Botín y Zapatero, aliados en la crisis

El presidente del Gobierno 'en funciones' acabó indultando a Alfredo Sáenz

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Febrero de 2010. “Son las medidas más importantes de los últimos años, apuntan en la buena dirección, reforzarán la credibilidad de nuestro país, ayudarán a restablecer la confianza de empresas y familias y lo que ahora hace falta es que se pongan en marcha”.

Ese apoyo a las medidas adoptadas por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero es de Emilio Botín, presidente del Banco Santander. La tempestad es intensa. El Gobierno socialista combate como puede contra todos para que los mercados confíen en España. Y aparece ese gran aliado, que se muestra comprensivo con Zapatero durante la etapa más dura de la crisis.

Reformas dolorosas

El Consejo de Ministros acaba, en ese momento, de reducir en 50.000 millones de euros el gasto público. Zapatero está atenazado. Pocos meses después, en mayo de 2010, vivirá el peor momento, cuando la Comisión Europea pide a España mayores sacrificios, a un paso del rescate. El propio presidente de Estados Unidos y el gobierno chino piden a Zapatero que haga caso de las exigencias de las autoridades europeas.

Meses más tarde, con la inmolación ya de Zapatero, tras adoptar más medidas, el presidente del Gobierno reúne en Moncloa a los principales empresarios del país, y al mundo financiero. Es marzo de 2011. Y Botín es el gran protagonista. Vuelve a prestar un apoyo enorme a Zapatero, incluso apostando por la continuidad del presidente como candidato del PSOE a las elecciones.

El PP tacha al PSOE de aliado de la banca

Tal es esa identificación, –que los analistas en ese momento justifican por el deseo de Botín de aplacar a los mercados, generando confianza, para que no ataquen a España–, que el PP llega a asegurar que los socialistas están al lado del poder financiero, y ellos con el pueblo llano.

El desgaste de Zapatero es total, porque el PP busca ya el poder en la Moncloa, y no duda en situar a Botín del lado del PSOE.

Cinco días después de las elecciones

El hecho es que, con las elecciones ya celebradas, tras el 20 de noviembre de 2011, José Luis Rodríguez Zapatero, como presidente en funciones, decide, en consejo de ministros, indultar al consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz, de la condena de tres meses de arresto e inhabilitación para ejercer su oficio de banquero durante ese tiempo por un delito de acusación falsa y denuncia falsa. Es el 25 de noviembre de 2011.

Zapatero asume la crítica. Ya se va. Mariano Rajoy está a punto de tomar posesión de su cargo. Los socialistas aseguran que han tomado la decisión y que el PP ha sido informado.

El indulto contaba con el informe favorable del Ministerio Fiscal, pero desfavorable por parte del Tribunal Supremo.

Agradecimiento del Santander

“El Banco Santander muestra su satisfacción tras conocer la decisión del Consejo de Ministros de conceder el indulto a Alfredo Sáenz”, informa, en una nota escueta la entidad que preside Emilio Botín.

El sector de la magistratura, en ese momento, no ve las cosas claras. Las asociaciones de jueces piden explicaciones. Una de ellas, la Francisco de Vitoria, califica la decisión de “intromisión” del Poder Ejecutivo.

Posteriormente, el propio Tribunal Supremo anuló, en parte, el indulto de Zapatero. Y Mariano Rajoy buscaba una salida a Sáenz con una reforma legal. El Consejo de Ministros, el 12 de abril de este año, aprobaba un decreto que cambiaba el marco regulatorio, y dejaba el veredicto final en manos del Banco de España.

Es decir, Rajoy trataba de limpiarse las manos, dejando el embrollo a Luis Linde, el presidente del Banco de España.

Y Sáenz y Botín ya han decidido por Linde. O Linde ya ha decidido por Sáenz.

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