Bruselas mejora al 2,2% el PIB de España para 2023, pero la inflación se estanca en el 3,6%
La Comisión Europea ha mejorado la proyección de crecimiento en tres décimas con respecto a primavera
La Comisión Europea ha elevado tres décimas su proyección de crecimiento para España, que mejorará su producto interior bruto (PIB) en un 2,2% en 2023, de acuerdo con las previsiones de verano publicadas este lunes por el Ejecutivo comunitario. El crecimiento de nuestro país será casi el triple del de la Unión Europea, que en conjunto avanzará un 0,8%.
Bruselas apunta que, con todo, la segunda mitad de este año va a mostrar una ralentización de la actividad, «debida al desvanecimiento del ímpetu del sector turístico, una actividad económica más débil en los principales socios comerciales, el endurecimiento de las condiciones de financiación sobre la demanda agregada, así como unas dinámicas del mercado de trabajo más relajadas».
La vicepresidenta económica en funciones, Nadia Calviño, ha celebrado la revisión, que sitúa el dato por encima de la previsión del Gobierno, y se ha felicitado por una política económica que «funciona» y permite afrontar «con confianza» la ralentización global.
El Ejecutivo comunitario ha empeorado la previsión del crecimiento en el conjunto de los Veintisiete en dos décimas, en tanto que ha mejorado la de nuestro país en tres. Esto se debe, ha apuntado, a un efecto arrastre procedente de un final de 2022 mejor de lo esperado, así como de la robusta primera parte del año.
La inflación convergerá con la UE en 2024
En lo que respecta a los precios, la inflación va a dar un respiro mayor en nuestro país que en los de nuestro entorno. En 2023 cerrará de media en torno al 3,6%, dos puntos superior en los Veintisiete. Sin embargo, esta moderación vendrá por parte de los precios energéticos y mostrará una desaceleración y una mayor convergencia a partir de 2024, cuando cierre en el entorno del 2,9% tanto en España como en la Unión Europea.
La inflación subyacente, aquella que excluye los alimentos frescos y la energía, seguirá enquistada y caerá más lentamente por el traslado de los precios energéticos al resto de la cadena productiva. Eso sí, la Comisión destaca que no se ha producido efectos de segunda ronda significativos a pesar de los incrementos salariales.
Bruselas apunta que el poder adquisitivo de los hogares va a beneficiarse de la mejora en las presiones de los precios, así como en los incrementos nominales de los salarios, lo que mitigará en parte los efectos de la ralentización de la actividad y de la inflación en el consumo privado. Además, dice la Comisión, el menor endeudamiento del sector privado en los últimos años, así como la resistencia del sector bancario permitirá evitar riesgos financieros.
En relación a los fondos europeos, Bruselas destaca que su implementación va a permitir que la inversión siga creciendo en el horizonte de previsión.
De cara a 2024, la desaceleración de la actividad que se experimenta desde mediados de año se trasladará al próximo ejercicio, lo que se ha reflejado en un empeoramiento de la previsión en una décima: del 2% que se proyectó en primavera al 1,9% esperado en la actualidad. Esta ralentización, dice la Comisión, durará hasta, al menos, la primera mitad del año próximo.
En la Unión Europea persistirá la debilidad en la demanda doméstica, destacan los analistas de la Comisión, lo que demuestra que la inflación en la mayor parte de bienes y servicios están lastrando la actividad más de lo esperado en primera. «Esto a pesar de un declive en los precios energéticos y un mercado laboral excepcionalmente resistente, que ha arrojado mínimos históricos de paro, crecimiento del empleo y de los salarios», aducen.