Cataluña hace la transición ecológica al revés: produce energía más sucia y contamina un 23% más
La sequía obliga a la comunidad a generar electricidad con la quema de combustibles fósiles, disparando las emisiones de CO2
Pasos atrás en la transición ecológica de Cataluña. La limitada implementación de las energías eólica y fotovoltaica en la región la convierte en altamente dependiente de la hidráulica y de sus tres centrales nucleares para generar electricidad. Sin embargo, la sequía y la bajada del nivel de agua en los pantanos limitó en 2022 la producción de energía hidráulica, obligando a las eléctricas a tirar de ciclos combinados, una tecnología más sucia, para cubrir la demanda eléctrica lo que disparó en un 22,8% las emisiones de CO2 del sistema eléctrico catalán.
Así lo revela el último informe del Observatorio de las energías renovables de Cataluña, elaborado por las principales organizaciones empresariales del sector de la energía verde en la comunidad. Según su análisis, la producción de electricidad a partir de la quema de gases fósiles en los ciclos combinados, las instalaciones de cogeneración y las plantas de tratamiento de purines generó el año pasado alrededor de 4,6 millones de toneladas de dióxido de carbono.
En 2022, los ciclos combinados produjeron 7.930,03 GWh, un 64,1% más que en el año anterior, convirtiéndose en la segunda tecnología que más electricidad aportó, el 18% de la demanda eléctrica total, y disparando la emisión de gases nocibos. De hecho, esta metodología es responsable del 71% de estos casi 5 millones de toneladas de CO2.
Cataluña tiene siete centros que producen electricidad a partir de los ciclos combinados, ubicados en distintos municipios de Barcelona y Tarragona. En su total, trabajaron a un régimen de 2.054 horas anuales a potencia nominal, casi el doble que en el ejercicio anterior.
La nuclear: el 53% de la generación eléctrica
La principal fuente de generación de electricidad en Cataluña continúa siendo las centrales nucleares de Ascó 1, Ascó 2 y Vandellòs 2, todas ellas ubicadas en Tarragona. Aportaron casi 24.000 GWh, un 2,6% más que en 2021 y más de la mitad del total de la demanda eléctrica catalana. En conjunto, la nuclear y las energías fósiles incrementaron su generación eléctrica en un 8%, cubriendo cerca del 80% de la necesidad eléctrica de Cataluña.
Por el contrario, las energías limpias fueron a la baja. La producción de electricidad procedente de fuentes renovables cayó un 13% en 2022, hasta registros que no se veían dese hace catorce años. Si en 2021 la energía hidráulica aportó casi el 8% de la electricidad demandada, en 2022 ni siquiera alcanzó el 6% del total. La sequía desplumó en un 21% su capacidad de generar energía, quedándose en los 2.676 GWh.
El año pasado, la Generalitat consiguió poner fin a ocho años consecutivos sin que se pusiera en servicio potencia eólica, tras enchufar a la red aerogeneradores con una potencia de casi 100 MW. Sin embargo, se conectó en diciembre, de modo que tuvo un nulo efecto en la capacidad de generación eólica de Cataluña: aportó 2.454 GWh, un 7% menos que en 2021 y apenas un 5,6% del total. La burocracia sigue siendo el principal escollo para acelerar el despliegue de la energía eólica y para favorecer que las promotoras impulsen sus proyectos en Cataluña.
Lejos de los objetivos para 2030
Si no se cuenta la electricidad generada por el autoconsumo, en 2022 se pusieron en servicio instalaciones fotovoltaicas con una potencia de 13,14 MW, lo que permitió incrementar en casi un 10% la generación de energía solar. Sin embargo, esta tecnología todavía tiene un peso muy bajo en el cómputo total, aportando menos del 1% de la demanda eléctrica.
“En el año 2022, la energía que se ha generado y consumido en Cataluña fue más sucia, menos autóctona y menos renovable”, sentencian los miembros del Observatorio. “Se evidencia que sin un despliegue decidido de las dos energías renovables con mayor capacidad de generar, la solar y la eólica, se aleja la posibilidad de sustituir con renovables la generación nuclear cuando se proceda a su cierre”, añaden.
De hecho, en 2022 Cataluña se alejó del cumplimiento de los objetivos de producción de energía renovable. Con base en el PROENCAT, la hoja de ruta energética de la Generalitat, en el año 2021 faltaba un 80% de producción renovable para alcanzar los 69,1 TWh estimadas para el año 2030, mientras que en 2022 el porcentaje fue del 83,1%.