Dos institutos catalanes inician una experiencia piloto sobre educación financiera entre jóvenes de 14 años
El año próximo el Informe Pisa, de ámbito europeo, evaluará la formación financiera de nuestros jóvenes cuando estos conocimientos casi no aparecen en los programas oficiales
Romper el muro del analfabetismo en economía básica. Ese es el objetivo. Para conseguirlo se empieza por los institutos de bachillerato. El institut La Sedeta, de Gràcia, en Barcelona, y el Enric Borràs de Badalona forman parte del programa experimental puesto en marcha en diversas autonomías por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el Banco de España y el Ministerio de Educación.
Los cursos empiezan por la base. Alumnos y profesores de tercer curso de ESO cursarán un módulo de formación básica en finanzas, tal como explica Sílvia Mitjavila, coordinadora en Catalunya de esta iniciativa que gestiona el Institut d’Estudis Financers (IEF), una entidad que hace dos décadas que realiza formación en materias bancarias y financieras. “Es muy interesante, porqué en los inicios de la campaña hemos visto como hay muchos profesores con interés en el tema. Tienen competencias en materias como matemáticas, o el área social, y se han involucrado desde el primer momento”, explica.
Hasta el momento, la formación básica en economía sólo forma parte de una asignatura optativa denominada Economía en el bachillerato de dicha área. La prueba actual afecta a todos los alumnos de tercer curso de los institutos que se han seleccionado.
La formación se imparte ya en La Sedeta y en pocos días se dará en el instituto de Badalona. Se trata de un primer nivel, considerado elemental en el que hay asignaturas como: ahorro; confección de un presupuesto personal; que es el dinero; los peligros del sobreendeudamiento; las hipotecas o los tipos de cuentas bancarios.
¿Todo el mundo puede pedir un crédito?
La formación se imparte en esta primera etapa a alumnos de tercero de ESO. Por ello, la expectativa inicial era un poco incierta. “Al principio los jóvenes se plantean el tema como si fuese una cuestión muy dura, pero cuando ven los ejemplos y su utilidad cambian de actitud y participan con entusiasmo”, explica Mitjavila.
Entre las anécdotas que explican los monitores que realizan las prácticas se cuentan la preguntas de los interesados, como, por ejemplo la que hizo un joven: “¿Todo el mundo puede pedir un crédito?”, dijo. Cuando se les explican los trámites y el porqué “abren los ojos como naranjas”, comenta Sílvia Mitjavila. La idea es que estos jóvenes una vez cursado el módulo transmitan sus conocimientos a sus familias y así se produzca un efecto multiplicador en la comunidad.
Aspectos como la elaboración de un presupuesto personal sirven a los alumnos que siguen el curso como un mecanismo de gran interés, porqué dispara, afirma Mitjavila, el interés por el resto del contenido, como conocer el destino que se da a los gastos diarios y saber controlarlos. Por ello, ya se prepara una segunda edición del curso esta vez para los alumnos de 4 curso, afirma la responsable del programa en Catalunya.
Existe la conciencia de que estos cursos son solo el inicio de lo que debería haber sido parte de la educación básica de cualquier joven, “pero todo es empezar”, afirma Sílvia Mitjavila, al constatar como el programa experimental afecta en Catalunya a sólo 200 alumnos y no más de 3.000 en las 14 comunidades autónomas que se han acogido al plan. No obstante, en julio el consorcio de entidades que impulsa el programa evaluará su resultado y verá si más adelante se hace extensible a un colectivo mucho más amplio.
De hecho no hay mucho margen, porqué en la nueva versión del programa de evaluación de conocimientos conocido como Informe Pisa, a partir del año 2012 uno de los aspectos que servirán para evaluar la formación de los jóvenes de 15 años en cada país es la educación financiera.
Sílvia Mitjavila coincide en valorar que la educación en finanzas básicas hubiera evitado algunos de los problemas más gordos que se han dado en esta última crisis económica por parte de los usuarios, por ejemplo el sobreendeutamiento, o contratar hipotecas por encima de sus posibilidades económicas.
La técnica del IEF discrepa de los que creen que aumentar los conocimientos financieros de la población suponga crear un rechazo respecto a las entidades de crédito. “No, precisamente puede darse lo contrario, porqué cuando conoces más, tu actitud es más firme cuando tomas una decisión”, explica Mitjavila, que cree que con más formación los ciudadanos quizás pasen de la posición reticente a invertir a hacerlo con conocimiento de causa, por ejemplo en bolsa.