Del ERTE al ERE: las grandes empresas desmontan el mito de que no se puede despedir
El Corte Inglés, NH y H&M se acogieron a los sistemas de bonificación de los ERTE y han podido reducir más tarde su plantilla
El Gobierno siempre defendió a capa y espada que los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) iban a ser un dique de contención para que las empresas evitaran los despidos. Pero sobrepasados los primeros compases de la pandemia y con la economía todavía renqueante, muchas grandes compañías han anunciado ya sus intenciones de recortar plantilla. El Corte Inglés, la hotelera NH Hotel Group, la cadena de ropa H&M, así como Douglas y Adolfo Domínguez, son algunos ejemplos.
Tras salir del golpe de la primera ola, buena parte de los negocios no recuperó sus niveles preCovid. Según el informe Perspectivas España 2021, realizado por KPMG en colaboración con CEOE, el 66% de las empresas no registrará unas ventas similares a las de 2019 hasta 2022. Sin visos de recuperación inmediata y todavía con algo de dinero en la caja, muchas optaron por acelerar procedimientos que quizás deberían haber tomado en los próximos años por el auge de internet.
Además, la nueva reforma laboral que el Ejecutivo quiere aprobar este 2021 –todavía está en conversaciones los agentes sociales– hizo que algunas compañías se dieran prisa para acelerar los despidos colectivos ante el temor de que el ajuste encarezca las salidas.
Lola Justo, abogada de Legalitas en materia laboral, explica que muchas empresas se están acogiendo a los despidos colectivos aludiendo a causas económicas y organizativas no ligadas exclusivamente a la pandemia. Se trata, en esencia, de que la justicia entienda que la pandemia es, en todo caso, una causa indirecta, como afirmó el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) el pasado mes de marzo.
Pero existen discrepancias. La experta añade que, además, algunos juzgados se están pronunciando en tribunales de primera instancia sobre casos de despidos individuales, señalando que no se puede despedir con motivo de la pandemia bajo ningún precepto.
Tocará esperar para ver qué ocurre cuando estos casos lleguen a instancias superiores, como los tribunales superiores de justicia o el Supremo, donde se fijará doctrina. En el caso de los despidos colectivos (ERE), los casos deberían ser impugnados por los sindicatos para que la justicia pudiera pronunciarse.
La justicia está declarando como improcedentes despidos efectuados con motivo del coronavirus, lo que hace que únicamente sea más caro despedir, pero no esté prohibido
Sin embargo, «hay otros jueces que están calificando los casos como improcedente» (33 o 45 días por año trabajado), es decir, que se está demostrando que el despido durante la pandemia no está prohibido, sino que únicamente es más caro. «El problema seguirá hasta que no haya una doctrina clara», remata Justo.
Mientras, los sindicatos ya preparan su batalla legal, aunque una cosa tienen clara: «nunca fue verdad que no se pudiera despedir», lamentan desde CCOO. «Es cierto que los ERTE surtieron efecto y no vimos el volumen de despidos de las anteriores crisis, pero las empresas ahora han recurrido a los ERE tradicionales; ya sea por causas económicas, organizativas o productivas; al ver que no se recuperaba su facturación», añaden.
NH, primera hotelera en ejecutar un ERE
Las empresas turísticas estuvieron entre las más golpeadas por la pandemia y ya idearon fórmulas para poder despedir pese a haberse acogido a los ERTE. Un caso paradigmático ha sido el de la hotelera NH Hotel Group, la primera firma del sector que no ha dudado en ejecutar un ERE en las oficinas centrales pese a haber renunciado a ejecutarlo en otras áreas.
Las fuentes sindicales siempre recalcaron que la hotelera ideó los despidos desde el verano. Explicaron que NH no se había acogido a las bonificaciones de los ERTE, cuyo beneficio conlleva no poder despedir durante los seis meses posteriores, desde el pasado 29 de junio.
Ese aspecto fue fundamental para decidir más tarde ajustes de plantilla con salidas traumáticas, pese a que el número final de bajas (187) fue notablemente inferior al planteado inicialmente (389).
El Corte Inglés, despidos incentivados
Pero el gran ERE impulsado por una empresa española después de la pandemia fue el de El Corte Inglés, que despedirá a 3.292 trabajadores. En pleno proceso de reestructuración, el coronavirus no hizo más que acelerar una tendencia que los grandes almacenes ya sufrían desde años: centros poco rentables abiertos antes de la crisis económica y un exceso de personal de oficinas.
Con el auge de la venta online y de rivales como Amazon, la empresa se vio obligada a ajustarse el cinturón. El recorte se dirigirá a trabajadores de menos de 50 años por, según se explica en el sector, petición del Gobierno. En un primer momento, las salidas serán voluntarias, pero de no llenarse el cupo se pasará a los despidos obligatorios.
El retail sufre: los casos de Douglas y H&M
La crisis del coronavirus se cebó con prácticamente todo el retail, víctima primero de un cierre durante la pasada primavera y afectado luego por constantes restricciones de aforo, superficie y horarios. De este modo, muchas marcas optaron por recortar su presencia en las calles, compensada con una ofensiva en el negocio online.
La última en anunciarlo fue H&M que, tras presentar un ERTE durante el confinamiento total, hizo pública su voluntad de bajar la persiana a 30 tiendas y despedir a 1.000 personas en España. La cadena de moda pretende clausurar hasta 350 establecimientos en todo el planeta entre 2021 y 2022.
«H&M se benefició de los ERTE facilitados por el Gobierno durante la primera ola de la pandemia», denuncian los sindicatos
«Si bien es cierto que se puede haber producido un cambio en los hábitos de consumo, esto no justifica en ningún caso tal cantidad de despidos, más aún teniendo en cuenta que H&M se ha estado beneficiando de las condiciones que el Gobierno introdujo para los ERTE durante la primera ola de la pandemia», denuncian los sindicatos.
En una tesitura similar están las perfumerías Douglas. La organización alemana llegó a un acuerdo con la plantilla a mediados de marzo para la salida de 492 empleados y el cierre de 82 tiendas. La textil Adolfo Domínguez también anunció hace tres semanas un procedimiento colectivo para despedir a 300 asalariados, aproximadamente el 30% de su plantilla después de que la Covid-19 fuera la puntilla para una cuenta de resultados que lleva una década en números rojos.