Depardieu renuncia al pasaporte francés tras su exilio fiscal
El actor se muestra indignado por las críticas del gobierno socialista que lo tildó de "despreciable"
¿Hay una revuelta de las rentas más altas? El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha asegurado que publicará la lista de los grandes defraudadores. Y en Francia, el gobierno socialista ha sido muy duro con las personalidades que se han trasladado a Bélgica, donde se pagan menos impuestos. El actor francés Gérard Depardieu, ha explotado, tras la presión, y ha renunciado al pasaporte francés.
Depardieu, después de insistir en que siempre ha pagado sus impuestos, renuncia a su pasaporte francés. Y lo hace a través de una carta abierta publicada este domingo por Le Journal du Dimanche dirigida al primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, que esta semana le criticó en términos muy duros. Depardieu señala que le entrega su pasaporte y su tarjeta de la Seguridad Social que «nunca ha utilizado».
Una gloria del cine francés
«Ya no tenemos la misma patria, soy un verdadero europeo, un ciudadano del mundo como me lo inculcó siempre mi padre», replica al jefe del Gobierno quien es, a sus 64 años y tras 42 de carrera con más de 170 películas, una de las mayores glorias vivas del cine francés.
Depardieu ha reaccionado airado, después de que Ayrault le calificara de “despreciable” en una entrevista televisiva –posteriormente se desdijo—tras la decisión del actor de fijar su residencia en el pueblo belga de Néchin, junto a la frontera francesa, donde se ha comprado una casa.
«¿Quién es usted para juzgarme así?», le replica después recordar que empezó a trabajar a los 14 años en una imprenta, luego como mozo de almacén, después como artista, y que siempre ha pagado sus impuestos.
En contra de Hollande
Depardieu, que no quiere dar las razones precisas de su cambio de residencia -se limita a señalar que «son numerosas e íntimas»-, recuerda que personas más ilustres que él «se han expatriado o se han ido» del país sin que haya habido la misma saña contra ellos.
Afirma que «desgraciadamente» ya no tiene nada más que hacer en Francia y que, aunque seguirá amando a los franceses, se va porque, dice, «ustedes consideran que el éxito, la creación, el talento, y en realidad la diferencia, tienen que sancionarse».
Se trata de una alusión a la intención del gobierno socialista, que preside François Hollande, de subir los impuestos a las rentas más altas.
Una prueba de que los gobiernos, sean del signo que sean, no pueden retener a los ciudadanos con rentas más altas, que buscan otros territorios más favorables a sus intereses.