El Banco de España y el BCE alertan que la nueva variante Covid pone en duda las previsiones de crecimiento
"Incertidumbre" fue la palabra más repetida por Luis de Guindos y Pablo Hernández de Cos cuando se les preguntó por las perspectivas económicas de los próximos meses
«Tiempo habrá para conocer el futuro cuando llegue». Con esta frase despejó Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo, las preguntas por el estado de la economía española en 2023. Incertidumbe fue la palabra más repetida en cada previsión económica de cara al futuro. Nadie sabe qué pasará. Y menos con el estallido de la nueva variante de coronavirus en Sudáfrica, que este viernes provocó la mayor caída del Ibex en los últimos 17 meses.
Tanto De Guindos como el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, admitieron durante el XXVI Encuentro de Economía de S’Agaró la dificultad de realizar proyecciones económicos en el contexto actual. «Todas las previsiones se han hecho pensando en que la crisis sanitaria está finalizando», admitió el regulador español. Y noticias como el surgimiento de la mutación Omicrom ponen en duda que la Covid-19 sea ya cosa del pasado.
Apenas horas después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtiera de la virulencia de la variante, las bolsas mundiales se desplomaron. El Ibex cayó el 4,96% y los grandes índices europeos se anotaron descensos superiores al 4%. De Guindos trató de poner calma: «En los mercados hay mucha volatilidad y nerviosismo, pero debemos ser pacientes».
Sin embargo, el exministro de Economía español advirtió que existen numerosos condicionantes para la evolución de la economía que son impredecibles. Para empezar, la inflación, que ya dura más de lo que creían las principales instituciones. Siguente: los cuellos de botella logísticos, que tampoco tienen una fecha de caducidad y también se extenderán más de lo estimado aunque el Baltic Dry Index ya habla de caídas de precios superiores al 50% en el envío de los fletes.
Por ello la economía española se desaceleró en el cuarto trimestre a pesar de los altos índices de vacunación de la población. El miedo a la estanflación ya circula por algunos círculos, aunque De Guindos aseguró que la inflación «es transitoria, los cuellos de botella se arreglarán, la electricidad se abaratará y la inflación se estabilizará en el 2%» tras alcanzar el 5,4% en octubre. Un mensaje de optimismo que la nueva variante amenaza.
El Banco de España ya retrasó para 2023 la recuperación económica; Calviño dice que antes de acabar 2021 volveremos al PIB diario previo a la pandemia
«Lo normal es que se deshagan los cuellos de botella y que, junto con la bajada de la energía, caiga la inflación, pero existe mucha incertidumbre sobre el cuándo», abundó Hernández de Cos. «Tiempo habrá para conocer el futuro cuando llegue», sentenció De Guindos cuando se le pidió por cómo estaremos de aquí dos años.
Este mismo mes de noviembre, el Banco de España ya retrasó hasta 2023 la recuperación económica del país precisamente por los mismos motivos. Contrasta con el pronóstico de la vicepresidenta Nadia Calviño, quien sostiene que antes de terminar 2021 España recuperará el nivel de PIB diario y de empleo previos a la pandemia.
Cabe recordar que la economía española todavía vive dopada por el agresivo programa de estímulos impulsado por la Comisión Europea para hacer frente a la pandemia. ¿Hasta cuándo? La presidenta de Bance Central Europeo, Christine Lagarde, dijo hace dos meses que en marzo podía producirse el final de las compras de emergencia. Ya no está tan claro. Y menos con la nueva variante del virus.
«Lagarde matizó que el programa podía terminar en marzo con la información que existía hasta el momento, no olvidemos el condicional previo», advirtió el gobernador del Banco de España. «Un creador de políticas públicas no puede obviar una información como la nueva variante», añadió.
Hasta que el Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP, por sus siglas en inglés) y los créditos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) no acaben, será complicado medir el estado exacto del tejido productivo español. Si están peor de lo previsto, el crecimiento otra vez volverá a bajar. «Todas las previsiones se hicieron pensando en que el daño sobre el tejido es reducido, pero hasta que no se eliminen los apoyos financieros no lo sabremos», advirtió Hernández de Cos.
En un periodo de marcada incertidumbre, los reguladores se marcaron como objetivo prioritario poner las pocas certidumbres que pudieran existir. Por ello abogan por mantener los estímulos y dar certidumbre a la política monetaria. La esperada subida de tipos, para cuando se estabilice la inflación alrededor del deseado 2%.
«España ha identificado bien los problemas»
La economía española siempre fue rezagada respecto a los grandes mercados europeos en gran parte por su vinculación al turismo, pero los fondos Next Generation EU deben servir para transformar el sistema en el país. Y al contrario que los empresarios, que piden celeridad, Hernández de Cos puso pausa: «Hay que ir lentos, pero seguros; hacer una buena selección de los proyectos antes de llevarnos a un despilfarro».
A su juicio, España ha identificado correctamente sus problemas: una baja productividad, poca capacidad de innovación, un entorno empresarial al que le cuesta promocionar el emprendimiento y una excesiva temporalidad mezclada con un paro más elevado y de mayor duración que los vecinos. «Los problemas los sabemos, ahora hay que detallar las reformas, que todavía no las conocemos», advirtió.
De Guindos trató de mandar un mensaje positivo al auditorio. «La economía española siempre sorprende; si se mantiene la solvencia del sector bancario y la competitividad, soy optimista».