El abaratamiento de la energía reduce la inflación en la OCDE hasta el 10,3%
La contención en el alza de los precios de la energía recorta cuatro décimas la tasa correspondiente a noviembre, según los datos difundidos por la OCDE
Un surtidor de una gasolinera.EFE/Cabalar
La ralentización del encarecimiento de la energía ha favorecido una caída de la tasa de inflación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) hasta el 10,3% interanual en el mes de noviembre. La cifra refleja un recorte de cuatro décimas, en comparación con el resultado registrado en octubre, tal y como ponen de manifiesto las cifras difundidas por el ‘think tank’ de las economías avanzadas.
Y es que, según ha subrayado la OCDE, la inflación bajó en 25 del conjunto de 38 países que conforman la organización. Sin embargo, la subida de precios alcanzó los dos dígitos en 34 de los Estados miembros. En este sentido, destacan los resultados registrados en Estonia, Hungría, Letonia, Lituania y Turquía. Pues, las tasas de estos países se dispararon por encima del 20%.
A pesar de que el alza de los precios energéticos se ha contenido, ha continuando aumentando. En concreto, se ha incrementado un 4,2%, hasta alcanzar el 23,9%. Por su parte, los precios de los alimentos se han mantenido sin experimentar modificaciones, conservando de esta manera el dato registrado en octubre, del 16,1%.
En relación con la inflación subyacente, la cifra resultante de las variaciones de precios de alimentos y energía por su mayor volatilidad, se contrajo hasta el 7,5%. De esta manera, el resultado del mes de noviembre refleja la reducción de una décima.
El dato interanual de inflación del G7 en el undécimo mes del año se redujo en cuatro décimas, hasta el 7,4%, mientras que en la zona euro se redujo en medio punto porcentual, hasta alcanzar el 10,1%. En el conjunto del G20, el alza de precios se situó en el 9% en noviembre, cinco décimas menos.
Pide tener en cuenta la inflación para subir los salarios
La OCDE hizo hincapié en un informe publicado recientemente en la importancia de tener en cuenta el resultado de inflación para aumentar el salario mínimo en cada país. Pues, a su juicio, la inflación está «alcanzando niveles no vistos en las últimas cuatro décadas» en la mayoría de países de la OCDE y, consecuentemente, está teniendo un impacto «desproporcionado» en los hogares de más bajos ingresos y vulnerables.
En este contexto, apuntó hacia los salarios mínimos como «una herramienta» para «proteger el nivel de vida de los trabajadores con salarios bajos, al tiempo que se mantienen las finanzas públicas y la inflación bajo control». Y es que, según manifestó, existe un «creciente consenso» entre legisladores y académicos de que, en los niveles actuales de la mayoría de países de la OCDE, los incrementos en los salarios mínimos, incluso aunque sean considerables, tienen efectos positivos en las rentas bajas y efectos nulos o limitadamente negativos en el empleo.
