El consumo de diésel en la automoción cae por cuarto mes consecutivo a pesar de la bonificación
El ahorro de los consumidores con menos renta y el freno de la economía influyen en el descenso del consumo un 4% interanual
El diésel de automoción siempre había sido un carburante más barato que su rival directo, la gasolina 95, pero la crisis energética agravada por la guerra en Ucrania ha dado la vuelta a los precios y al consumo.
El gasóleo A, el carburante más común en el parque de vehículos español, superó temporalmente en precio a la gasolina entre marzo y mayo y, desde agosto, es notablemente más caro. Según el último Boletín Petrolero de la Comisión Europea, la gasolina está en 1,76 euros el litro, mientras el diésel marca 1,97 euros, sin contar con la bonificación de 20 céntimos aprobada por el Gobierno en abril. El diésel ha pasado de marcar 1,35 euros el litro la primera semana de enero a rozar o incluso superar algunas semanas los dos euros.
Estos precios del diésel han supuesto que, en paralelo, su consumo caiga por cuarto mes consecutivo. Según los datos publicados este miércoles por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), España consumió en septiembre 1.837.000 toneladas de gasóleos de automoción (principalmente diésel), un 4% menos que en el mismo mes de 2021 y un 1,7% menos que en septiembre de 2019.
Unos descensos en el consumo que ya se dieron en junio, julio y agosto a pesar de ser el primer verano sin restricciones sanitarias desde 2019 y que no ocurren en las gasolinas. De hecho, el consumo de las gasolinas se ha disparado en septiembre un 11,5% respecto al mismo mes de 2019 y un 1,6% interanual, alcanzando las 497.000 toneladas.
¿Quiénes reducen el consumo?
Natalia Collado, research de Esade, atribuye el descenso del consumo de diésel a que los altos precios persistentes hayan forzado a algunos consumidores a ahorrar en combustible en sus salidas de ocio, a la vez que “ciertas industrias o ciertos sectores económicos hayan frenado un poco su actividad”. En esta línea, la economista ha hecho referencia a los últimos datos de ingresos fiscales por el Impuesto de Hidrocarburos, que solo ha recaudado un 2% más hasta julio que en 2019 a pesar de la inflación, lo que “podría indicar un freno de actividad económica”.
Respecto al comportamiento de los consumidores, un estudio de CaixaBank Research a partir de los gastos en gasolineras de sus clientes ya apuntó a que “no todos reaccionan igual a la subida del precio de los carburantes”: “Quienes ya consumían más carburante en julio de 2019 gastaron más en julio de 2022”, afirman, lo que muestra que “estos consumidores poseen una mayor capacidad para aumentar su gasto”. De manera similar, pero a la inversa, los consumidores que menos gastaron en carburantes en 2019 redujeron su gasto en 2022 con respecto al mismo mes de 2019.
Desde Esade añaden que el descuento de 20 céntimos a todos los carburantes y a todos los consumidores, independientemente de su renta, tiene “escasa eficiencia” e incluso “efectos regresivos” porque beneficia más a los hogares que consumen mayor cantidad de carburantes, los de mayor renta. Algo en lo que coincide la AIReF, que critica la falta de focalización en los individuos de menor renta de las medidas del Gobierno sobre los precios de la energía, ya que «la rebaja del IVA sobre el gas o la bonificación al consumo de combustible se concentran más entre las rentas altas». La bonificación a los carburantes se prolongará, por el momento, hasta el 31 de diciembre de 2022.
Los mercados anticipan el veto al petróleo ruso
Tanto para Collado como para Inés Cardenal, directora de Comunicación de la Asociación de Productos Petrolíferos, son varias las razones que están disparando los precios del gasóleo, aunque la principal es que los mercados de referencia (Mediterráneo y Norte de Europa), están reaccionando al veto al petróleo ruso que se será efectivo a principios de 2023.
“Las cotizaciones hoy ya están anticipando la falta de gasóleo ruso y el invierno. Se está anticipando escasez de oferta y aumento de la demanda, lo que implica aumento de precios”, explica Cardenal. Rusia era hasta ahora un importarte exportador de gasóleo y crudo a Europa y, según Cardenal, no todas las refinerías están siendo capaces de sustituir el crudo ruso por otros para fabricar el gasóleo que les demanda su mercado, lo que está tensionándolo.
De hecho, el Ministerio para la Transición Ecológica reconoce en el Plan +Seguridad Energética que, al entrar en vigor la prohibición de importación de gasóleos de Rusia, “podrían darse situaciones puntuales de desabastecimiento si las cadenas logísticas no reaccionaran suficientemente rápido para sustituir las importaciones por proveedores alternativos”.
No obstante, Cardenal asegura que en España “estamos mucho más seguros en el suministro” que en otros países europeos. En primer lugar, porque “entre 2008 y 2012 las refinerías españolas invirtieron casi 7.000 millones de euros en hacerse más flexibles y complejas para poder fabricar más diésel” y, en segundo, porque “importamos cada mes 30 tipos de crudo de unos 20 países de origen y no tenemos ningún problema en sustituir un crudo por otro”.