Calviño obvia al Banco de España y saca pecho de la «mejora estructural» en la recaudación de impuestos
El supervisor bancario español atribuye más de dos tercios del incremento de los ingresos tras la pandemia a la inflación y a un "componente no explicado", por lo que pide prudencia ante una previsible desaceleración
La recaudación por impuestos en España se encuentra en máximos históricos, con un incremento interanual del 11,6% en 2021 y del entorno del 15% en 2022, según las cifras adelantadas por Hacienda. Pero el Banco de España ha señalado en sus últimos informes que esta tendencia no debe considerarse estructural, al contario de lo expresado por la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en su comparecencia en el Congreso de este jueves.
Según Calviño, «se está produciendo una mejora estructural de los ingresos fiscales» debida a que «está aumentando la base: la actividad económica y el empleo». En concreto, la vicepresidenta económica atribuye los datos récord de ingresos por impuestos al cambio estructural «muy significativo» de la economía española por superar los 20 millones de personas ocupadas y por «un afloramiento de la economía sumergida».
Las principales causas son muy distintas según el Banco de España, y entre ellas destaca la inflación. Tener las mayores subidas de precios en casi 40 años ha rebajado el poder adquisitivo de las familias, pero también ha contribuido notablemente a las arcas públicas. En un informe de principios de marzo la institución estimó que más de la mitad del incremento de la recaudación en los tres primeros trimestres de 2022 correspondió a la inflación, siendo la causante de hasta el 43% del incremento de los ingresos públicos tras la pandemia.
La segunda causa para el Banco de España, responsable de un tercio del aumento de los ingresos fiscales, es lo que denomina como «componente no explicado» o «residuos fiscales». Es decir, una recaudación que «no podría explicarse por la evolución de sus bases macro, elasticidades históricas ni medidas tomadas». Ya como tercer factor del aumento de los ingresos en 2021 y 2022 se situaría, según la institución, la recuperación de la actividad económica real, con un avance del PIB del 5,5% en 2021 y en 2022 según el INE.
Por todo ello, el supervisor bancario español avisa de que «el principio de prudencia sugeriría no considerar la parte no explicada del aumento reciente de los ingresos públicos como permanente», al igual que avisa de una contribución previsiblemente menor de la inflación sobre el IVA en 2023 como consecuencia de la desaceleración esperada en los precios. A esto se suma una «notable desaceleración» en la recaudación de los impuestos a la producción expuesta por el director general de Economía y Estadística, Ángel Gavilán, este miércoles y recogida en su último Informe trimestral de la economía española.
Según Gavilán, «los ingresos se han desacelerado de forma más intensa de lo que esperábamos» en octubre y en noviembre de 2022, los últimos meses con datos de la Intervención General de la Administración del Estado. Lo enigmático es que las tasas interanuales negativas registradas en la recaudación de los impuestos a la producción están «por debajo de lo que justificarían las rebajas de impuestos aprobadas» y tampoco se deben «al comportamiento de las bases macroeconómicas» de dichos impuestos, que son todos los gravámenes indirectos sobre los productos, la producción y las importaciones (IVA, impuestos especiales, etc). Es decir, que esta desaceleración en la recaudación sería un fenómeno atribuible a lo que la institución denomina «residuos fiscales», cuya contribución ha sido positiva durante 2021 y hasta el tercer trimestre de 2022.
El Banco de España espera más déficit
La vicepresidenta primera ha sostenido también en el Congreso que gracias a la mayor recaudación España tiene «un sector público y unas finanzas públicas más sólidas» que permiten cumplir con los objetivos de déficit y de deuda comprometidos por el Gobierno con la Comisión Europea.
Si bien es cierto dicho cumplimiento, con un déficit que cerrará 2022 previsiblemente por debajo del 5% del PIB y una deuda pública del 113,1%, también menor de la esperada, el Banco de España ha revisado al alza en cuatro décimas su previsión de déficit para 2022, hasta el 4,6% del PIB, tras la reducción de ingresos en los impuestos a la producción.
De hecho, el informe de las proyecciones macroeconómicas detalla que, incluso aunque estos «residuos» no se corrigieran en adelante, el aumento previsto del gasto público implicará que el déficit de las administraciones públicas se mantenga «en niveles relativamente elevados en los próximos años». «En ausencia de nuevas medidas no anticipamos reducciones significativas del déficit total ni estructural», señaló Gavilán y, en el mismo sentido que se manifestó la AIReF hace unas semanas, instó al Gobierno a «iniciar ya un proceso de consolidación fiscal» para el medio plazo por la vuelta de las reglas fiscales en 2024.