El FMI mejora sus previsiones: eleva tres décimas el PIB español para 2022
El organismo ha mantenido su proyección económica para el próximo año al 1,2%
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mejorado sus previsiones económicas para España en 2022. En concreto, ha elevado el PIB español al 4,6%, tres décimas más de lo pronosticado anteriormente, según sus estimaciones.
En cambio, el organismo ha mantenido su proyección económica para el próximo año en el 1,2%, un año en el que se espera que la inflación vaya «moderándose gradualmente» por la normalización de los precios mundiales de los combustibles.
Crecimiento débil
En los próximos trimestres habrá un crecimiento «relativamente débil» por el deterioro de la confianza de los consumidores pero en 2023 repuntará y para 2024 la producción ya habrá alcanzado niveles previos a la pandemia.
El dato para 2022 es incluso superior a las previsiones del Gobierno español (4,4 %) y se extrae del análisis de una misión ordinaria que el FMI realizó al país. También es más alto que las propias previsiones que el organismo ofreció en octubre, en sus últimas reuniones anuales.
Apoyo público y el turismo
«Las medidas sin precedentes de apoyo público adoptadas en 2020–22 han ayudado a proteger a las empresas y los hogares», señala el fondo en un informe, en el que destaca la recuperación del mercado laboral con niveles previos a la pandemia, y el sólido desempeño del turismo.
Estas perspectivas económicas, sin embargo, «están sujetas a gran incertidumbre» por la evolución de la guerra de Ucrania aunque «los riesgos en su mayoría se inclinan a la baja» por la escasa dependencia de España del gas ruso y su infraestructura bien desarrollada de gas natural licuado.
Políticas sociales
En su informe, la institución dirigida por Kristalina Georgieva destaca el «oportuno despliegue del apoyo público» con políticas como los bonos sociales o el aumento del ingreso mínimo vital, que ha amortiguado el impacto de la fuerte subida de los precios de la energía, aunque «un mayor grado de focalización de las medidas sería deseable».
En esta línea, el FMI añade que «la mayor parte del apoyo fiscal se ha destinado a medidas no focalizadas y que distorsionan las señales de los precios», como son las reducciones del impuesto sobre la electricidad y la bonificación de los carburantes, que han sido costosas desde el punto de vista fiscal y han beneficiado a los hogares de mayores ingresos.
«Las políticas de apoyo han de adaptarse a fin de proporcionar incentivos adecuados para reducir la demanda e incrementar la oferta, conteniendo a la vez los costes fiscales» y, por ello, es preferible el uso de transferencias directas, en lugar de la aplicación de medidas de reducción de precios.
Por ello, considera que para el próximo año es necesario «emprender una consolidación fiscal discrecional en 2023 ayudará a impulsar la confianza de los inversores y a contener las presiones inflacionarias».
Apoya el impuesto a las energéticas y a la banca
En temas fiscales, el FMI califica como apropiadas las medidas como la subida de los impuestos a las energéticas y a la banca, así como a las empresas y los hogares de altos ingresos que se han visto menos afectados por la crisis energética para financiar el apoyo a los más vulnerables. Aunque, agrega, será importante vigilar la incidencia de los gravámenes sobre la disponibilidad de crédito, los costes del crédito y la resiliencia de los bancos, así como sobre los incentivos a la inversión de las empresas energéticas.
Estas medidas, señala, «deben ser temporales y no se deben considerar como un reemplazo de la necesaria reforma tributaria a medio plazo» que podría «ayudar a forjar el necesario consenso social y a apuntalar la confianza de los inversores».
Aunque por el momento el sector financiero ha capeado bien la pandemia y las repercusiones de la guerra en Ucrania, el empeoramiento de las perspectivas macroeconómicas y el endurecimiento de las condiciones financieras probablemente erosionará la capacidad de pago de los prestatarios en el futuro, apunta el FMI.
Estos están muy expuestos al aumento de los tipos de interés, dada la elevada proporción de hipotecas a tipo variable (aproximadamente un 75% de todas las hipotecas). Los mayores tipos de interés también incrementarán la carga financiera de las empresas, y el impacto será más severo para las pequeñas y medianas empresas (pymes).