El consumo de las familias se modera y se aleja del nivel previo a la pandemia
CaixaBank Research alerta de que el gasto privado sigue siendo un 5,3% inferior al de 2019
La pérdida de poder adquisitivo derivada de la inflación y la incertidumbre sobre los próximos trimestres están teniendo consecuencias sobre el consumo de las familias españolas. De hecho, según datos de CaixaBank Research, el consumo privado se moderó en dos meses en los que suele ser más intenso: julio y agosto.
El monitor de consumo de la división de estudios de la entidad muestra que con respecto a 2019, la actividad de las tarjetas españolas creció un 11% en términos interanuales. Sin embargo, se trata de un dato más débil que el registrado en el periodo entre abril y junio, cuando fue del 13%.
La distribución y el comercio electrónico explican este retroceso en el consumo, según CaixaBank. El gasto en alimentación y transporte se mantuvo estable y fueron los pagos relativos al ocio, la restauración y el turismo los que impulsaron el avance en los meses más veraniegos.
Estos datos, junto con los de ventas minoristas y mayoristas, muestran, según la entidad, «un debilitamiento del consumo en términos reales durante lo que llevamos de tercer trimestre en relación con el trimestre anterior» y el motivo no es otro que la inflación, que ha seguido creciendo.
El incremento en los precios se ha convertido en una barrera para el consumo. De hecho, tal como publicó este periódico, los españoles ya posponen grandes compras y la facturación de las grandes empresas crece a menor ritmo, según los últimos datos disponibles.
Evolución del consumo
En el primer trimestre de este año, el consumo experimentó un retroceso del 2% con respecto al trimestre anterior. Una caída que fue inesperada por el Gobierno y por la mayoría de economistas y que provocó que el periodo interior bruto (PIB) solo creciese dos décimas frente al cuarto trimestre de 2021.
En el segundo trimestre, el consumo creció un 3,2% y empujó al PIB intertrimestral a un crecimiento del 1,1%. Sin embargo, según los datos de CaixaBank Research, el consumo siguió siendo un 5,3% inferior al registrado en el último trimestre antes de la pandemia, en 2019.
Así, pese al ahorro generado durante la pandemia y el mantenimiento de rentas que supusieron los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), la reactivación económica no ha ido acompañada de un consumo privado del nivel que se registraba antes de la crisis del coronavirus.
Perspectivas negativas
Sin tener todavía todos los datos, la entidad cree que en el tercer trimestre la actividad económica se debilitará. Tanto es así que asume que el consumo será menor en el tercer trimestre que en el anterior. En este sentido, el gasto privado se alejaría todavía más del registrado en 2019.
Teniendo en cuenta los índices de gestores de compras (PMI), CaixaBank da por estancada la actividad de la industria y los servicios y ha reducido en tres décimas su proyección para el tercer trimestre, del 0,7% al 0,4%. También advierte de la incertidumbre en la que se han formulado estas proyecciones y de que los datos no son definitivos.
También BBVA Research alerta de cierta ralentización del consumo en los próximos meses, ya que las reservas turísticas comienzan a perder fuerza, a medida que acaba el verano. Además, indican que «a partir de la primera semana de agosto, el crecimiento empezó a desacelerarse y los niveles de consumo han convergido progresivamente a los de 2021». Esto, pese a haberse eliminado las restricciones que todavía estaban vigentes el verano pasado.
A partir de la primera semana de agosto, el crecimiento empezó a desacelerarse
Para el resto del año, las previsiones de CaixaBank son que el consumo crezca un 1,5% con respecto al año anterior. Una previsión que reduce a la mitad el cálculo del Ejecutivo, que espera que el gasto de los hogares crezca un 3% este año, según la actualización del cuadro macroeconómico del mes de julio.
Además, Moncloa ya advertía en el Programa de Estabilidad que una subida de los tipos de interés podría restar hasta un punto porcentual del consumo privado previsto, por lo que el resultado final estaría por debajo de ese 3%, en el que el Gobierno confía para alcanzar al crecimiento del PIB del 4,3%.