Cinco consecuencias nefastas de la desaparición del dinero en efectivo

Aunque apenas utilices ‘cash’, te conviene que no prohíban su uso por cinco razones de las que no eres consciente

Billetes y monedas de euro.

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La posible desaparición del dinero en efectivo es una posibilidad que está sobre la mesa. Suecia, Dinamarca y Noruega podrían convertirse en los primeros países en prohibir el pago con papel moneda, y el resto de Europa iría detrás. España no es ninguna excepción.

De hecho todo indica que en nuestro país se nos va a restringir el uso del papel moneda en los próximos años. En concreto, el 5% de la población española no tendrá acceso a los billetes en 2025, según el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada, lo que dejará a cerca de tres millones de personas en grave riesgo de exclusión financiera.

A esto se suma la desaparición paulatina de cajeros en España y los reajustes que está realizando el sistema financiero para impulsar la eliminación del dinero en efectivo y sustituirlo por medios de pago electrónicos.

La pregunta es clara: ¿nos conviene que desaparezca el ‘cash’ aunque apenas lo usemos? Definitivamente, no. ¿Cuáles son las consecuencias reales de que esto suceda? ¿Nos afectaría de algún modo? Las respuestas, nos tememos, no te van a gustar.

Las cinco consecuencias

Las cinco consecuencias de que desaparezca el ‘cash’ Brett Scott, exbróker, articulista de The Guardian y autor del libro Hackeando el futuro del dinero, es uno de los expertos que está dando luz a la paulatina desaparición del dinero en efectivo, señalando a las empresas y organismos que quieren que esto suceda y alertando a la población de las consecuencias reales de vivir en una sociedad sin cash.

1) No tendrías nada de privacidad. Cuando pagas de forma digital todo queda registrado, cuando lo haces en efectivo no es así. Aunque ahora la mayoría de tus transacciones sean con tarjeta de crédito o mediante apps de pago digital, tienes la opción de adquirir cierto producto o servicio mediante dinero en metálico. Imagina, por un momento, que todo, absolutamente todo lo que compras, quedase anotado en una nube a la que no sabes quién tendría acceso o por qué.

La inteligencia artificial ya controla todo lo que buscas en Google o por qué lugares te mueves, y este control puede dar un paso más con el seguimiento absoluto de tus gastos. Además de quedar expuesto totalmente, se puede producir un ataque informático, como lo ocurrido con el portal Ashley Madison, lo que podría mostrar muchos aspectos de tu vida íntima, por ejemplo, tus preferencias sexuales, enfermedades, aficiones… que no quieres –o simplemente no te apetece– que se hagan públicos.

2) Podrías quedarte sin dinero. Si todas tus operaciones tienen que ser digitales de manera obligatoria porque no hay efectivo, tu dinero se mueve de un lado (banco) a otro (tienda, comercio, servicio) mediante un intermediario (como Visa).

De esta forma no solo te expones a que el banco pueda negarte el acceso a tu propio dinero, sino también a que estos intermediarios «puedan bloquear tus transacciones», detalla Scott. Además, debes tener en cuenta que si solo habría dinero intangible, éste estaría alojado en una infraestructura eléctrica o de telecomunicaciones, lo que «puede fallar en su hardware o software», lo que, una vez más, te dejaría sin acceso a tu dinero o, lo que es peor, podrías perderlo todo en un solo clic.

3) Podrías perder tus ahorros. Otro de los riesgos de que se elimine el efectivo, y dado que físicamente no tendrías tu dinero, te expondrías al peligro de que «las instituciones puedan expropiarlo o congelarlo». Es decir, tus ahorros e ingresos ya no solo dependerían del banco y de los intermediarios, sino también del Estado y de todo el sistema financiero.

4) Serías un esclavo del banco.Todo lo anterior nos lleva a una clara conclusión: sin el derecho de tener dinero en tu poder (tangible, en efectivo) serías un mero esclavo del banco y del sistema. Podrían poner las tasas de interés que quisieran y cobrar por lo que les viniera en gana. Imagina que, de pronto, todos los bancos cobraran un 2% por cada transacción que se hiciera.

¿Qué podríamos hacer para evitarlo si no tenemos más remedio que tenerlo ahí guardado y/o registrado? Seríamos puras marionetas al servicio de unos pocos. Como asegura Scott, «el pago digital favorece el dominio de las empresas financieras transnacionales, de cuyo poder e influencia no se puede escapar».

5) Serías más pobre. Sin ‘cash’, además, tomarías peores decisiones financieras. Ha quedado demostrado que aquellos que pagan de forma digital también eran más propensos sobregirar sus cuentas corrientes, acumular tarjetas de crédito, pedir dinero a prestamistas o malgastar sus ahorros.

Asimismo, los que pagan directamente con el móvil suelen gastar más a menudo y más cantidad de dinero en comparación con aquellos que no las usan. ¿Quién querría ser más pobre?

 

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