La crisis energética de China salpica a Inditex, Mango y Tendam
Los expertos anticipan una subida de precios y unos márgenes reducidos para el comercio textil a las puertas de la campaña de Navidad
Una crisis energética sin precedentes asola China desde hace semanas y el corazón industrial del país se está llevando la peor parte. Una problemática agravada por la tensión en la cadena de suministro a raíz de la pandemia de COVID-19.
El país se enfrentó ya a una primera crisis en junio, pero ahora se ha desatado la tormenta perfecta: fuerte dependencia del carbón, inestabilidad de las energías limpias y aumento de las actividades productivas empujadas por la demanda internacional, que durante meses estuvo reprimida por las restricciones y confinamientos.
«China es una economía política. Las decisiones del Gobierno chino impactan directamente en la economía del país», explica Beatriz Irún, profesora especializada en el mercado chino en ESIC.
La situación está cristalizando en un cuello de botella que impacta de lleno a los grandes actores de la moda como Inditex o Mango, que tienen en China la piedra angular de su modelo: sus centros de fabricación.
Un bloqueo productivo sin solución a corto plazo
Los brotes ocasionados por el COVID-19 han provocado que las terminales portuarias aún sigan inactivas y, por consiguiente, no existan suficientes contenedores de carga. Como resultado, los gigantes textiles tienen dificultades para satisfacer la demanda.
Pero, si este bloqueo productivo en China sigue tensando la cadena de suministro del sector textil, la crisis energética no hace sino agudizar el problema. Y todo pese a que el Gobierno ha logrado casi estabilizar el servicio.
De esta forma, las fábricas de hasta 10 provincias han tenido que limitar su consumo de energía. «Las zonas afectadas han optado por suspender algunas de sus operaciones y reprogramar la producción para poder atender la demanda», explica la profesora y consultora internacional en el mercado chino.
Una situación que fuentes internas de Inditex confirman a Business Insider España: «Nuestros proveedores de China han cerrado algunas horas porque les cortan el suministro».
Un efecto negativo mayor apuntan desde la operativa del grupo en China. Estas voces explican que las fábricas, incluidas las de sus proveedores, sólo estarían trabajando 1 o 2 días por semana. Y creen que la situación supondrá un «gran impacto» para el grupo de Amancio Ortega.
Estas mismas fuentes no esperan una mejora de la problemática a corto plazo. Algo en lo que también coinciden voces vinculadas al grupo Tendam, propietaria entre otras firmas de Cortefiel, que hablan de situación generalizada y sin vistas de solventarse hasta antes de seis meses, lo que anticipa una campaña «complicada o muy complicada».
Fuentes de Mango, por su parte, confirman el problema pero son cautos ante una situación aún «muy reciente».
Inditex mueve ficha; Mango y Tendam buscan alternativas
Ante esta coyuntura, el grupo gallego estaría desviando la producción a otros puntos geográficos, haciendo gala de su sourcing flexible, lo que no resta dificultad a la operación debido a su dependencia de China.
De su memoria anual de 2020, la última disponible, se desprende que su cadena de suministro está integrada por 12 clústeres compuestos por 1.805 proveedores: la mayor parte de ellos está en China, con 412. Lo mismo sucede con el número de fábricas, puesto que el 32% de las 8.543 que trabajan para Inditex se localizan en el país asiático.
Mango, por su parte, confirma que ya trabaja con sus proveedores para buscar alternativas que impidan un impacto directo en la cadena de suministro. La empresa catalana dispone de 1.106 fábricas, de las que 293 —la mayor proporción, 1 de cada 4—, están en suelo chino.
Un portavoz de Tendam aclara que, en su caso, trabajan con ciclos más largos de planificación, al situarse en el segmento del premium mass market y no en el fast fashion. «Tenemos mayor capacidad de planificar colecciones, lo que nos permite gestionar los pedidos de ese mercado de origen con unos tiempos mayores”, añaden.
No obstante, tras el impacto de la pandemia, Inditex y Mango ya abrieron la puerta a relocalizar la producción a destinos más cercanos a Europa, como Turquía, empujados por su cercanía, flexibilidad y sus bajos precios. De hecho, para ambas empresas, este país representa su segundo mayor polo productivo, solo por detrás de China: Inditex dispone en Turquía de 1.734 fábricas —28 más que un año antes— y Mango, 237.
En el caso de la firma catalana confirman que, desde este verano y a consecuencia de la congestión del transporte marítimo, ya se había acelerado un proceso de reorganización de la estructura de aprovisionamiento con el objetivo de apostar por la cercanía.
Sin embargo, Irún apunta a que el país sigue siendo la «fábrica del mundo». Y agrega: «Se sigue fabricando mayoritariamente allí a pesar de los intentos o debates de desacoplamiento, especialmente, cuestionados durante la crisis del COVID-19″.
¿En qué se puede materializar esta situación?
«Habrá roturas de stock, demoras en entregas y problemas de fabricación», adelanta Jorge Mas, experto del sector.
Eso sí, varios matices podrían inclinar la balanza a favor de unas marcas u otras. Mas explica que, a mayor dependencia, más comprometida estará la fabricación: «Los ganadores serán los que tengan producción en países alternativos con los mismos costes o inferiores».
Mas sugiere que el sector podría verse más impactado de lo esperado inicialmente y que el golpe trascendería las fronteras de China. «La situación se puede agrandar, ya que lo grave no es que la marca tenga su producción en el país, sino la cantidad de empresas que utilizan a China como suministradora de materias primas para fabricar dentro de su cadena productiva», apunta el experto.
Pero el problema no acabaría ahí: todas las fuentes consultadas apuntan a una saturación en las producciones de estos países «cercanos», no acostumbrados a tal carga de trabajo, lo que conllevaría una subida de los precios y una más que probable pérdida de margen.
En este escenario, tampoco ayuda la coyuntura actual. Cada año, la campaña navideña empieza antes: la vuelta al cole da el pistoletazo de salida, se sigue con el Black Friday —el próximo 29 de noviembre— y se prolonga hasta el final de las rebajas de enero.
«Está claro que, si la situación actual dura más de 60 días, traerá consecuencias directas que afectarán gravemente a la venta en el Black Friday y Navidad», reconoce Mas.
Aumento de precios y oportunidades, con matices: la previsión
El escenario posCOVID lleva meses materializándose en una demanda acumulada sin precedentes que, en muchos casos, será complicada de asumir.
«Esto, sumado a los problemas con la producción de la oferta, hará que la demanda sea escasa, lo que se manifestará en un aumento de los precios al consumidor final. También en una más que probable rotura de stock y en una disminución de la calidad», anticipa.
Para Jorge Mas, existen dos posibles escenarios para las marcas: que sus productos se vuelvan más deseados que nunca o que, por el contrario, el cliente se decante por otras firmas.
Sin embargo, tanto Irún como Mas coinciden, aunque desde un punto de vista diferente, en que la coyuntura actual puede marcar un nuevo horizonte comercial.
Irún explica que los valores arraigados en la cultura china hacen que sea una sociedad capaz de convertir las dificultades puntuales en oportunidades. En este punto, parecen estar aprovechando para concienciar a sus consumidores.
«El Gobierno [de China] quiere insistir en la necesidad de afrontar retos en aras de la sostenibilidad, que pasan por un consumo más responsable», añade la experta, que sin embargo reconoce que la demanda en el mercado interno sigue sin bajar.
«Además, la proximidad del Día del Soltero (11 de noviembre) hace difícil contener el consumo masivo, especialmente en el sector textil y complementos de moda. Solo en un día, China logra más ventas que todo el mercado online de Brasil en un año», recuerda.
Jorge Mas, por su parte, insiste también en que hay cabida para el cambio, pero desde el punto de vista occidental: «Muy probablemente estemos en un nuevo cambio de paradigma que beneficie a empresas y consumidores».
Así, el complejo paisaje de China —sumado la crisis soterrada con Estados Unidos— podría ser la palanca definitiva para impulsar una nueva era en el consumo.
Noticia original: Business Insider
Autora: Marta Godoy