Cataluña advierte a los inversores de que la transición ecológica dispara la inflación

La búsqueda de la descarbonización traerá un aumento de costes y precios, y ya no se duda en dejarlo claro por escrito

Pere Aragonès

El expresidente de la Generalitat, Pere Aragonès. EFE/David Borrat.

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La transición energética no será gratis. El cambio de paradigma hacia una economía descarbonizada tendrá su coste. Algo que se sabía, pero que no todos se han atrevido a poner en negro sobre blanco. Sin embargo, la Generalitat de Cataluña ha dejado constancia en un documento oficial sobre dicha circunstancia

En concreto, en una presentación para inversores que está distribuyendo el gobierno catalán para generar nuevos focos económicos, se advierte de que «hay factores estructurales como la transición energética que presionan los precios y aumentan la probabilidad de una inflación alta persistente«. Una afirmación que corrobora todo lo que se ha sugerido desde las administraciones públicas, pero que ahora se constata en forma de documento. 

El informe elabora una serie de comparaciones de Cataluña con respecto a diversas potencias económicas, y cómo está su situación en estos momentos. De igual manera, analizan cómo están los diversos sectores industriales y su evolución financiera. Aunque lo que más llama la atención es el apartado de precios y costes. Aquí es donde señala a la transición energética como otro de los problemas en la escalada de precios

No obstante, es algo contradictorio que Cataluña, una de las regiones donde la apuesta por las renovables está siendo más lenta de lo normal, ponga como un problema dentro del apartado de precios ese desarrollo energético.

Es decir, mientras que gran parte del documento se centra en las singularidades catalanas para vender la región como un destino inversor, en este apartado que habla de la inflación utiliza un mantra nacional, o incluso transnacional, para explicar que los costes seguirán disparados en los próximos meses. 

La transición energética no es gratis 

Lo que ha expresado el gobierno catalán en su informe de inversión es algo que todo el sector energético ha asumido desde hace años. Así, hace pocos meses, y precisamente con una importante representación de la Generalitat, las principales empresas españolas lo hicieron constar en un acto del Cercle d’Economia. Intentaban explicar que este desarrollo hacia una economía neutra en emisiones no sale gratis. Además, deslizaban que las prisas por avanzar tampoco son buenas.

Incluso, la propia ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, también ha maniestado en alguna ocasión que este reto no será sencillo, ni fácil y, aunque nunca se ha cuantificado desde el Gobierno, tampoco será barato. 

La ecuación es simple. En este proceso de descarbonización y reducción de emisiones el mix energético cambiará. Se pasa de un carbón barato a un desarrollo renovable que requiere de importantes inversiones. Y, lo más importante, que durante ese viaje hacia un parque completamente renovable se necesitará el gas natural, una tecnología que está causando graves problemas de precios por su alta volatilidad.

En este contexto, todo son cargas adicionales en la transición energética. Por ejemplo, a nivel de infraestructura, en estos momentos el hidrógeno es uno de los grandes atractivos, pero de igual modo su desarrollo requiere de un dinero que, en estos momentos, lo que supone es incrementar los costes. 

Lo mismo sucede con el desarrollo del vehículo eléctrico. Pese a que se trata de la opción que dominara el futuro, en estos momentos su desarrollo solo genera, justamente, un aumento de costes en todo el proceso. 

Por estas razones, y pese a la contradicción, tiene sentido que la Generalitat en un ataque de honradez recuerde a los potenciales inversores que la transición energética supondrá un coste. Porque efectivamente será así.

Raúl Masa

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