BBVA mide el poder de Carlos Torres y la paciencia del BCE
La entidad tiene que renovar un tercio de su consejo de administración cuando no se ha levantado el secreto del sumario del "caso Villarejo"
Apenas han transcurrido un par de días desde el final de las declaraciones de todos los imputados en el llamado “caso Villarejo” y se abre un nueva hoja de ruta para el BBVA y su presidente, Carlos Torres. La que desembocará, en marzo del próximo año, en la reelección, salida y sustitución de algunos miembros del consejo de administración del banco.
En concreto, de cinco; una tercera parte del total, remodelación con la que Torres intentará rodearse de personas más afines a su forma de hacer las cosas, sólo un año después de llegar a la presidencia. Va a medir también el peso específico de Torres en el control de la entidad y va poner a prueba una vez más al Banco Central Europeo (BCE).
La institución europea que ahora preside Christine Lagarde no quiere movimientos extraños en BBVA (ni en ningún otro banco europeo) y en sus órganos de gobierno hasta que queden claras las implicaciones de qué y quiénes en las escuchas y espionaje de Cenyt, la empresa del ex comisario de Policía. Entre otras cosas porque tiene que dar su visto bueno a los candidatos.
Según el reglamento del banco, los aspirantes a consejeros tienen que “poseer reconocida honorabilidad comercial y profesional”. De momento no se han producido demasiados movimientos ni rumores. El pistoletazo de salida está a la espera de que se levante el secreto del sumario, una vez que hayan pasado por la Audiencia Nacional un total de 18 directivos y ex-directivos de la entidad.
La mayoría ha guardado un silencio sepulcral y sólo unos cuantos, especialmente Antonio Béjar, han desvelado algunos pormenores del caso. El representante de la entidad, que también ha sido acusada como persona jurídica, Adolfo Fraguas, ha dejado claro que no existe responsabilidad alguna para BBVA.
Otra cosa, añadió en línea con la declaración de Francisco González, serán los posibles comportamientos o decisiones individuales tomadas por algunos de sus directivos.
Al menos tres salidas
En marzo del próximo año concluyen los mandatos de cinco consejeros: tres externos, uno ejecutivo y otro independiente. Se trata de Tomás Alfaro Drake, Carlos Loring Martínez de Irujo y Susana Rodríguez Vidarte, todos consejeros externos; José Manuel González-Páramo, ejecutivo, y Lourdes Maíz Carro, consejera independiente.
Está también presente el empeño del actual presidente en hacer consejero a Juan Asúa, asesor de cabecera de Carlos Torres, que dejó las funciones ejecutivas en el banco para convertirse en la mano derecha del nuevo presidente.
Los analistas dan por seguro que habrá tres salidas y otros tantos nombramientos. El consejo de administración de BBVA está integrado por 15 personas: tres son consejeros ejecutivos (tienen responsabilidades en el día a día de la entidad), otros cuatro son consejeros externos y los restantes ocho, lo son en la categoría de independientes.
Las primeras quinielas dan por descontado que Loríng Martínez de Irujo y Alfaro Drake son los candidatos que más posibilidades tienen para dejar el cargo. El primero, por razón de edad. Tiene 72 años y lleva desde 2004 sentado en el consejo. Según los estatutos de BBVA los consejeros deben cesar en el año que cumplen los 75 años. Alfaro tiene 68 años y lleva 13 en el consejo.
Esta “limitación” de edad fue adoptada por el banco en 2012 para permitir que Francisco González pudiera continuar en la presidencia del banco unos años más. De hecho debería haberse jubilado por edad en octubre pasado, cuando cumplió la edad reglamentaria. La “explosión controlada” del “caso Villarejo” precipitó los acontecimientos.
Y es que en el BBVA las sucesiones presidenciales no han ido acompañadas por música de violines. En 1990, con el fallecimiento repentino de Pedro de Toledo, copresidente con José Ángel Sánchez Asiaín del recién nacido BBV, tuvo que mediar el gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, para imponer a Emilio Ybarra como presidente único ante la imposibilidad de que los representantes del Banco Vizcaya aceptaran a Sánchez Asiaín.
En 2000, la historia se repitió con Ybarra y González como actores principales, un par de años después de la fusión de BBV con Argentaria. Los planes de pensiones domiciliados en una isla del Canal de la Mancha le costaron la copresidencia a Emilio Ybarra. El pasado año le tocó el turno a FG por el “caso Villarejo”, del que apenas se conocen detalles.
El acertijo de Carlos Torres
A la espera de que se levante el secreto del sumario, Torres quiere maniobrar y nombrar a Juan Asúa consejero. Pero las circunstancias no juegan a su favor. Su imputación en el “caso Villarejo” hacen que el BCE tenga puesta la lupa sobre la segunda entidad bancaria española por tamaño y siembre de incógnitas el resultado del examen que el candidato tiene que pasar para medir su idoneidad.
La tercera posible baja en el consejo en marzo de 2020 sería la de Susana Rodríguez Vidarte (64 años). Es la segunda consejera con más antigüedad en el cargo, desde el año 2002, sólo superada por José Maldonado Ramos, elegido por vez primera en enero de 2000 y reelegido por última vez en marzo del pasado año.
Sobre Lourdes Maíz todos los analistas no dudan de su continuidad. La salida de Rodríguez y la suya crearían un problema de gobierno corporativo a Torres por razón de género. BBVA tiene sólo 4 consejeras de los 15 miembros del consejo, lo que equivale al 26,6%, por debajo de lo recomendable por las buenas prácticas al uso en las sociedades cotizadas.
Torres debería alcanzar el próximo año el techo del 30% y para ello debería sustituir con otra mujer a Rodríguez Vidarte y nombrar otra más en el lugar un consejero saliente. Una de las piezas más codiciadas del consejo es José Manuel González-Páramo, consejero desde 2013 y que también cumple mandato en 2020.
González-Paramo no es santo de la devoción de Torres y con Jaime Caruana (ex-gobernador del Banco de España entre 2000 y 2006 y director general del Banco Internacional de Pagos entre 2009 y 2017) forman el ala más crítica a la gestión del actual presidente. Sonó como posible presidente de BBVA antes del nombramiento de Torres, pero la llegada, en marzo de 2018 de Caruana debilitó su candidatura.