Demasiado pesimistas a corto, demasiado optimistas a largo

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Al menos, así es como lo ve Josep Oliver, catedrático de Economía Aplicada de la UAB, quien ha presentado esta mañana el Informe Semestral sobre la situación y perspectivas de la economía catalana elaborado por Caixa Catalunya, junto al Jefe de Estudios de la entidad, Xavier Segura.

A su juicio, existen ciertamente algunos brotes verdes en la economía mundial que no pueden soslayarse: índices de confianza, reconstitución de stocks, fuerte recuperación de la actividad en China y otros países asiáticos, mejora en las condiciones financieras, etc…, lo que haría que muchas de las opiniones actuales sobre la situación económica actual y su inmediata evolución puedan ser tachadas de demasiado pesimistas.

Por el contrario, el sentimiento que podría estarse instalando en muchos líderes de opinión de que “lo peor de la crisis ya ha pasado” y a partir de aquí iniciamos una senda de recuperación que nos podría devolver en el 2011 situación similares a las que vivimos antes de la crisis lo considera Oliver como excesivamente optimista y no lo comparte.

La base es la siguiente: entre noviembre del 2008 y marzo de este año habríamos vivido una contracción económica de una violencia sin parangón en las series históricas manejadas hasta el momento. El colapso del comercio internacional provocó caídas de las exportaciones por encima del 30% en Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña, España, Japón…, por citar alguno de los datos más significativos.

En Catalunya, en concreto, y contando con una leve recuperación en el 2010, la situación en ese momento será la siguiente: se habrá perdido un tercio del empleo existente en la construcción y el volumen de trabajadores del sector industrial se situará a los niveles que había hace 15 años, en 1995, mientras que en el sector servicios estaremos como en el 2006.

Pesimismo

Pesimismo, pues, sobre la recuperación económica a medio y largo, que tanto Oliver como Segura, creen que será bastante más débil de lo que muchos han empezado a proclamar: “Debemos empezar a pensar que a la década prodigiosa, la va a suceder una década bastante más dura y gris”.

¿Cuáles son las amenazas que hipotecan los próximos años? El sistema financiero no se ha estabilizado aún y faltan por aflorar pérdidas por un importe considerable (el FMI las ha calculado en unos 2 billones de euros); el deterioro de las finanzas públicas, con un brutal incremento de la deuda y su efecto a corto y medio plazo sobre los tipos de interés, lo que obligará a ajustes presupuestarios en los estados, con más ingresos (¿impuestos?) y menos gastos, y la posible crisis del este de Europa, lo que algunos han calificado como las subprime europeas.

En definitiva, un pronóstico reservado sobre los efectos de la digestión de los largos años de vacas estupendas que hemos vivido.

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