El Sabadell, Bankia, Liberbank, Unicaja… sin prisa para fusionarse
S&P retrasa a 2022 el primer movimiento al alza de los tipos de interés y descarta el carpetazo al signo negativo hasta al menos 2023
Si se repasa la hemeroteca, la Espada de Damocles de las fusiones planea sobre la banca española desde hace años, con especial incidencia en las etapas de resultados, ante la posibilidad de poder preguntar a los protagonistas sobre el posible encaje. La fusión frustrada de Liberbank y Unicaja -la primera integración amistosa tras la crisis-, la debilidad que TSB ha provocado en el Banco Sabadell, y el hambre de compras todavía insatisfecha de Abanca, mantienen las especulaciones en todo su auge, pero, sin otros incentivos, las integraciones en España podrían no ser tan inminentes como gustaría al mercado.
Los expertos de S&P Global Ratings sacan de las quinielas como compradores a los grandes bancos españoles –Banco Santander, BBVA o Caixabank– por las escasas sinergias que obtendrían, y solo dejan la puerta abierta a que las integraciones se produzcan entre medianos –Bankia, Banco Sabadell, Bankinter, Unicaja, Liberbank, Ibercaja, Abanca-. Unas fusiones que, si son amables y sin que nadie tire de chequera, son más difíciles con pocas vías para generar valor a corto plazo más allá del recorte de costes y ahora que han ganado algo de tiempo de cara a los supervisores por la limpieza de su balance.
Luigi Motti, responsable de análisis de instituciones financieras EMEA de S&P Global Ratings España, descarta que Europa esté preparada para ver fusiones transfronterizas al no haberse completado la Unión Bancaria, lo que incrementa «el riesgo de ejecución». Entre entidades medianas españolas sí ve posibilidades por su capacidad de «generar economías de escala». «La creación de valor por el lado de los costes es más fácil entre ellas porque pueden reducir red o servicios centrales…», señala Motti.
Desde el sector han reconocido que estos ahorros son un aliciente hacia las fusiones, pero que los bajos niveles de rentabilidad y la penalización en bolsa, invitan a esperar a ver con más claridad el momento en que los tipos de interés en la zona euro pueden comenzar a subir para vender mejor el proyecto al mercado, poner en valor antes la operación, y para que la cuenta de resultados sea capaz de asumir mejor los costes de reestructuración.
Por el momento, S&P Global Ratings anticipa un largo periodo de tipos negativos. La agencia de rating descarta ningún movimiento alcista hasta 2020; por lo que al menos hasta 2023 sería imposible dejar atrás los tipos negativos. No obstante, lo que sí parece es que el sector va a esquivar otra reducción del precio del dinero -la facilidad de depósito se encuentra en el -0,5%-. Marko Mrsnik, director de ratings soberanos de S&P Global reconoce que esperaban una nueva rebaja en marzo, pero que esa expectativa se ha apagado; entre otras razones, porque están mejorando las expectativas para la economía alemana.
Lo peor para la banca está en los resultados… o casi
El escenario de tipos negativos, previsiblemente, continuará pasando factura a la rentabilidad del sector, pero el efecto de la caída de los tipos de interés ya estaría muy integrado en los márgenes de la banca. S&P comparte con la preocupación de los supervisores por la rentabilidad, pero las entidades españolas tendrían suficiente como para escapar a la denominación de zombi -bancos que generan un nivel de beneficio insuficiente para poder afrontar inversores relevantes para su continuidad-, en el que, sin embargo, se encontraría el 25% de la banca europea.
La limpieza del balance está detrás de esa cierta ventaja; una tarea que continuará este año según S&P. De hecho, los supervisores continúan empujando al sector para que se limpie, y la firma de rating cree que es un proceso que debería continuar a lo largo de los próximos años; en paralelo a una actividad comercial muy intensa, que busque retener a los clientes más rentables; en línea con la que ya tienen en marcha.
En cuanto a las notas de crédito del sector, en este momento la estabilidad es mayoritaria. Solo dos entidades entre todas las españolas que cubre S&P tienen una perspectiva negativa para su rating: BBVA y Bankinter.
Sobre la nota del primero pesa negativamente la imputación del banco por la Audiencia Nacional por sus relaciones empresariales con el ex Comisario Villarejo. En el segundo, la desinversión de Línea Directa.