La caída del consumo eléctrico se agudiza y avanza una crisis más profunda
La demanda eléctrica es un termómetro muy claro para medir la actividad económica, y los indicadores en estos momentos no son buenos
Los datos sobre consumo eléctrico provocan en estos momentos una dicotomía adversa bastante compleja de medir. Por un lado, las autoridades europeas exigen que se rebaje el consumo de gas y electricidad. Por otro, a lo largo de 2022 está habiendo un descenso de la demanda eléctrica en España de manera continuada. Es decir, bueno para unos intereses; pero señales de alarma para el conjunto de la economía.
En concreto, según los últimos datos de Red Eléctrica, la demanda eléctrica nacional experimentó en septiembre un descenso del 3,5% con respecto al mismo mes del año anterior, una vez descontados los efectos de temperatura y laboralidad. En términos brutos, se estima una demanda de 20.427 GWh, un 2,7% inferior a la de septiembre de 2021.
Esta situación, al menos la coyuntural, podría tener explicación por los planes de ahorro energético que han tenido que impulsar los diferentes países europeos, y de los que España también debe participar. Sin embargo, el problema va más allá de este mes concreto.
El comportamiento de la demanda en septiembre confirma la tendencia de descenso observada también en el mes de agosto. Así, en los nueve primeros meses de 2022, según datos provisionales, una vez corregida la influencia del calendario y las temperaturas, la demanda es un 2,1% inferior a la registrada en el año anterior.
Este dato es el que debe preocupar. Se trata de un descenso en la demanda frente a un año, 2021, que todavía no estaba totalmente recuperado con respecto al término de la pandemia. Y la historia es muy tozuda.
El gráfico refleja la evolución de la contabilidad nacional con respecto a la demanda de electricidad. Refleja las conclusiones de un informe de la propia Red Eléctrica que analiza el impacto de dicho consumo en el PIB. Es de 2019, y aunque mostraba que en los últimos años se estaba produciendo un desacople en dicha tendencia, la realidad es que todavía viajan bastante en paralelo.
¿Y cómo está la economía?
El crecimiento del PIB en España se habría acelerado puntualmente, según el centro de estudios de BBVa, en el segundo trimestre del año, gracias al impulso del consumo de no residentes, particularmente en los sectores que se han beneficiado de la mayor seguridad sanitaria y la normalización de la socialización, como la restauración, el transporte, el ocio o el entretenimiento, así como el gasto en vestido y calzado. Además, las exportaciones de bienes han continuado mostrando cierta fortaleza pese al incremento en los costes de producción y a los obstáculos asociados a las interrupciones en la cadena de producción.
Sin embargo, BBVA Research considera que los datos de los últimos meses muestran un debilitamiento de la recuperación, de manera que la actividad podría haberse estancado en el tercer trimestre de 2022. Esta situación podría mantenerse durante los próximos trimestres, o incluso se podrían registrar caídas moderadas en la evolución del PIB como consecuencia del aumento de la incertidumbre, del incremento en las expectativas de inflación y de la subida de los tipos de interés.
Por un lado, la finalización de la temporada turística explicaría el debilitamiento en la evolución del empleo. A esto se suma la previsión de que el incremento de los costes sea permanente, por lo que las empresas comienzan a trasladarlos a precios parcialmente y los trabajadores a negociar salarios más elevados.
En consecuencia, la inflación será mayor de lo esperado durante los próximos meses y tardará más en normalizarse. Lo anterior ha supuesto que el BCE haya adelantado el aumento en los tipos de interés, y que los mercados esperen un punto de llegada superior al que se planteaba hace unos meses: el tipo de política monetaria ha aumentado 125 puntos básicos (pb) desde el mes de junio y podría hacerlo 125 pb más antes de que acabe el año, avanzando hacia un punto neutro, o incluso ligeramente restrictivo, en opinión de BBVA Research. Esto supondrá un lastre para el avance del consumo privado, que los economistas de BBVA Research cifran en alrededor de 2,2 pp en 2023.