El Banco de España cifra en más de 13.000 millones el impacto de la crisis de suministros
El organismo advierte de que la falta de suministros condiciona el dinamismo de la recuperación y tendrá una afectación "muy heterogénea", con especial impacto en el automóvil
El Banco de España ya cuantifica el impacto potencial que tendrán sobre la economía española los cuellos de botella en las cadenas globales de suministro, que estima de entre dos y tres décimas en 2021 y de entre cinco y nueve décimas en 2022, por lo que alcanzará hasta alrededor de 13.500 millones de euros entre ambos ejercicios.
Este es el cálculo que realiza el organismo supervisor en un análisis, asumiendo una duración de las perturbaciones durante el cuarto trimestre de 2021 y los tres primeros trimestres del próximo año, si bien apunta que hay una «notable incertidumbre» sobre el grado de persistencia de estos cuellos de botella en el futuro.
La estimación realizada por el Banco de España está en línea con lo calculado provisionalmente por BBVA Research, que en un informe reciente apuntaba que la el impacto de la perturbación en las cadenas de valor en el crecimiento de 2022 para la economía española podría alcanzar 1,2 puntos porcentuales, el equivalente a más de 15.000 millones de euros.
El organismo advierte de que las «importantes disrupciones» en las cadenas globales de suministro registradas en los últimos trimestres «han condicionado el grado de dinamismo de la recuperación» de la actividad en las principales economías mundiales
Estos cuellos de botella han afectado de forma «muy heterogénea» a las
distintas ramas de la actividad y han tenido una incidencia especialmente importante en aquellas industrias situadas en las partes más altas de la cadena de valor, es decir, en aquellas que suministran bienes que son empleados por otras industrias.
Especial impacto en el sector del automóvil
En este sentido, señala que los fuertes desajustes entre oferta y demanda que se han venido registrando recientemente en la industria de semiconductores y
circuitos integrados han tenido un impacto negativo muy significativo en el sector del automóvil, donde muchos fabricantes se han visto obligados a paralizar o a recortar sus planes de producción.
A escala sectorial, el análisis muestra que la mayor parte del efecto adverso sobre el PIB español de estos cuellos de botella estaría asociada al impacto negativo que dichas perturbaciones suponen sobre el sector del
automóvil, lo que resulta coherente con el elevado peso y relevancia de este sector en la economía.
Las disrupciones en las cadenas globales de suministro están generando escasez de semiconductores y esa falta de ‘microchips’ ha provocado ya la paralización de la producción en varias fábricas en España, como el caso de Seat o Mercedes-Benz.
En el caso del sector de vehículos de motor, el estudio del Banco de España recoge que la la magnitud de la perturbación se define como la diferencia entre las previsiones medias de producción global de vehículos para 2021 y 2022 que IHS Markit efectuó en el primer semestre de 2021 y las realizadas en
octubre de 20215.
Según sus cálculos, ello implica un shock global para este sector de aproximadamente un –9% en el segundo semestre de 2021 y de un –7% en 2022.
Otros sectores: papel, caucho, plásticos o electrónica
La institución que dirige Pablo Hernández de Cos explica también que las ramas de las manufacturas que se encuentran más tensionadas por estos desajustes son aquellas que, desde una perspectiva histórica, presentan niveles muy reducidos de inventarios de bienes finales y, al mismo tiempo, declaran estar experimentando una escasez relativamente importante de suministros.
Entre estas ramas destacan, además de la fabricación de vehículos de motor, la producción de caucho y plásticos, papel, material y equipo eléctrico, informática y electrónica, y productos metálicos.
La relación entre la producción industrial y el grado de disponibilidad o escasez de materiales y/o equipo en este resto de ramas de actividad distintas a la del automóvil refleja, en promedio, que un incremento de 1 punto porcentual en el indicador de escasez de material y/o equipo en uno de estos sectores se traduce en una caída de su producción de aproximadamente 2,3 puntos tras tres o cuatro trimestres.
En el contexto actual ello implica unos shocks globales negativos a la actividad de estos sectores que varían entre un 5% y un 6% de la producción proyectada en ausencia de perturbaciones.