Banc Sabadell ya anunció en la presentación de los últimos resultados trimestrales que pagaría en acciones de autocartera, lo que no puede considerarse como un “scrip dividend”, al no tratarse de acciones nuevas. El Santander optará también por esta modalidad. Bankia, Bankinter, BBVA y Caixabank se han mantenido en el dividendo en efectivo.