El drama de los medios
El empresario se encuentra con un grupo de periodistas. Se les acerca y para enfatizar aún más lo que quiere decirles, lo que le gustaría que transmitieran a la sociedad, les clava su mirada y les suelta: “Las ventas están cayendo de media un 30%, si siguen así las cosas no habrá quien aguante”.
Los plumillas toman nota, ya tienen el titular, después se miran entre ellos, entre escépticos y consternados. ¿Un 30% menos en ventas? ¡Peanuts! La publicidad, fuente principalísima de ingresos para cualquier medio, cayó, por poner un ejemplo, un 45% en el primer trimestre del año en el diario Expansión, el líder indiscutible de la prensa económica, 15 puntos más de lo que le caían las ventas al apesadumbrado empresario de un sector industrial que no concretaremos.
Pero no fue sólo Expansión. El grupo Unidad Editorial, según la información remitida a la autoridad bursátil italiana por su grupo matriz, RCS Mediagroup, tuvo otras muchas fuentes de problemas: en El Mundo la publicidad cayó un 39% y en Marca, el número 1 de la prensa deportiva, un 36%. En conjunto, sumando todas las publicaciones, el grupo periodístico que comanda en España Pedro J. Ramírez vio como sus ingresos por esta partida, la más importante, descendía un 34% respecto al mismo período del 2008.
¿Quieren más casos? El País, diario más leído en España con diferencia, tuvo una caída en su facturación publicitaria en el primer trimestre de este año del 36,5% sobre lo que hizo en los tres primeros meses del año pasado. El grupo Vocento (ABC, el Correo, Las Provincias, Ideal, La Verdad, Hoy…) dejó de ingresar de media un 30%. En Antena 3 las cosas fueron algo mejor, sólo facturó un 24% menos. No sucedió así con su competidor, Tele 5, que tuvo que hacer frente a un descenso de sus ventas de anuncios del 38%.
No hay cuenta de resultados que aguante esa merma de ingresos. La primera respuesta ya la conocen, recortes brutales de gastos que han ido desde la entrega masiva de visas, de teléfonos móviles, punto y final a la cuenta de restaurantes, viajes los justos y en la clase más barata… hasta los inevitables EREs. Reducciones de plantilla que han afectado a todos los medios de una u otra forma. El único de los grandes que aún no ha presentado un ERE ha sido El País, aunque sus empleados negocian bajo esta amenaza tijeretazos en sus salarios, cuando no un preaviso de cierre como se comenta que está ocurriendo en el diario económico Cinco Días.
La siguiente, y ahora la más urgente, lograr un plan de ayudas del Gobierno. Estuvo a punto de salir en el Consejo de Ministros del pasado viernes, pero algunos editores –El Mundo, La Vanguardia y ABA- anticiparon por escrito su malestar con lo que entendían que iban a constituir las líneas maestras del decreto de ayudas del Gobierno y la vicepresidente María Teresa Fernández de la Vega lo paralizó irritada con lo que consideró una ingratitud en toda regla.
Pero no hay otra salida que volver al redil: comerse el orgullo, guardar en el armario para tiempos mejores aquellas ideas liberales tan pomposas que tenían en el frontispicio de sus proclamas editoriales y sentarse de nuevo a negociar o a lo que sea para ver de conseguir algunas migajas con las que paliar en alguna medida el hambre de negocio que arrastran los medios. Lo urgente ahora es comer, lo del cambio de paradigma en el modelo de negocio de la información y otras cuestiones teóricas quedan para más adelante, para cuando se pueda.