Los economistas avisan de que la crisis de desabastecimiento durará hasta 2023
El Consejo General de Economistas rebaja al 5% el crecimiento de este año y avisa de que puede ser "inexistente" en términos reales al corregirse por la alta inflación
Los economistas estiman que persistirá la problemática del aprovisionamiento de suministros y bloqueo de los contenedores y que incluso podría alargarse su solución hasta principios del 2023, si bien creen que pesará más la contención de los precios de la energía y las materias primas en el primer semestre de 2022 y la inflación empezará a normalizarse en el próximo ejercicio.
Los precios de la energía y las materias primas cederían en la primera mitad del año 2022 por cierta ralentización en el crecimiento que se puede producir por las «circunstancias adversas» que se dan en la actualidad y sobre todo por la normalización de la demanda, que se vio exacerbada tras los éxitos de la vacuna, según el último observatorio del Consejo General de Economistas (CGE).
Lo cierto es que la crisis energética desatada por el encarecimiento de la electricidad y la crisis de materias primas por los cuellos de botella de suministros a escala internacional está afectando al bolsillo de los españoles al conllevar una pérdida de poder adquisitivo de 8.600 millones de euros, según cálculos de Funcas.
La inflación puede dejar sin efectos el crecimiento
«El crecimiento PIB en términos reales puede ser inexistente al ser corregido por la alta tasa de inflación», alertan los economistas, después de que la inflación en octubre se situase en el 5,5%, lo que representa un incremento de 1,5 puntos con respecto a los datos de septiembre y el nivel más alto de la serie desde el año 1992.
En este sentido, subrayan que la tendencia alcista de la inflación es «preocupante» y apuntan que el ensanchamiento del diferencial con Europa, ahora de 2,1 puntos, unido a la menor productividad española, empeora la competitividad y puede perjudicar a las exportaciones.
El CGE ha rebajado en ocho décimas su previsión de crecimiento de este año, hasta el 5%, como consecuencia de la crisis energética, la inflación y el menor impacto de los fondos europeos, por debajo del 6,5% que estima el Gobierno, mientras que lo ha mantenido en el 6% para 2022, un punto por debajo del cuadro macroeconómico gubernamental.
Nuevo revés a las previsiones del Gobierno
Las nuevas previsiones del CGE suponen por tanto un nuevo varapalo a las previsiones del Ejecutivo que la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, insiste en calificar de «prudentes». Desde que el INE corrigiese a la baja el crecimiento del segundo trimestre del 2,8% al 1,1% se ha producido una ola de rebajas de previsiones a la que se han sumado ya el FMI, BBVA Research, CaixaBank Research, Funcas y el CGE, al tiempo que el Banco de España ha avisado ya de que en diciembre acometerá una rebaja «sustancial».
Ante las incertidumbres actuales, el CGE estima que el PIB a final de año tendrá crecimiento en torno al 5%, siempre y cuando los datos finales de crecimiento del tercer trimestre se ajusten al adelantado por el INE (2%), se mantengan constantes el resto de variables, y se consiga un crecimiento en el último trimestre del 2,5%.
Para 2022, mantiene su estimación de crecimiento hasta el 6%, por la normalización de la actividad, la estabilización de los precios y, sobre todo, por el efecto de la aplicación de las ayudas europeas. Eso sí, muestra una «cierta preocupación» por la efectividad para hacer realidad un porcentaje aceptable de las mismas.
La deuda cerrará en el 121% del PIB
En lo relativo a la deuda pública, cree que se irá moderando, también considerando el incremento del PIB, para situarse a final de año en torno al 121%, frente al 119,5% calculado por el Gobierno, en tanto que el déficit se prevé que se sitúe en 2021 en una horquilla de entre el 8% y el 9% del PIB.
Tras los últimos datos de la EPA, con 359.300 ocupados más y 127.100 parados menos, los economistas revisan a la baja su previsión de paro gracias a esta «evolución positiva, hasta el 14,5% para final de este año, aunque avisa de que podría variar en función de la incertidumbre. Para 2022, la tasa de paro se situaría en el 14% frente al 14,9% de la anterior previsión.
Los economistas también señalan que en los Presupuestos presentados por el Gobierno para 2022 no se está corrigiendo la previsible desviación entre la estimación de crecimiento del PIB del Gobierno (6,5%) y la estimación calculada a partir del crecimiento de los tres primeros trimestres, desviación que podría estar entre 1,5 y 2 puntos, y, por tanto, producir un desfase entre los ingresos y gastos previstos.
Por último, se refiere a la «oportunidad única» de los fondos europeos, y apuntan la necesidad de que se acometan las reformas necesarias para impulsar la competitividad de las empresas y la productividad, y se lleven a cabo proyectos enfocados a la innovación y la digitalización del tejido productivo. «Es fundamental fomentar el ahorro y favorecer la inversión en un marco de seguridad jurídica», subrayan.