El Gobierno llevará en mayo la Ley de Ciberseguridad del 5G al Congreso
La Secretaría de Estado de Telecomunicaciones avanza con su plan, aunque los operadores no creen que esté listo hasta junio
La Ley de Ciberseguridad del 5G es uno de los planes centrales del Gobierno de Pedro Sánchez para la próxima revolución tecnológica que llegará con esta nueva generación de redes. La iniciativa ha llevado al Ejecutivo a intensificar los contactos con los operadores para tratar de llegar a un acuerdo sobre la definición y el control a sus proveedores en la implantación del 5G, el elemento central de la futura norma.
Compañías como Huawei, Nokia o Ericsson deberán ser evaluadas y calificadas por parte de Telefónica, Orange y Vodafone con un perfil de riesgo, mayo o menor, lo que levanta recelos entre las compañías. Sea como fuere, el Gobierno quiere cumplir con los trámites y llevar la iniciativa al Congreso de los Diputados en mayo.
Así lo trasladan distintas fuentes del mercado consultadas por Economía Digital, que recuerdan que ahora mismo la norma sigue como anteproyecto de ley. El borrador fue presentado en diciembre y sometido a audiencia pública hasta el pasado de 15 de enero.
El Consejo de Ministros deberá aprobar el proyecto de ley antes de que llegue al Congreso
En estos momentos, las mismas voces recuerdan que la iniciativa se encuentra en pleno proceso de preparación como Proyecto de Ley para que, en primer lugar, sea aprobado por el Consejo de Ministros y, más tarde, se presente en el Congreso de los Diputados a los distintos grupos parlamentarios.
Para esa carrera hay una fecha de llegada: el mes de mayo. Es una condición que, sin embargo, las fuentes consultadas cercanas a las compañías de telefonía y el resto del sector recelan, porque consideran que las fases de negociación y consulta se pueden dilatar hasta obligar al Gobierno a llevar la norma en la Cámara baja en junio.
Por qué es tan importante la nueva Ley de Ciberseguridad del 5G
La llegada del 5G real supondrá una revolución digital con un impacto significativo en el día a día de las personas. Esta nueva tecnología no solo permitirá mayor velocidad de descarga y una reducción de la latencia sin precedentes, sino la posibilidad de que se conecten a la red muchos más dispositivos al mismo tiempo (coches autónomos y electrodomésticos inteligentes, por ejemplo).
Ese tercer punto mencionado es el que despierta mayor interés. Con muchos más dispositivos compartiendo información al mismo tiempo, la necesidad de proteger esos datos sensibles aumenta. Es por eso que esta ley tiene como elemento central someter a estrictos controles de seguridad a los operadores como Telefónica, Orange y Vodafone para que garanticen la fiabilidad técnica e independencia de sus proveedores.
Aquí el nombre de Huawei ha cobrado especial importancia en los últimos meses. El operador chino es un proveedor más de tecnología 5G, como lo son Ericsson o Nokia, pero su papel ha hecho saltar las alarmas por las acusaciones — nunca probadas — sobre el supuesto uso de la tecnología como puerta trasera para el espionaje.
En este sentido, el propio borrador no menciona a ninguna compañía en concreto ni tampoco veta a ninguna operadora como han hecho otros países —Suecia o Reino Unido han prohibido a Huawei directamente participar en el despliegue del 5G—, pero sí hace alusión a la necesidad de establecer un protocolo para impedir «injerencias de terceros» y controlar a «suministradores de alto riesgo».
¿Qué ha significado esto? Un choque entre operadores y Gobierno por la indefinición sobre el papel de Huawei. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a diferencia de otros presidentes de países europeos, se ha mojado sobre la compañía china, pero lo que ha provocado con esta ley es que las compañías sean quienes tengan que resolver esta patata caliente, es decir, utilizar su tecnología con el riesgo de que termine quedando invalidada.
La situación ha generado malestar entre la división del Ministerio de Economía del Gobierno, liderada por Nadia Calviño, y operadoras como Telefónica. La primera teleco española, al igual que muchas otras, ha ido reduciendo su dependencia de Huawei para el 5G. No utiliza su tecnología en el core del 5G (el cerebro), pero sí en otros elementos necesarios como son las antenas.
Y es que el 5G, además de una gran inversión en el pago del espectro en cada subasta, va a desencadenar el incremento de la infraestructura para sostener esta tecnología. La carrera por esta nueva revolución tecnológica apenas ha empezado a dar sus primeros pasos.