El 1-O ahuyentó 30.000 millones de cuentas bancarias catalanas
Los clientes de banca enviaron fuera de Cataluña el 16,4% de los depósitos confiados en la comunidad autónoma; Madrid captó 13.701 millones
El pánico económico ante el desafío independentista ya tiene una nueva cifra, prácticamente definitiva: casi 30.000 millones de euros en depósitos salieron de las cuentas bancarias domiciliadas en Cataluña durante 2017, el año del referéndum ilegal del 1-O y el traslado de sedes de entidades como Caixabank y Banc Sabadell.
Los datos de las patronales AEB y CECA revelan que los clientes retiraron 29.429 millones a lo largo del año. Hasta 13.746 millones emigraron de las antiguas cajas y 15.683 millones se fueron desde la banca.
No obstante, la fuga de depósitos no implica necesariamente que el dinero se marchara de las entidades, pues muchas retuvieron a los usuarios con la apertura de cuentas espejo, asignadas a otras oficinas del mismo banco pero en otras autonomías españolas.
Las regiones más beneficiadas de la fuga de depósitos fueron Madrid, Zaragoza y Baleares
Precisamente Madrid y las regiones cercanas a Cataluña fueron las que más crecieron durante el año pasado. La capital ganó 13.701 millones, el 4,13% más que en el mismo periodo del año anterior.
Asimismo, entre Baleares, Castellón, Huesca, Navarra, Valencia y Zaragoza el ascenso fue del 6,74%, la mayoría gracias a los 2.554 millones obtenidos por Zaragoza y los 1.748 millones del archipiélago balear.
Además de los clientes particulares, la mudanza de la sede social de miles de empresas a fuera de Cataluña también pudo contribuir al descenso. Las fuentes consultadas por la agencia de noticias EFE y recogidas por Economía Digital atribuyen el descalabro al «nerviosismo» generado a partir del tercer trimestre con la celebración del referéndum ilegal, que provocó la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Caixabank y Sabadell hablan de normalidad
Casi un año después, las principales entidades de la región aseguran haber recuperado la normalidad. El consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Gortázar, restó importancia a la fuga de depósitos, que cifró en 700 millones: «Fue absolutamente inmaterial en comparación con el crecimiento experimentado a lo largo del año».
En la misma línea se pronunció Josep Oliu, presidente de Banc Sabadell, que descartó cualquier tipo de boicot y defendió haber vuelto ya a la «normalidad».