El crédito se encarece para las familias y todas las empresas
El precio de los préstamos borra en julio el efecto de las facilidades aprobadas en el estado de alarma
El crédito ha tardado más que las empresas en entrar en una nueva normalidad, pero ya lo ha hecho. Tanto los préstamos al consumo, como para pequeñas y medianas empresas borraron en julio, tras varios meses de escalada, el efecto positivo de las medidas de impulso a la liquidez puestas en marcha durante el estado de alarma. Asimismo, las hipotecas ya se acercan a los precios de marzo, al escalar hasta el 1,924% en julio.
En el caso del crédito al consumo para particulares, el encarecimiento supone retornar a precios de febrero, ya que los nuevos préstamos se firmaron en julio al 8,013%; un regreso al pasado al que tampoco escapan las empresas.
De acuerdo con los datos del Banco de España, en el caso de los autónomos, las pymes y las medianas empresas, la concesión de crédito se firmó en julio a un tipo de interés del 3,019% y del 1,811%, respectivamente; máximos desde enero de este año.
Pero, en el caso de las grandes empresas -que teóricamente sería las que habitualmente firmarían créditos de más importe, por encima del millón de euros-, el cambio es relativamente más significativo. En julio se firmaron los préstamos más caros en intereses desde noviembre de 2018.
La crisis el coronavirus impulsa el precio del crédito
Aunque todavía existen avales públicos del ICO para solucionar problemas de liquidez, la banca cada vez se enfrenta a un escenario más complicado para continuar inyectando crédito a la economía, ante un contexto económico cada vez más deteriorado.
Con su importantísimo volumen de moratorias aprobadas (más de 40.000 millones) y la exposición de la cartera a los créditos ICO, el sector tiene por delante unas perspectivas donde la morosidad va a ser ascendente sin poder precisar hasta dónde, lo que afecta al precio del crédito. El Banco de España en un informe reciente advertía que la banca anticipaba que las condiciones crediticias serían menos atractivas de aquí a unos meses.
En paralelo, el organismo que gobierna Pablo Hernández de Cos ya ha apuntado que es previsible que las empresas necesiten todavía necesiten más recursos para mantenerse a flote lo que queda de año, incrementando la presión sobre el precio de la financiación.
La banca doméstica, además, está totalmente ligada al futuro económico de España, que se ha quedado algo rezagada de la recuperación de la economía de la zona euro durante el tercer trimestre, por la mala temporada turística. El peso en el PIB del sector será, asimismo, determinante para la recuperación del año próximo y todavía no se sabe hasta dónde escalará.
En este contexto, impulsar ahora la fusión de Bankia y Caixabank, antes de que se comience a verse los efectos reales de la crisis en los balances, no parece casual. Plantear una fusión en un escenario de morosidad muy alta podría ser más complicado.
Las propias entidades han reconocido que hasta finales de este año no comenzarán a verse los primeros efectos, aunque será 2021 cuando aflorará el verdadero impacto. Y será peor en la medida en que la salida de la crisis sea menos fuerte.
Por el momento, y con el fuerte peso que el turismo tiene en nuestro PIB, los economistas ligan las perspectivas para 2021 a que se encuentre una vacuna efectiva.