El FMI contradice a Sánchez: rechaza el tope de precios y las ayudas generalizadas
La institución ha alertado que medidas como el tope de precios "son costosas" y además "desplazan el gasto productivo"
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado las guías de política fiscal ante la inflación, que ha comportado el encarecimiento de la energía y de los alimentos. Entre las sugerencias de la institución, se encuentra evitar topar precios, no conceder ayudas o reducir impuestos de forma generalizada. Unas medidas que distan de las que se han adoptado en España.
Según el nivel de desarrollo y la cobertura del sistema de protección social de cada país, el FMI ha agrupado sus recomendaciones en tres grupos. En concreto, España se ubica entre los países que cuentan con una red de protección social fuerte, un conjunto de países a los que la institución ha lanzado cinco recomendaciones.
En contra de imponer topes a los precios
«Los países deben permitir que el aumento de los precios internacionales de los combustibles se transmita íntegramente a los usuarios nacionales», ha subrayado la institución, puesto que de esta manera se induce la demanda.
Sin embargo, en el caso de bienes básicos como los alimentos, la prioridad debe ser garantizar el «acceso asequible», puesto que su adquisición comporta «una fracción mayor de los ingresos de los pobres y puede ser menos elástico a los precios».
Por tanto, la institución no aconseja aprobar topes de precios, como el límite al precio del gas que quiere poner en marcha el Gobierno. «Las medidas destinadas a evitar que los precios internos se ajusten son costosas, desplazan el gasto productivo y reducen los incentivos a los productores», han indicado.
Conceder ayudas directas a los colectivos vulnerables
El FMI también ha abogado por la concesión, de forma temporal, de ayudas directas a las personas más vulnerables. Para ello, ha subrayado que en primer lugar los países deben «identificar a los hogares que cumplen los requisitos para orientar mejor la ayuda y prestarla de forma eficiente».
Con el objetivo de evitar una distorsión en el comportamiento del consumidor, y consecuentemente, de los precios, el organismo ha sugerido que el subsidio no sea proporcional al nivel de consumo de las personas que percibirán la ayuda. Por otro lado, también ha recomendado la concesión por parte de los Estados de «créditos fiscales reembolsables» a los colectivos más vulnerables.
Evitar ayudas generalizadas
Otra recomendación de la institución ha sido evitar otorgar ayudas dirigidas a toda la población en general. Así pues, la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible puesta en marcha por el Gobierno de Pedro Sánchez iría en contra de esta sugerencia.
«Cruzando la información sobre los ingresos de los hogares con la información de sus facturas, los gobiernos pueden ofrecer descuentos a tanto alzado a quienes se encuentren por debajo de un determinado umbral de ingresos«, ha indicado.
Y ha añadido: «Estas prestaciones fijas son preferibles que los beneficios proporcionales a las facturas, ya que son más progresivas y menos distorsionantes«.
Contrario a la reducción de impuestos
El FMI tampoco está a favor de impulsar reducciones de impuestos de forma generalizada, como sí se ha hecho en España. Por ejemplo, la congelación del impuesto a la cogeneración en el 7% o la reducción hasta el porcentaje mínimo permitido por la Unión Europea, el 0,5%, en el Impuesto Especial sobre la Electricidad.
«En general, no es aconsejable reducir los impuestos sobre la energía y los alimentos«, destaca el organismo. Dado que «el aumento de los precios y la elasticidad de la demanda relativamente menor» conllevará un ascenso en los ingresos fiscales de los Estados «cuando suban los precios de la energía y los alimentos«, estos ingresos se podrán destinar a ayudas para los más vulnerables.
‘Windfall profits’
Por último, el FMI también se ha mostrado contrario a aplicar impuestos sobre los beneficios caídos del cielo o ‘windfall profits’. El incremento de los precios de la energía y de los beneficios de algunas empresas energéticas ha provocado «nuevos llamamientos de impuestos sobre los beneficios caídos del cielo», según la institución.
En este contexto, ha alertado que este tipo de tributos podría «desalentar las inversiones y ser contraproducentes«. Por ello, reclaman a los Estados una gestión eficiente de los recursos, y a la vez, reforzar la cooperación internacional para garantizar la energía y los alimentos a escala internacional.