Bruselas creará clientes de primera y segunda división con el tope a las renovables y la nuclear

Las medidas que pretende tomar la Comisión Europea en materia energética pueden terminar causando problemas de competencia

Ursula von der Leyen – EFE/EPA/KOEN VAN WEEL

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La Comisión Europea trabaja contra reloj para tomar medidas energéticas que alivien la presión de precios eléctricos que sufren grandes países como Alemania, Francia o Italia (y también España). Entre las múltiples medidas que se debaten en Bruselas se quiere fijar un tope a las energías inframarginales -renovables o nuclear-, con el objetivo de que no existan beneficios extraordinarios. Pero este plan genera un problema: se vende energía a precios muy distintos y, por lo tanto, se crean clientes con diferentes categorías

Esta medida, que pretende adoptar Bruselas, se trata de una réplica similar a lo que ya existe en España. Se promulgó en el Real Decreto-Ley 17/2021, donde se fijaba una fórmula de minoración sobre los 67€ en el precio del que no podían pasar en su venta las energías inframarginales. Y de hacerlo, las empresas deben compensar la diferencia a favor del sistema. 

Esta situación, en España, ha provocado que existan dos precios muy diferenciados en la venta de electricidad: la barata con las renovables y la nuclear; y la cara con el gas. Explican fuentes del mercado a ECONOMÍA DIGITAL que el mecanismo que se está debatiendo solo tiene un defecto o hueco que encontrará el mercado como ha pasado en nuestro país y que hace que no funcione correctamente.

En concreto, existe la posibilidad de firmar contratos bilaterales donde solo se vende energía barata, no un mix. Cuantos más contratos bilaterales se firmen, menos energía barata quedará para proteger al resto de consumidores, explican dichas fuentes. 

De esta manera, se ponen en tela de juicio los verdaderos propósitos que busca Europa. Y es que se está hablando de solidaridad de precios entre países, pero también es necesaria una solidaridad de precios entre clientes. Sobre todo, para que todos tengan acceso a pagar lo mismo y no se haga una distinción con respecto a la diferente capacidad negociadora de ciudadanos, empresas o industrias. 

Una energía por categorías 

Cuando se marca de manera tan clara las diferencias de tecnologías con unos topes, es el momento en que alguien vende solo energía barata, y otros consumidores tienen que comprar más mix de energía cara.  

Esto, explican expertos del sector, podía pasar cuando los precios de tecnologías eran similares; pero cuando el precio entre marginal e inframarginal esta tan distante, no deberían permitirlo. Puede distorsionar la competencia en cualquier sector, si una industria consigue el precio de 67€/MWh y otra se queda con más de 300€/MWh, no será competitiva

Ante esta situación, algunas voces del sector abogan por reformar el mercado y que se impida realizar más contratos bilaterales, y los existentes solo se puedan dedicar a clientes que ya tenían un precio o contrato comprometido. De este modo, la máxima cantidad de energía inframarginal posible se negociará en mercado diario o mercado de futuro. Lo normal, asumen, es que estos mercados sigan con precios altos, pero en ambos se aplicaría el CAP y se recaudarían los beneficios extraordinarios por encima de 67€/MWh (en la propuesta europea estaba sobre los 200€/MWh, aunque finalmente serán 180 €/MWh). 

¿Y qué hacer con esa diferencia? Una de las opciones sería rebajar cargos o incluso hacerlos negativos como en Portugal. Esa situación sería coherente con la teoría de no discriminar a consumidores cuando hay tanta diferencia de precios y ayudar a bajar el precio de todos por igual (pudiendo incentivar más a clientes de menos de 10kW o de bono social, pero de una manera completamente controlada, no en función de lo que pase en el mercado y del movimiento de los clientes de unas compañías a otras).  

Además, aseguran las fuentes consultadas, usar los cargos permitiría volver a dar señales de precio, que el descuento sea mucho mayor en los periodos punta de consumo de gas y se baje la curva de demanda en esas horas. Si se cae en la tentación de utilizar los beneficios solo para tarifas reguladas se va a volver a discriminar entre consumidores y los efectos secundarios no serán controlables como ha pasado este último año.

Raúl Masa

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