Banco de España prepara un recorte profundo en sus previsiones económicas
El organismo supervisor anticipa una reducción "significativa" de previsiones por la revisión del INE, los cuellos de botella y el precio de la energía
El Banco de España prepara una «revisión significativa a la baja» de sus previsiones de crecimiento para este año y, en menor medida, también de la de 2022, debido a la revisión del INE del segundo trimestre y la alerta por los cuellos de botella en las cadenas de suministro y los altos precios de la energía, que pueden afectar a la recuperación económica.
El organismo supervisor no publicará nuevas proyecciones macroeconómicas hasta el mes de diciembre, pero el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ya ha avanzado que acometerá una revisión «significativa» a la baja, según ha indicado durante su comparecencia ante la Comisión de Presupuestos del Congreso sobre el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2022.
De esta forma, el organismo se suma a la ola de rebajas acometida por los organismos, como el FMI o BBVA Research, a raíz de la revisión realizada por el INE del crecimiento del segundo trimestre, que redujo del 2,8% al 1,1%. El Banco de España mejoró en septiembre sus previsiones al 6,3% este año y al 5,9% en 2022, frente a las tasas del 6,5% y el 7% que calcula el Gobierno, pero ha indicado que «se han quedado obsoletas».
Hernández de Cos ha apuntado que el panel de previsiones de Consensus Forecasts, que tiene una frecuencia mensual, revisó a mediados de octubre a la baja en 5 décimas, en el último mes, su previsión de crecimiento del PIB de este año, hasta el 5,6%, y se sitúa en el 6,1% para 2022, tras incorporar los últimos acontecimientos. Estos podrían ser unos niveles cercanos a los que actualizaría el organismo sus previsiones.
En todo caso, ha subrayado de nuevo que la recuperación de la actividad es todavía «claramente incompleta», ya que el nivel del
producto en el segundo trimestre todavía presentaba una brecha de 8,4 puntos porcentuales frente al observado al final de 2019, si bien ha destacado la «tendencia positiva» en el empleo.
La revisión del INE, los cuellos de botella y el precio de la energía
Aunque el organismo constata que la economía habría mantenido un «notable dinamismo» en los meses de verano, realizará una profunda revisión de sus previsiones debido a la revisión a la baja del INE y el «obstáculo» a la recuperación que suponen los cuellos de botella y los altos precios de la electricidad.
La rebaja del 2,8% al 1,1% del crecimiento del segundo trimestre por el INE comporta una reducción «sustancial» de la tasa media de crecimiento del PIB para este año y en menor grado para 2022, según el Banco de España.
Y a ello se suma el impacto de las alteraciones en las cadenas globales de suministros y al encarecimiento de los costes de algunos bienes intermedios utilizados en los procesos productivos y, en particular, de la energía.
En España, el efecto de los desajustes en las cadenas de suministros globales se ha traducido ya en un aumento significativo de los plazos de entrega de los pedidos industriales, y, en algunos casos, en la necesidad de reducir el ritmo de producción, como consecuencia de la escasez de materias primas y consumos intermedios, sobre todo la industria automovilística, una de las más afectadas por la escasez de semiconductores a escala global.
Además, el Banco de España explica que la insuficiencia de la oferta de algunos bienes y servicios para abastecer la demanda ha generado un incremento de los precios «particularmente acusado» en el caso de diversos metales industriales y del transporte, y en el de las fuentes energéticas, sean estas primarias, como el petróleo, el gas o el carbón, o secundarias, como la electricidad, producida en parte mediante algunas de las fuentes primarias.
«Este aumento se ha trasladado a los precios finales pagados por los hogares y las empresas, lo que comprime sus rentas reales y, por tanto, afecta negativamente al ritmo de la recuperación«, avisa.
Incertidumbre: pandemia, ahorro embalsado y fondos europeos
Entre los principales factores de incertidumbre, además de los cuellos de botella y el precio de la energía, ha citado la incidencia de la pandemia por el ritmo de vacunación global, así como factores relacionados con el comportamiento de los agentes.
Y es que será decisivo en la recuperación el ritmo y alcance del proceso de gasto del ahorro acumulado por los hogares en pandemia, que estima en unos 6 puntos de PIB, así como los movimientos internacionales de personas y la velocidad de retorno del turismo, cuya recuperación completa no se daría hasta 2023.
También ha hecho hincapié en que resulta «crucial» la implementación de los fondos Next Generation UE, ya que con unas estimación de que se ejecuten más de 11.000 millones este año y 31.000 millones en 2023 (contribución de 6 décimas y 1,8 puntos al PIB, respectivamente), ve una «notable» incertidumbre.
«Está siendo más compleja su ejecución de lo que estimábamos en un principio», ha admitido.
Otro factor se refiere al impacto final de la crisis sobre el tejido productivo, ya que la finalización del as medidas públicas de apoyo a empresas «podría hacer que emergieran nuevos deterioros en la solvencia empresarial».
El repunte de la inflación: 2,8% de media
El último factor que podría alterar de forma adversa las perspectivas económicas de España es el repunte de la inflación, que achaca al cierre de determinadas actividades productivas como forma de contener la pandemia o la subida de precios tras la pandemia, además del encarecimiento de la energía.
Las estimaciones internas obtenidas en el Banco de España a través de distintas metodologías apuntan a un impacto de entre 2 y 3 décimas de PIB al cabo de tres años para un incremento permanente de un 10% en el precio de la electricidad pagado por los consumidores.
Los Presupuestos prevén un crecimiento del deflactor del consumo privado del 1,3%, dos décimas menos que las proyecciones del Banco de España de septiembre.
A día de hoy, según Hernández de Cos, las tasas medias de variación del índice armonizado de precios de consumo (IAPC) en 2021 y 2022 se revisarían al alza en algo más de 0,5 y 1 puntos porcentuales, respectivamente, hasta el 2,8%, lo que tiene «consecuencias» para la economía, aunque podría ser beneficioso para la reducción del déficit público.