La crisis energética y el IPC hunden las previsiones de PIB de los economistas ya por debajo del 4%
El Consejo General de Economistas reduce 1,5 puntos su previsión de crecimiento para 2022 y alerta de la "amenaza clara" de estanflación" en España ante el repunte de los precios
El grado de incertidumbre actual, agravado con la guerra en Ucrania, ha generado un incremento de los precios que hace que el crecimiento se ralentice y haya una «amenaza clara de estanflación«, lo que ha llevado al Consejo General de Economistas (CGE) ha volver a reducir en 1,5 puntos su previsión de crecimiento para este año, hasta una horquilla de entre el 3,7% y el 3,9%, casi la mitad que el 7% de previsión que a día de hoy mantiene el Gobierno.
Así se desprende del último Observatorio financiero de los economistas, que alerta del impacto del alza del IPC, que en marzo alcanzó una tasa del 9,8%, su mayor nivel desde 1985, debido a las subidas generalizadas en la mayoría de sus componentes, destacando los incrementos de los precios de la electricidad, los carburantes y combustibles, así como en los alimentos y bebidas no alcohólicas.
La nueva rebaja de previsiones, que se suma a la de febrero, se debe a que «las circunstancias ahora han empeorado, por cuanto el conflicto se mantiene, se han paralizado relaciones comerciales con Rusia y, sobre todo, se han encarecido aún más la energía y los carburantes además de otras materias primas que están afectando directamente a la cesta de la compra».
«Aunque la guerra entre Rusia y Ucrania tiene un efecto significativo, no es menos cierto que esta tendencia creciente ya viene observándose desde hace nueve meses, lo que nos hace considerar que se trata de inflación persistente con un gran componente estructural y no coyuntural como se preveía en el pasado año«, avisan los economistas, que alertan de una «amenaza clara de estanflación» por la alta inflación, el crecimiento reducido y el estancamiento del paro. Es decir, un riesgo claro de estancamiento de la economía en una situación inflacionaria.
Ello hace temer a los economistas que se resienta fuertemente el consumo por la pérdida de poder adquisitivo a causa de la elevada inflación, la presión fiscal y por la «contención salarial obligada» para que no se produzca una inflación de segunda ronda «aún más temible» por la espiral salarios-precios que genera. Como consecuencia, el CGE cree que hará que el crecimiento del PIB se ralentice dado el peso que tiene la demanda interna con el consiguiente efecto también en las cifras de empleo.
Incertidumbre: amenaza en exportaciones y buen comportamiento del turismo
Los economistas destacan que hasta la fecha se está constatando el buen comportamiento de las exportaciones, fundamentalmente a otros países de la zona euro, pero avisan de que «el diferencial de al menos dos puntos en los precios con respecto a la zona euro, unido a un menor crecimiento también de estos países, podría penalizar las exportaciones». En cuanto a las importaciones, fundamentalmente las de materias primas o el petróleo, se están viendo muy afectadas, además de por el propio precio de las mismas, por la apreciación del dólar, dado que generalmente estas operaciones se pagan en dólares.
Ante una situación «complicada» de determinados sectores como el de transporte, pesquero o la agricultura, afectados por el incremento del precio de la energía y los combustibles, y sin saber aún el alcance en el tiempo del conflicto entre Rusia y Ucrania y la posterior reconstrucción del país y las relaciones comerciales con Rusia, el CGE cree que se describe un «panorama complejo y marcado por la incertidumbre».
Como aspecto positivo resaltan la previsión de un «buen comportamiento» del turismo, tanto en Semana Santa como en verano, siempre y cuando la situación de la pandemia esté controlada y, por supuesto, la guerra en Ucrania tenga un desenlace próximo. Hay que tener en cuenta que España podría considerarse un destino más seguro frente a otras zonas del Mediterráneo.
Piden bajar impuestos y revisar Presupuestos por el impacto del plan anticrisis
Sobre las medidas coyunturales que está adoptando el Gobierno para paliar los efectos del incremento de la energía y los carburantes, entre las que «no se encuentran la esperada bajada de determinados impuestos indirectos», con ayudas directas a determinados sectores, o la limitación del precio de la electricidad, entre otras, los economistas avisan de que «harán que el déficit público se incremente y también la deuda pública, dado que el déficit de tarifa habrá que pagarlo antes o después».
Por ello, y dado que el Gobierno ha previsto un incremento de PIB del 7%, con un déficit del 5%, y el crecimiento del primer trimestre se va a ver muy afectado por las circunstancias adversas comentadas, consideran que sería conveniente la actualización de los Presupuestos Generales del Estado, para tratar de adecuar las distintas partidas de ingresos y gastos a la realidad económica.
En cualquier caso, piden medidas de incentivo de la inversión privada y que los fondos Next Generation se utilicen para realizar cambios estructurales para el tejido productivo. Sobre la política monetaria del BCE apunta que no se descarta subidas de tipos de interés antes de final de año para paliar las tensiones inflacionistas, y retirará estímulos también. «Esto tendrá un efecto en España que hasta ahora el Banco Central Europeo es su principal comprador, por lo que tendrá que acudir a los mercados de deuda y con seguridad a un precio muy superior», alerta el CGE en su observatorio.