El Estado también tiene ‘beneficios caídos del cielo’: el IRPF se dispara un 30% por la inflación
El año pasado, Hacienda recaudó 4.110 millones de más por no deflactar el impuesto sobre la renta y acumula 14.300 millones 'extra' desde 2008
En un contexto inflacionista, casi todo sube, también la recaudación del IRPF y su impacto sobre el contribuyente. Y mientras el Gobierno no se decide a deflactar el impuesto sobre la renta, también se incrementan sus beneficios caídos del cielo, pues los recauda gracias a la subida del IPC y a costa de los ciudadanos, justo lo que Pedro Sánchez atribuye, por ejemplo, a las eléctricas.
Con una estructura del IRPF que no se actualiza desde que entró en vigor, desde 2008 España ha recaudado 14.310 millones de euros de más en concepto de este tributo por no adecuarlo a las subidas de precios y a la variación de la capacidad económica real de los ciudadanos. De media, cada contribuyente español acarrea un sobrecoste de 698 euros, según un estudio del Institut Ostrom.
En el último año, el IPC no ha hecho más que subir, lo que también se ha trasladado a la declaración de la renta. De hecho, el 30% de estos 14.310 millones proviene de los pagos de este año. Si este índice se situaba en el 8,7% en mayo y en el 10,2% en junio, cuando se hace el cobro, la factura fiscal de la declaración del curso 2021-2022 se disparó hasta los 4.110 millones. Per cápita, implica un sobreimpuesto de 199 euros.
Según el think thank, este “impuesto silencioso” graba la renda nominal, no la capacidad real de los contribuyentes, lo que podría implicar una mayor presión fiscal, aunque el contribuyente tenga ingresos menores en términos reales. “En no deflactar el IRPF, estamos desvirtuando la naturaleza del impuesto que gravar la capacidad real de los contribuyentes”, valora Santiago Calvo, doctor en economía por la Universidad Santiago de Compostela y autor del informe.
El IRPF es un impuesto progresivo, es decir, se paga más cuanto más se ingresa. Por ejemplo, y según la estructura estatal sobre la cual las autonomías pueden hacer modificaciones; las personas que ganan entre 12.450 euros y 20.200, tienen un tipo impositivo del 12%, mientras que los contribuyentes de rentas de entre 60.000 y 300.000 pagan un 33,5%.
Calvo considera que el sobrecoste por la inflación aparece cuando la subida de los sueldos implica sobrepasar una de estos escalones. “Se puede estar subiendo en esa escalera, pero no aumenta la capacidad económica en el mismo nivel”, argumenta. Lo mismo puede pasar con los límites para beneficiarse de desgravaciones y excepciones.
Madrid y Cataluña son los que mas pagan
Dado que son las dos comunidades con las rentas más altas, Madrid y Cataluña son los dos territorios con un sobrecargo más alto. Los ciudadanos de ambas comunidades han pagado 2.900 millones de más desde que entró en vigor la estructura actual del impuesto.
Siguiendo la tendencia estatal, un alto porcentaje de este sobreimpuesto se pagó en el último año por el contexto inflacionario, unos 800 millones en ambos casos. Per cápita, la no indexación del IRPF implica que cada catalán ha pagado 790 de más, mientras que los madrileños superan los 850 en el acumulado desde el 2008.
Como solución, Calvo y Ostrom piden una política fiscal activa por parte de los gobiernos autonómicos, que pueden actuar sobre el 50% de la cuota del IRPF. La solución, dicen, pasaría por deflactar los diferentes tramos sobre los cuales se rige el tributo, además de las reducciones, los mínimos personales y familiares, los mínimos exentos y los beneficios fiscales.
“Por cercanía y para adaptarse a cómo evoluciona tanto el IPC como los salarios, cada comunidad autónoma debería actuar”, aclara. Por ahora, la Comunidad de Madrid ya ha anunciado que deflactará el tramo autonómico del tributo, una medida que debería entrar en vigor en enero de 2023.