Cuenta atrás: último año para cambiar pesetas
El Banco de España dejará de aceptar pesetas el 31 de diciembre de 2020. Según sus cálculos, quedan 1.611 millones de euros por ser cambiados
Una moneda de 100 pesetas fue la última en ser acuñada por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) el 19 de junio de 2001. Medio año antes, el 21 de noviembre de 2000, salió de la línea de impresión el último billete, fue de 10.000 pesetas. Hoy, casi dos decenios después, comienza el último año en que pueden cambiarse por euros.
Según los últimos datos del Banco de España correspondientes al mes de octubre, quedan aún por ser cambiados billetes y monedas nominadas en pesetas por un importe de 268.048 millones (1.611 millones de euros). De esta cifra, 136.437 millones de pesetas corresponden a billetes y 131.611 millones, a monedas. El 31 de diciembre de 2020, la entidad dejará de cambiar la que fuera unidad monetaria de España durante desde el 19 de octubre de 1868.
El canje se puede realizar en la sede central de la institución, en Madrid, y en cualquiera de las 15 sedes de las que dispone el Banco de España, repartidas por el territorio peninsular y los dos archipiélagos.
Se hará de forma presencial, todos los días laborables de la semana, entre las 08:30 y las 14:00 horas. Conviene ir provisto de un documento identificativo (DNI, pasaporte, tarjeta de residencia…), toda vez que la legislación vigente obliga a la identificación para canjes por importes superiores a los 1.000 euros.
Las pesetas emitidas entre 1936 y 1939 deberán ser examinados antes de cambiarse
A 31 de octubre, quedaban por cambiar billetes en pesetas por un importe equivalente a 820 millones de euros y monedas por un valor de 791 millones. A lo largo de los últimos años el cambio de una unidad monetaria a la otra se realizado con cuentagotas.
En los diez meses de 2109 de los que se disponen de datos apenas se ha canjeado el equivalente a 8 millones de euros (seis millones en billetes y sólo dos en monedas). Desde 2013, se han convertido 10.649 millones de pesetas, el equivalente a 64 millones de euros, de los que 49 millones correspondieron a billetes.
Los billetes que se pueden canjear a lo largo de este año son los emitidos por el Banco de España después de 1939. Los emitidos entre 1936 y 1939 deben ser examinados para determinar si son o no canjeables. Se podrán cambiar todas las monedas que estaban en circulación en diciembre de 2011 y todas las monedas de colección.
Los últimos billetes emitidos en pesetas fueron los de 10.000 unidades (con la imagen del Rey Juan Carlos I), de 5.000 (Cristóbal Colón), de 2.000 (José Celestino Mutis) y de 1.000 (Hernán Cortés y Francisco Pizarro). Fueron diseñados por el artista gráfico Reinhold Gerstetter, de la fábrica de billetes del Estado alemán. Ocho son las monedas que se pueden cambiar: de 500, 100, 25 y 5 pesetas, de una aleacción de broncealuminio; las de 200, 50 y 10 pesetas, de cuproníquel), la de 1 peseta (de aluminio), además de las de 2.000 pesetas.
El billete más utilizado era el de 5.000 pesetas, por delante del de 10.000 pesetas
Durante estos últimos 18 años son muchas las anécdotas que se han producido en las operaciones de cambio. El Banco de España recuerda aquella en que una pareja de recién casados se presentó con con un regalo de boda consistente en un bloque de cemento con monedas de peseta incrustadas.
Fue preciso romperlo, localizar las pesetas, limpiarlas y proceder a su correspondiente cambio en euros. Se han presentado para su canje monedas que han estado enterradas, guardadas en un horno de cocina y, por tanto quemadas, e incluso plastificadas.
A 31 de diciembre de 2001, la víspera de la llegada del euro a los bolsillos de los ciudadanos españoles, había en circulación 7,69 billones de pesetas (46.228 millones de euros) en billetes y 419.625 millones de pesetas (2.522 millones de euros) en monedas.
El billete más utilizado era el de 5.000 pesetas, con 507 millones de unidades, por delante del de 10.000 pesetas (457 millones). La monedas más comunes eran las de 5 y 25 pesetas, junto con la de 100 pesetas, de la que circulaban 1.577 millones de unidades.
A los pocos meses de llegar el euro regresó al Banco de España el 89% de las pesetas
El 1 de enero de 2002, el Banco de España puso en circulación billetes y monedas nominadas en euros por 44.719 millones. Este importe representaba el 92% del saldo en pesetas que se encontraba fuera de las cajas de la institución un día antes. Se consideró que era “más que suficiente para realizar todas las operaciones comerciales habituales en España”.
Durante dos meses, entre el 1 de enero y el 28 de febrero de 2002, peseta y euro convivieron físicamente en las actividades diarias de los españoles. En ese corto periodo de tiempo se retiraron monedas y billetes nominados en pesetas por importe de 42.047 millones de euros, el 86% de los que estaban en circulación a final de 2001.
Regresaron al Banco de España el 89% del valor de los billetes, pero sólo el 32% del valor de las monedas (2.522 millones de euros). Fueron cifras superiores a las esperadas. A cierre de febrero de 2002, quedaron sin cambiar pesetas por un valor equivalente a 5.231 millones de euros y monedas por 1.647 millones.
La peseta nació en octubre de 1868
¿Dónde está ese dinero sin cambiar? El Banco de España no tiene información precisa de en qué lugar está dinero en pesetas no retornado. Cree que buenas parte de las monedas está en manos de turistas, al igual que muchos billetes. También en manos de muchos ciudadanos españoles que lo atesoran como recuerdo, por razones sentimentales o por coleccionismo.
La peseta nació el 19 de octubre de 1868 como unidad monetaria. En el siglo XVII fue el “real de a dos” y después el “real de a cuatro” cuando los reales eran de vellón. Su equivalencia eran 40 céntimos de escudo, según cuenta la FNMT.
En esos 59 días de 2002 se vivieron todo tipo de chascarillos. Desde que los ciudadanos se olvidaron de las propinas en bares, cafeterías, taxis o restaurantes por temor a excederse en relación con el servicio prestado a referirse a la moneda única con denominaciones como “luros”, “uros”, “dueros”, “leuros”, “aúreos” y “ebros” como recuerdan en las ventanillas del Banco de España. Algunas de las más simpáticas las protagonizaron personas mayores, que solicitaban la equivalencia de los céntimos de euro a “reales” (25 céntimos de peseta para los milenial), “perras gordas” (10 céntimos) o “perras chicas” (5 céntimos).
¿Qué pasa con las pesetas?
En España, el plazo de canje fijado inicialmente fue ilimitado, pero un cambio de la Ley del Euro, en 2012, fijó el 31 de diciembre de 2020 como fecha tope. En la Eurozona, en 12 de los 19 países miembros ya no se pueden cambiar monedas. En Austria, Lituania, Letonia, Alemania, Estonia e Irlanda el periodo es ilimitado. Con los billetes las cosas cambian. En seis, ha finalizado; en otros diez, no existe fecha límite, entre ellos Alemania, Bélgica y Luxemburgo, que fueron fundadores de la entonces CEE. En Portugal, el plazo concluye en 2022 y en Holanda, en 2032.
¿Y qué hacen los bancos nacionales con las monedas convertidas en euros? Los billetes nominados en pesetas son destruidos en los centros de tratamiento correspondientes y se convierten en cilindros de papel prensado, denominados briquetas. Las monedas siguen un proceso mecánico que las trocea. Después se funden para aprovechar los metales que las componen en diversos usos industriales.