Barcelona suma en 2023 más cruceristas que habitantes: el sucesor de Colau planea ya vetos
La capital catalana alcanza los 1,8 millones de viajeros de cruceros hasta julio, un 12% que antes de la pandemia
Masificación turística o una mina de oro para la ciudad. El debate sobre los beneficios y las desventajas que aporta el turismo de cruceros en Barcelona se puso sobre la mesa ya hace años. Nada parece apuntar a un enfriamiento de las polémicas ni al fin de las amenazas de limitaciones, tampoco tras las elecciones municipales, y menos ante una temporada de récord para el sector que, en lo que va de año, ya ha sumado más viajeros que habitantes tiene la capital catalana.
Según datos de El Port de Barcelona, la ciudad condal registró entre enero y julio de este año 1,83 millones de viajeros en cruceros, un 12% más que el tráfico registrado en 2019, el año previo de la pandemia y cuando estos buques anotaron datos históricos. Barcelona tiene alrededor de 1,66 millones de habitantes, por lo que el turismo generado por las navieras ya supera en más de 170.000 el número de barceloneses. La temporada de cruceros finaliza en octubre, por lo que este dato va a seguir creciendo en los próximos tres meses.
Todos estos turistas llegaron a la ciudad en uno de los 424 barcos que amarraron en los muelles de El Port durante este período, cuatro más que en el año previo a la pandemia. De media, llegaron a la ciudad 4.300 personas al día, aunque el dato es muy dispar, ya que solo en julio atracaron en la localidad 88 barcos y en enero apenas 26.
Gran parte de este crecimiento de turistas lo ha generado los cruceros de tránsito: si en los primeros siete meses de 2019 aportaron 720.000 viajeros, este mayo ya rozan los 850.000, un 17% más. Mientras, los de embarque y desembarque crecen un 7%. Los cruceros de escala son justamente el tipo de embarcaciones que molestan al Ayuntamiento, dado que los turistas que atraen pasan en la ciudad apenas unas horas y, a su parecer, gastan menos dinero en la ciudad y saturan puntualmente los puntos más turísticos como La Rambla o la Sagrada Família.
El alcalde Jaume Collboni tiene una postura más moderada que la de su antecesora, Ada Colau, pero también aboga por la limitación de los cruceros de escala. Mientras que su exsocia de gobierno pidió a la Generalitat reducir el número de naves diarias que podían atracar en El Port y la cantidad de pasajeros que podían transportar, el actual edil remarcó en varias ocasiones durante la campaña electoral que su objetivo es buscar un turismo “de más calidad”, algo que quiera conseguir apostando por los cruceros de puerto base y la limitación de los de tránsito.
Saturación puntual
En este sentido, una reciente encuesta elaborada por la Universitat Rovira y Virgili asegura que el 53% de los turistas de cruceros creen que se encuentran a demasiada gente en la ciudad cuando vienen a visitarla, mientras que un tercio de los barceloneses afirma que el turismo limita su movilidad por el espacio público.
Sin embargo, otro estudio de la Universidad de Barcelona a petición de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros, asegura que en los últimos 10 años los caceristas solamente saturaron la ciudad en cinco ocasiones, es decir, coincidieron más de 30.000 turistas a la vez visitando la capital en cinco días diferentes. Durante estos años, el promedio diario de turistas procedentes de barcos en la ciudad fue de 6.566 personas, apenas el 4,1% del total de visitantes. Además, el informe asegura, que el turismo de cruceros contribuye a la desestacionalización, ya que su temporada es más larga, de modo que solo un tercio de las naves atracan en Barcelona entre junio y agosto.
De impulsar vetos a este tipo de turismo, la capital catalana podría ver como se reduce el número de viajeros que atracan en la ciudad y perder los 200 euros de media diarios que se deja cada crucerista en los restaurantes y establecimientos de la localidad. Así ha pasado en las Islas Balares, donde solo pueden amarrar en Palma tres cruceros al día. Si entre enero y julio de 2019 llegaron a las islas 1,4 millones de personas, la cifra cayó en 2023 hasta los 1,3 millones en el mismo periodo. En cualquier caso, la idiosincrasia de ambas ciudades es muy distintas sus diferencias geográficas.