El alza de la luz daña ya la competitividad de las empresas españolas
Los expertos y economistas advierten de que el incremento del precio de la electricidad hasta niveles máximos está repercutiendo ya en la competitividad de las empresas, afectada también por la crisis de las materias primas
La subida incesante del precio de la electricidad hasta máximos históricos y su consecuente repercusión en la inflación está repercutiendo en la economía de millones de hogares españoles y está afectando ya a la competitividad del tejido productivo español, cuando apenas inicia su reactivación tras la crisis de la Covid.
Así lo constatan los economistas y expertos consultados por Economía Digital, que avisan de que el incremento en el coste de la electricidad unido a los mayores precios de materias primas y los problemas de abastecimiento y dificultades logísticas están dañando ya la competitividad de las empresas españolas.
Las compañías acusan el impacto de una subida imparable del precio de la electricidad, que no ha dejado de registrar récord tras récord en las últimas semanas, hasta el máximo de 288,53 euros por megavatio hora del pasado jueves, con el riesgo a una tendencia que sigue al alza.
La industria es el sector que más se está viendo afectado en el corto plazo y se está empezando a notar la recpercusión en la competitividad de todo el sector, ante el encarecimiento del cemento y distintas materias primas que unido al alza de la electricidad por la repercusión del aumento del precio del gasto del CO2. Sectores como la hostelería, panaderías, lavanderías o talleres mecánicos sufren el impacto de la subida de la electricidad.
Impacta sobre todo en las pymes
«Está afectando de una forma definitiva a todo el tejido productivo y los más vulnerables son las pequeñas y medianas empresas», confirma a este medio el presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas (CGE), Antonio Pedraza, quien explica que el impacto del alto coste de la electricidad en las ventas de grandes empresas es «muy escaso» pero en el resto «se agiganta».
El precio de la electricidad es el segundo mayor coste para las pequeñas y medianas empresas después de los costes de personal, en un contexto en el que el 97% del tejido empresarial español está formado por pymes, una de las «auténticas debilidades» de la economía española, apunta Pedraza.
El presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Empresarios y Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, denuncia que el coste de la electricidad ha subido de media un 55% con respecto al año pasado y en sectores como la hostelería, las panaderías, lavanderías o talleres mecánicos se está casi duplicando.
De hecho, según una encuesta realizada por ATA recientemente, para uno de cada cuatro autónomos su principal problema hoy en día son los precios energéticos, ante su incesante repunte y su repercusión en la facturación y los beneficios de sus negocios.
Según un informe del Banco de España publicado a principios de año, la electricidad es el primer gasto energético de las compañías españolas y las micropymes (hasta 9 trabajadores) son las que dedica un mayor porcentaje de sus compras de bienes y servicios a la adquisición de electricidad.
El impacto será » transitorio»
La economista senior de Funcas, María Jesús Fernández, se muestra cauta sobre la incidencia del alto precio de la electricidad en la competitividad empresarial española a falta de conocer los datos de septiembre y octubre, pero confirma que conlleva un importante aumento de los costes y ello sin duda “tendrá algún efecto”.
El impacto será mayor en el tejido productivo español en la medida en que dicha repercusión se traslade, como está sucediendo ya, en mayor medida en España que en otros países debido a que el alza del precio de la electricidad en la evolución de los precios de la tarifa de los consumidores es inmediato por la configuración de los propios recibos.
En otros países de fuera de la UE no se está notando la repercusión de los precios de la electricidad ni tampoco el problema de los derechos de emisión de CO2 (lo que pagan las compañías por contaminar).
En cualquier caso, cree que el impacto será “transitorio” y se acabará reflejando a medio plazo también en Europa, aunque no será una pérdida de competitividad “estructural”, sino que dependerá del peso que se dé dentro del mix energético de cada país a las fuentes de energía, cuya materia prima está subiendo y tienen que pagar esos derechos de CO2”.
La crisis de las materias primas
Pedraza (CGE) también apunta a la crisis de las materias primas, los cuellos de botella y los problemas de abastecimiento como uno de los principales factores que están dañando la competitividad empresarial española, ya que la mayoría de fábricas reciben chips y componentes de fuera.
Las exportaciones están subiendo a un ritmo del 25% en lo que va de año, si bien las importaciones, aunque no suben en el mismo porcentaje, sí lo están haciendo en precio, lo que puede acabar afectando al crecimiento económico, avisa.
Y es que la paralización de las líneas de producción de vehículos por la falta de materias primas es el primer síntoma de una crisis que puede llegar a paralizar la recuperación de la economía española. El Banco de España ya ha alertado de que la crisis de materias primas puede afectar a la inflación, que ya de por sí se ha disparado hasta el 4% en septiembre, con una previsión, eso sí, de un repunte transitorio por el BCE.
Fernández (Funcas) augura que la demanda seguirá siendo “muy intensa” por las inversiones en transición energética y las inversiones “muy potentes” contempladas por los fondos europeos del Plan de Recuperación (27.633 millones en 2022), por lo que augura dificultades para aumentar la oferta a corto plazo ante lo cuellos de botellas y el encarecimiento de las materias primas.
Dificultades en la descarbonización y riesgo de «desindustrialización»
El economista José Carlos Díez apunta a Economía Digital que el “shock’ del petróleo afecta principalmente a las empresas en los márgenes sobre unos precios de venta establecidos, ya que les sube mucho los costes de producción y eso al bajar el mar disminuye la inversión y afecta negativamente a la productividad.
“Es una crisis principalmente empresarial”, indica Díez, quien descarta por ahora una pérdida de competitividad al ser un shock “exógeno, generalizado y sistémico” para todos los países competidores, aunque sí hay diferencias respecto a Estados Unidos, por sus precios más baratos por su apuesta por el shale oil y shail gas.
La afectación se localiza principalmente en Asia y Europa y beneficia a los países productores de gas y petróleo. En Europa Rusia es el gran productor, mientras que en el norte de África lo es Argelia y en Oriente Medio Catar.
El director general de Unesid, Andrés Barceló, alertó esta semana en una mesa de debate organizada en la Universidad de Alcalá de Henares de que de alargarse la situación actual no podrán cumplirse los plazos previstos ni en el Pacto Verde Europeo ni en el Plan Integrado de Energía y Clima (PNIEC). «Si la industria paga la subida de los costes de la energía no puede abordar la descarbonización”, sostuvo.
A ello se añade la paralización que podría producirse en la electrificación de la llamada España vaciada porque “los precios actuales son inasumibles” y ello acabar dañando la competitividad y provocar incluso una «desindustrialización».