El BCE amenaza con rematar a la banca tras el golpe del coronavirus
La banca española cede 29.000 millones en bolsa a la espera de que Christine Lagarde tome alguna medida adicional a las de la Fed para reforzar la economía
La Reserva Federal de Estados Unidos ha dejado al Banco Central Europeo la patata caliente de la crisis del coronavirus. Su decisión de reducir en hasta medio punto el precio del dinero ha pillado por sorpresa a los mercados, incluido el estadounidense, y con el pie cambiado al BCE. Con las bolsas viviendo en un continuo sobresalto desde mediados del pasado mes de febrero, la institución que preside desde noviembre Christine Lagarde tiene el próximo jueves la difícil tarea de imitar a la FED y poner, por primera vez en la historia del euro, los tipos oficiales del dinero en terreno negativo. Los inversores recuerdan que Mario Draghi agotó la batería de medidas de apoyo a la economía, con resultados apenas visibles, y temen que acabe por dar la puntilla a los bancos, particularmente a los españoles e italianos. ¿Tiene sentido pagar a la gente para que pida préstamos?
Lo que le falta a la banca española es que el BCE ponga el precio del dinero en terreno negativo y que, incluso, eleve el coste de la facilidad de depósito (el tipo de interés que cobra a los bancos europeos por aparcar el dinero que reciben gratis en el propio BCE) al 0,60%. José Sevilla, consejero delegado de Bankia, ha sido siempre muy claro con los efectos del dinero regalado en la banca y del euríbor en terreno negativo desde febrero de 2016: “es insostenible que haya hipotecas que estén pagando el 0% de intereses”. Para esta entidad financiera, pasar del -0,288% con el que cerró el euribor en febrero a un +0,25% (nada inaudito) supone alrededor de 500 millones de euros más de ingresos y un 20% más de beneficios. Es solo un ejemplo, que es extensible al resto de la banca, pero toda una revolución
La crisis del coronavirus le ha costado al Ibex una pérdida de valor de mercado de más de 75.000 millones de euros en apenas dos semanas, desde la debacle del lunes 24 de febrero, tras confirmarse la extensión de la epidemia a Italia durante el fin de semana anterior. Para la banca, la propagación del virus ha sido un episodio más de una larga lista de padecimientos, a los que esta semana se han sumado las sentencias sobre los abusivos intereses de las tarjetas “revolving” y una nueva incertidumbre acerca de qué pasará con las reclamaciones sobre el índice IRPH de las hipotecas, que la Justicia Europea ha dejado en manos del Tribunal Supremo español, pero que no ha zanjado.
El coronavirus rompe la tendencia
Los bancos españoles alcanzaron su mejor nivel este año entre los días 10 y 21 de febrero. El coronavirus ya había aterrorizado a la provincia de Wuhan en China, pero apenas había tenido incidencias reseñables en Europa. En estas casi tres semanas que han transcurrido desde el “lunes negro” de la Bolsa de Milán, el Covid-19 le ha costado a los seis bancos que cotizan en el Ibex una pérdida de 29.000 millones de euros de su valor de mercado. Es cierto que no todo es achacable directamente a la infección, puesto que a la epidemia se han sumado los malos augurios de la OCDE y la sorprendente decisión de la Reserva Federal. Pero la realidad numérica es esa.
Como ha destacado Javier Urones, analista de XTB a ED, España “se ha quedado sin banca mediana. Sólo quedan dos bancos grandes y seis pequeños”. ¿Qué ha pasado? En su opinión, si los propios bancos, los más grandes especialmente, son incapaces de comprar entidades que como Unicaja o Liberbank cuestan a precios de mercado 1.365 millones y 823 millones de euros, respectivamente, o Bankia o Sabadell, con precios de poco más de 4.200 millones cada uno, “no se puede pedir a un inversor particular que deposite su confianza, sus ahorros en definitiva, en el sector bancario cuando los grandes bancos no mueven ficha”.
¿Y por qué no hay operaciones de compraventa en un sector cuyas cotizaciones están rondando los mínimos históricos y cuya capitalización bursátil es muy inferior a su valor en libros? Porque los que pueden comprar no ven que las posibles operaciones ofrezcan el más mínimo atractivo. “El negocio bancario se ha quedado sin márgenes”, asegura.
El mercado no espera que el BCE adelante su reunión del próximo jueves, replicando la actuación de la FED. “La imagen de nerviosismo que transmitiría sería brutal, muy negativa”. La Reserva Federal tenía margen de actuación. Sus tipos estaban en un rango de entre el 1,5% y el 1,75% antes del martes. Otra cosa es que Jerome Powel, su presidente, haya dado su brazo a torcer ante el presidente Donald Trump, que le ha dedicado más de medio centenar de comentarios en “twitter” criticando su postura, en pleno proceso de elección del candidato demócrata a la Casa Blanca.
La política monetaria llevada a cabo por Mario Draghi estaba plenamente justificada desde la crisis de la deuda soberana, en el verano de 2012. Pero ha terminado por agotar las medidas convencionales. Para los analistas, bajar el precio del dinero al -0,10% y volver a subir la facilidad de depósito otros 10 puntos básicos, hasta el -0,60%, no conduce a ningún sitio, porque la economía europea está creciendo. Es cierto que hay preocupación en los organismos internacionales como la OCDE o el FMI, pero éstos cuentan con la ventaja de corregir sus pronósticos tres meses después en sus próximos y el BCE, no. Y si baja el precio dinero el mercado puede pensar que hay algo que se está escapando a su control. No obstante, tampoco se descarta que pueda poner sobre la mesa alguna medida que limite el impacto de esta medida sobre la banca.
Lo normal es que, hasta ver los resultados empresariales del primer trimestre y conocer una parte del impacto de la infección en el crecimiento económico, Lagarde se decante por ampliar las inyecciones de dinero, que ya han engordado el balance del BCE en más de 2,8 billones de euros.