La crisis de suministros costará a España 15.000 millones en 2022
El encarecimiento de las materias primas y el atasco en las cadenas de suministro paraliza la producción en la industria española
Los cuellos de botella en las cadenas de suministro ante el aumento de la demanda y la producción limitada están provocando una crisis de desabastecimiento a escala internacional que está afectando a la industria española y continuará haciéndolo con un impacto de unos 15.000 millones de euros en 2022.
Este será el impacto aproximado que provocará la importante perturbación que se vive en las cadenas de valor como consecuencia de la crisis de la Covid-19, según los cálculos de la modelización propuesta por BBVA Research para identificar los shocks de cuellos de botella y calcular su impacto sobre la economía española medido en las desviaciones sobre el escenario base.
Las estimaciones del servicio de estudios de la entidad apuntan a que si los cuellos de botella persisten en el cuarto trimestre del año, tal y como está sucediendo, el impacto en el crecimiento de 2022 para la economía española podría alcanzar 1,2 puntos porcentuales, el equivalente a cerca de 15.000 millones de euros.
Con todo, el impacto de la crisis de suministros ya está haciendo mella en el PIB español del ejercicio 2021, ya que los cálculos de BBVA Research apuntan a que la economía española podría crecer hasta tres décimas más este año en ausencia de los estrangulamientos registrados hasta el tercer trimestre. Así, el impacto sería aún mayor, del orden de 5.000 millones de euros este año.
La paralización en la producción de automóviles en numerosas fábricas por la falta de ‘microchips’, el parón en empresas de construcción por la escasez de materias primas o la anticipación de las compras navideñas por el temor a la escasez de productos son algunas de las consecuencias de la crisis de suministros que inciden en la economía.
Perturbación «sin precedentes» en España y en la UE
«Las perturbaciones actuales no tienen precedentes tanto para España como especialmente para la UE», avisa el servicio de estudios, que eleva la incidencia de la crisis de cuellos de botella a 0,45 puntos porcentuales para la economía europea este año y a 1,5 puntos porcentuales para el próximo año.
Y la incidencia, advierte, podría ser aún mayor si la perturbación se prolongara un año más, hasta 2023, ya que en ese escenario el impacto podría llegar a restar 1,5 puntos porcentuales al crecimiento en España y hasta 2 puntos en Europa.
Dada la incertidumbre, BBVA Research presenta varias simulaciones de la duración e intensidad de las perturbaciones para evaluar los efectos acumulados sobre la actividad y los precios, tanto para España como para la UE.
Eso sí, explica que las cifras se miden conforme a desviaciones respecto al escenario base en ausencia de estos shocks y no se trata por tanto de un ejercicio de previsión, ya que hay que tener en cuenta que hay otras perturbaciones de la demanda y la oferta, como por ejemplo las subidas de los precios de la energía, que están repercutiendo en la economía y que quedan fuera del ámbito del informe.
Una crisis que se prolongará a 2022
En cualquier caso, la crisis de la Covid-19 ha supuesto una importante perturbación en las cadenas de valor, dado que, como explica BBVA Research, se ha producido no sólo durante las fases iniciales de la crisis, cuando gran parte de la producción no esencial y el comercio internacional se detuvo, sino también en los meses más recientes, a pesar de que el despliegue de vacunas está apoyando la recuperación.
Inicialmente, se esperaba que las tensiones fueran de corta duración, con efectos muy limitados sobre la actividad y los precios finales, sin embargo, a medida que pasan los meses, se hace evidente que «probablemente se prolongarán hasta bien entrado el año 2022».
La industria trata de capear la tormenta perfecta provocada por los problemas de transporte, el alza del precio de las materias primas, como la madera el acero o el cartón y la falta de componentes esenciales como los microchips, de especial impacto en el sector del automóvil provocados por la pandemia de coronavirus.
Pero todos estos factores ha disparado los costes de producción y, lejos de amainar, amenazan con seguir perturbando los mercados hasta bien entrado 2022. En el caso concreto de los microchips, no se recuerda una situación similar ante una elevada demanda y pocos fabricantes de semiconductores, lo que provoca que las compañías deben pagar precios mucho más elevados por conseguirlos, y acatar plazos de entrega que pueden llegar a 60 o 70 semanas.
Pese a la crisis, las cadenas de valor global permiten a España mantener unos niveles de producción, inversión y consumo mayores que los que tendría en ausencia de estas, ofreciéndolos todavía a unos precios más asequibles, gracias a la explotación de las ventajas competitivas en cada fase o localización de la producción. Los cuellos de botella afectan en la producción afectan principalmente a la inversión y el crecimiento.
Impacto progresivo: parón de producción en fábricas
El Banco de España ya alertó de que esta crisis de materias primas y cuellos de botella, que ha provocado un incremento de precios, podría propagarse también a los servicios, sobre todo al comercio, el transporte y algunos servicios profesionales.Leer más: Crisis del consumo: el Gobierno niega el desabastecimiento en España
Por el momento la escasez de componentes básicos en la industria manufacturera europea ha afectado especialmente a Alemania, y en general a la industria del motor, pero ya está repercutiendo en España con el parón de algunas producciones y el alza de precios, a lo que se une la crisis energética con un precio de la electricidad en máximos históricos, lo que en conjunto está dañando ya la recuperación y el PIB crecerá en torno al 2%, por debajo de lo que podría haber repuntado sin estos riesgos.
De hecho, la crisis de materias primas ha hundido la producción de vehículos un 30% en septiembre. Compañías como Renault ya han anunciado que fabricarán medio millón de vehículos menos por la crisis mundial de microchips
La crisis de suministros también ha paralizado ya al 39,5% de las empresas de construcción, según datos de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) y también está marcando el consumo de cara al a campaña de Navidad ante la incertidumbre y la anticipación de las compras a raíz del temor a la crisis que asola la cadena de suministros mundial tras el parón provocado por el Covid-19.