El Banco de España prevé un descenso de la inflación en 2022
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, espera que los precios se moderen con el final de la crisis sanitaria del coronavirus en toda Europa
La pandemia de coronavirus ha llevado la inflación hasta los niveles más altos registrados desde 2012 después de que el Índice de Precios de Consumo (IPC) haya escalado en agosto hasta el 3,3%. Sin embargo, desde el Banco de España se ha mandado un mensaje de cautela. El organismo considera que esta tendencia tendrá un carácter temporal en toda Europa.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha defendido las estimaciones que maneja la institución sobre el alza de los precios que muestra una tendencia a la baja a partir del próximo año. «Tenemos una visión de que el repunte de la inflación tiene un componente transitorio muy importante», ha afirmado en el Foro Futuro organizado por Cinco Días.
De Cos se ha apoyado en las previsiones que maneja el Banco Central Europeo. Los cálculos de la entidad contemplan que la inflación se sitúe en el 3% al finalizar el 2021, para ir reduciéndose posteriormente al 2% en el curso siguiente y en el 1,5% en 2023.
El gobernador del Banco de España considera que algunos componentes estructurales en la contención de la inflación como la globalización, la digitalización o la demografía del Viejo Continente continuarán una vez que se supere la actual situación económica marcada por la pandemia. «Esas presiones deflacionistas no van a cambiar», ha expuesto.
El Banco de España anticipa el final de los efectos de la pandemia en los precios
Paralelamente, los países europeos irán dejando atrás poco a poco otros fenómenos como los cuellos de botella que se han iniciado en las cadenas de suministro mundial a causa de la Covid-19 o el repunte de los precios provocado por la vuelta a la normalidad tras los confinamientos. «Este es nuestro diagnóstico», ha zanjado De Cos.
El Gobernador del Banco de España ha advertido que, en el caso de que sus previsiones no lleguen a cumplirse, el organismo monetario europeo está «perfectamente equipado para luchar contra esa potencial dinámica inflacionista superior a lo que estamos esperando».
Su análisis se produce después de que el BCE haya acordado modificar su estrategia de política monetaria en el viejo continente. A partir de ahora, no solo se revisará que la inflación no supere el umbral del 2%, sino que también se vigilará que no se produzca una deflación. «No poder bajar los tipos de interés por debajo de un nivel genera una asimetría en la acción de política monetaria», ha afirmado De Cos.
Es la primera vez que la institución europea revisa estas condiciones desde el año 2003. Desde entonces, el continente se ha enfrentado a dos crisis económicas diferentes, a la caída generalizada de los tipos de interés y a cambios en las políticas económicas, por ejemplo, para hacer frente a la transición ecológica.
No es el único debate importante que salpicará a Europa en los próximos años. La pandemia también ha acelerado una revisión sobre las exigentes reglas fiscales que la Comisión Europea impone a los países miembros. La normativa está en suspenso desde 2020 debido a la crisis del coronavirus, pero en Bruselas ya se han adelantado cambios que se materializarán en los próximos dos años.