El Banco de España avisa de que la inflación puede aumentar los costes laborales
El organismo advierte de que la evolución de los precios puede provocar un aumento de las expectativas de consumidores y usuarios y ello elevar los costes laborales y prolongar el repunte inflacionista
La inflación ha repuntado con fuerza en los últimos meses tanto en España como en la gran mayoría de las economías del entorno y ha superado las expectativas del consenso, alcanzando el IPC en España el 3,3% en agosto, el mayor nivel desde el año 2012, y el Banco de España avisa de posibles efectos secundarios, como cambios en las expectativas de los consumidores y empresas sobre los precios y aumento de los costes laborales.
Aunque desde el Banco de España se lanza un mensaje de cautela al asegurar que el repunte observado tendrá una naturaleza «eminentemente transitoria», en la medida en que una parte importante del aumento de la inflación está vinculado a efectos base, augura que las actuales tasas se reduzcan gradualmente a lo largo de los próximos trimestres.
Sin embargo, en un artículo analítico sobre los factores detrás del reciente incremento de la inflación en España constata la existencia de algunos canales que podrían contribuir a elevar el grado de persistencia del actual episodio inflacionista, ya que «no se puede descartar que los incrementos de precios que se han venido registrando en los últimos meses acaben generando alzas adicionales, y posiblemente más duraderas».
Efectos indirectos y de segunda vuelta
Esto se produciría a través de efectos indirectos y de segunda vuelta. Sobre los primeros señala que es posible que el encarecimiento reciente de la electricidad, especialmente si se demuestra persistente, acabe afectando a los precios de aquellos bienes y servicios que son producidos por empresas que usan este factor de forma más intensiva.
A ello se suma que desde finales de 2020 se han venido produciendo algunos cuellos de botella significativos en las cadenas globales de suministros que habrían limitado la capacidad de las empresa, sobre todo en las manufactureras, para satisfacer en los plazos requeridos la creciente demanda global. Esas fricciones en las cadenas globales podrían ser más persistentes, avisa.
Como consecuencia del impacto de estos desajustes entre oferta y demanda se ha producido un notable encarecimiento de determinados bienes y servicios, con una acusada aceleración de precios de la producción industrial en España, especialmente en la fabricación de bienes intermedios en las ramas de la metalurgia, la química básica y la industria papelera.
Sobre los efectos de segunda ronda advierte de que posibilidad de que la evolución reciente de los precios provoque, eventualmente, un incremento en las expectativas de consumidores y empresas con respecto al nivel de la inflación futura. «En la medida en que ello llegara a traducirse, por ejemplo, en presiones al alza sobre los costes laborales, el grado de persistencia del repunte inflacionista podría ser mayor y más duradero», alerta.
Los factores: subida de la luz y caída de precios en 2020
Entre los factores que explican el reciente repunte de la inflación en España el Banco de España apunta al incremento de los precios de la electricidad, asociado al encarecimiento, fundamentalmente, del gas, y a su vez vinculado con algunas «distorsiones puntuales» en la oferta y con una mayor demanda desde Asia.
En menor medida también asociado al encarecimiento de los derechos de emisión de CO2, como consecuencia de una mayor ambición en los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea desde diciembre de 2020. Del incremento de 3,9 puntos porcentuales observado en el Índice armonizado de precios de consumo (IAPC) entre diciembre de 2020 y agosto de 2021, 0,6 puntos y 0,2 puntos serían atribuibles a los efectos directos del encarecimiento del gas y de los derechos de emisión sobre el precio de la electricidad.
También ha influido la trayectoria de los precios de la energía no eléctrica por la fuerte recuperación que la demanda global, si bien la mayor parte del incremento reciente de este componente lo explica la acusada desaceleración que los precios energéticos registraron entre el inicio de la pandemia y el verano de 2020.
Otro factor es el referido a las intensas caídas de precios que mostraron, a lo largo del verano de 2020, muchas actividades de servicios que requieren un elevado grado de interacción social, como la hostelería y el ocio. Al igual que lo sucedido con la luz, esto ha provocado unos efectos base muy significativos, que han empujado al alza este componente de la inflación en los dos últimos meses
IPC del 3% al término del año y 2% en 2022
Pese a todo, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha mandado un mensaje de tranquilidad estos días al respecto de la inflación y ha apoyado en las previsiones que maneja el Banco Central Europeo. Los cálculos de la entidad contemplan que la inflación se sitúe en el 3% al finalizar el 2021, para ir reduciéndose posteriormente al 2% en el curso siguiente y en el 1,5% en 2023.
De cos considera que algunos componentes estructurales en la contención de la inflación como la globalización, la digitalización o la demografía del Viejo Continente continuarán una vez que se supere la actual situación económica marcada por la pandemia, pero los países europeos irán dejando atrás poco a poco otros fenómenos como los cuellos de botella que se han iniciado en las cadenas de suministro mundial a causa de la Covid-19 o el repunte de los precios provocado por la vuelta a la normalidad tras los confinamientos.
De cualquier forma, afirma que le BCE está “perfectamente equipado para luchar contra esa potencial dinámica inflacionista superior a lo que estamos esperando». El organismo monetario europeo ha acordado recientemente modificar, pe primera vez desde 2003, su estrategia de política monetaria en el viejo continente. A partir de ahora, no solo se revisará que la inflación no supere el umbral del 2%, sino que también se vigilará que no se produzca una deflación.
También la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, ha quitado hierro a los efectos de la inflación, ya que en el Gobierno no ven por ahora con preocupación este aumento de los precios y restan importancia al impacto que pueda tener en el bolsillo de los españoles al venir de años de ganancias de poder adquisitivo y estar asegurado el poder de compra de los pensionistas al revalorizarse sus pensiones con arreglo a la inflación.