El ladrillo debe casi medio billón a bancos y cajas
España ha concedido siete veces más créditos a la construcción que Alemania o Francia
España no tiene activos tóxicos bancarios, pero lo más parecido son los créditos al promotor, sobretodo los concedidos estos últimos tres años. Las cuentas de bancos y cajas sufren la maldición del ladrillo, de tal forma que el sector inmobiliario acumula una deuda con la banca de 470.000 millones, según las estadísticas del Banco de España.
Por poner un ejemplo que permita situar esta cifra, en Alemania o Francia, países con casi el doble de población, los créditos a promotores suponen una séptima parte de lo que representan en España. Otro dato: desde 1992 los créditos a promotores se han multiplicado por 31 al pasar de 10.199 millones a 318.032 en 2009, según informaba hoy el diario La Vanguardia.
La crisis ha hecho que muchos promotores y también muchos particulares hayan dejado de pagar sus créditos. Esto afecta la morosidad de las entidades crediticias, que ha pasado de no llegar al 1% antes de la crisis a un 3,8% en enero de este año mientras que algunos analistas creen que la media a finales de 2009 podría situarse en el 6%.
Ante la falta de pago, las entidades no tienen o otro remedio que absorber activos inmobiliarios, “comerse pisos y terrenos”. En el año pasado este apartado supuso asumir 7.700 millones. Así, por ejemplo, la constructora Nozar, gracias a esta operación ha disminuido su deuda de 2.300 a 700 millones, buena parte gracias a la cesión de inmuebles a sus acreedores financieros.
Bancos y cajas intentan sacar de sus balances estos activos, para que no dañen sus cuentas de resultados. Estas son las operaciones puestas en marchas por un grupo de cajas con Ahorro Corporación y por otro grupo de entidades con la empresa Gerents Hill (Alianzia).
Todos los observadores coinciden en que en los últimos tres años se exacerbó el problema de la concesión de créditos al sector inmobiliario. En este sentido, se pasó de conceder muchos créditos a cliente final a hacerlo directamente al promotor. Ello implica ahora que sea más difícil cobrar porque el cliente final intenta cualquier solución antes que perder su vivienda, mientras que el promotor recurre a acuerdos como la cesión de los inmuebles a cambio de reducción de su deuda.
Hasta ahora, el paquete que quedar en manos de bancos y cajas, por las dos vías posibles: ejecuciones judiciales o acuerdos amistosos con promotores sumarían 31.000 millones, mientras que las casas embargadas por hipotecas no pagadas harían ascender esta cifra a 50.000 millones, según diversos expertos. La esperanza es que el agujero no crezca hasta la cifra total de la deuda del sector constructor.