Bruselas intensifica su presión sobre España, aunque sin sanciones

La Comisión Europea quiere un plan de reformas “serio” a cambio de un posible 6,5% de déficit

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El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el comisario de asuntos económicos, Olli Rehn, fijarán este miércoles en Bruselas las recetas que deberá cumplir España. Bruselas ha evitado introducir sanciones, pero quiere un plan “serio” que se pueda cumplir, con objetivos, con medidas concretas, después de comprobar que el Gobierno que preside Mariano Rajoy lo sigue prometiendo todo, pero es incapaz de poner en marcha lo que se le pide.

Fuentes comunitarias señalan que los esfuerzos de España han sido grandes, pero que el Ejecutivo español ha demorado en exceso la entrega de un plan concreto de reformas. Algunas de ellas se aprobaron en el último consejo de ministros de abril, pero se habían cerrado prácticamente un día antes, con una cierta improvisación, sin la posibilidad de debatirlas con los agentes sociales, y sin haber generado un debate público por el cual se explique la necesidad de llevarlas a cabo, con el consiguiente desgaste político e incomprensión de la ciudadanía.

Reforma de las pensiones, ya

Una de ellas, que el Gobierno es consciente de que deberá aprobarla, es la reforma de las pensiones, para que ya el próximo año se comience a aplicar. Ello implicará, según se explica en Bruselas, una reducción de la cuantía. Y también, por tanto, una diferencia entre los pensionistas que comiencen a incorporarse en los próximos años con los actuales. Rajoy quería más margen para una aplicación más progresiva en el tiempo. Pero Bruselas quiere que sea de inmediato.

A cambio, la Comisión Europa ha flexibilizado el déficit. Y este miércoles, con las recomendaciones a España, Bruselas podría, incluso, conceder el 6,5% de déficit para 2013, dos décimas más de lo que sigue manejando el Gobierno español.

¿Contrato único?

Otra de las grandes medidas es la reforma laboral. Con su lenguaje característico, la Comisión Europea se referirá a la necesidad de ajustar esa dualidad en el mercado de trabajo español, con grandes diferencias entre los contratos temporales y los fijos. No hablará de contrato único, porque, en realidad, “no hay ningún país en Europa que lo tenga”, –a pesar de las palabras del comisario Andor– como manifiesta una fuente comunitaria, pero se mantiene la preocupación por España y por su incapacidad para lograr nuevos puestos de trabajo, especialmente para los jóvenes.

Lo cierto es que esa imposibilidad de crear trabajo está directamente relacionada con la obsesión del Gobierno español por reducir el déficit, petición, a su vez, en la que ha insistido hasta ahora Bruselas. Hay, por tanto, un pequeño cambio. La necesidad en estos momentos es generar “crecimiento”. ¿Pero cómo se consigue?

Poder para el BEI

Mariano Rajoy reclamó este martes desde París que tanto el Banco Central Europeo (BCE), como el Banco de Inversiones (BEI) jueguen un papel destacado para mejorar el acceso a la financiación por parte de las pymes. Reclamó, además, que las bonificaciones para la contratación de jóvenes no se incluya en el cómputo del déficit.

Y es cierto que en la Unión Europea se ha comenzado a valorar que el BCE y el BEI comiencen a actuar con una mayor valentía. El BCE sigue elaborando su plan para poder financiar a las pequeñas y medianas empresas, pero el BEI, que podría ser un instrumento idóneo para ello, sigue una política “conservadora”, que le lleva a medir con precisión todos sus riesgos.

Es el comisario de Industria, el italiano Antonio Tajani, el que está actuando con alguna concreción, a través de diversos programas como el CIP, o el sustituto para el próximo año, el llamado Programa Cosme. Se trata de financiación a pymes, que, pese a esos esfuerzos, sigue siendo del todo insuficiente. El problema, además, es que lo que necesita España no es exactamente lo mismo que el conjunto de la zona euro, que comienza a evidenciar unas grandes diferencias entre el norte y el sur, o la periferia de la UE.

Margen para el IVA

En cuanto a la fiscalidad, Bruselas entiende que puede quedar algún margen sobre el IVA en determinados productos. Pero lo que le pide el Ejecutivo comunitario a Mariano Rajoy es que sea “más selectivo” en su política fiscal, buscando no afectar a la economía productiva. Es decir, hay diferencias entre una subida del tabaco y una bajada de las cotizaciones sociales. Pero dado el descenso de los ingresos, el gran problema de la economía española –porque no genera crecimiento– Bruselas será muy prudente acerca de la fiscalidad.

En otras cuestiones sí incidirá, demostrando Bruselas lo que pretende: España debe luchar a corto y medio y largo plazo. Debe poner en marcha todo tipo de reformas, y todo al mismo tiempo. Ese es el drama. Y, por tanto, se insiste en la reforma de la administración pública y en la liberalización de servicios y de sectores profesionales regulados.

Es la demanda de Bruselas. Y es lo que, a partir de este mismo miércoles, Rajoy no podrá eludir por más tiempo.

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