Banco de España retrasa a 2023 la recuperación y alerta sobre la crisis de suministros e inflación
El organismo supervisor alerta sobre una posible mayor persistencia de la prevista de la crisis de suministros e inflación que podría afectar a la recuperación
Una de cal y otra de arena es lo que se desprende del pronóstico actual que realiza el Banco de España sobre la evolución de la economía española, al augurar una continuación de la recuperación en el corto plazo pero postergar la recuperación del nivel preCovid en 2023, en medio de la incertidumbre por la crisis de suministros y la inflación.
El último informe sobre ‘Estabilidad Financiera’, publicado este jueves por el organismo, apunta que la recuperación continuará favorecida por el progreso en la campaña de vacunación, el consiguiente levantamiento de las medidas de contención de la pandemia y el respaldo de las políticas económicas.
Ello permitirá, según el organismo que la recuperación del nivel de actividad anterior a la crisis sanitaria durante el horizonte contemplado en las proyecciones más recientes del Banco de España, que abarca hasta 2023, con mayores avances en la primera mitad del período por la mejora epidemiológica y por la ejecución de los proyectos del programa ‘next Generation UE’.
Así, contrasta en buena medida con el pronóstico de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, quien sostiene que antes de que concluya 2021 España recuperará el nivel de PIB diario y de empleo previo a la Covid. El PIB diario es un indicador distinto al PIB trimestral, al medir el nivel de actividad en el día a día. El Gobierno es más optimista que el organismo supervisor también al estimar que España recuperará en 2022 el nivel de PIB previo a la pandemia y en 2023 la senda de crecimiento precovid.
«La incertidumbre sobre la senda de crecimiento de la economía española se ha reducido, en consonancia con la mejora reciente de la situación sanitaria y económica», sostiene el Banco de España, sin embargo el gobernador de la institución, Pablo Hernández de Cos, ya advirtió la semana pasada de que acometerá una revisión “significativa” a la baja de sus previsiones en diciembre.
El organismo se sumará a la ola de rebajas acometida por los organismos, como el FMI, BBVA Research o Funcas, a raíz de la revisión realizada por el INE del crecimiento del segundo trimestre, que redujo del 2,8% al 1,1%. El Banco de España mejoró en septiembre sus previsiones al 6,3% este año y al 5,9% en 2022, frente a las tasas del 6,5% y el 7% que calcula el Gobierno, pero en el Banco de España creen que se han quedado ya «obsoletas”.
Alerta de la posible persistencia de la crisis de suministro e inflación
Y es que el organismo señala que la evolución de la economía española se ve condicionada por diversos factores, que incluyen la posibilidad de una mayor persistencia de las disrupciones en las cadenas globales de valor y del repunte inflacionista. En este sentido, avisa de que si los problemas de suministro observados recientemente en las cadenas globales de producción acaban lastrando la actividad económica mundial de una forma intensa y persistente, ello afectaría también de forma más duradera a algunas ramas industriales en España.
Otro riesgo a la baja sobre la actividad, que «ha ganado intensidad recientemente», es la posibilidad de que el encarecimiento de las materias primas y algunos bienes intermedios tenga una naturaleza menos pasajera de lo que se supone en la actualidad, con la consiguiente compresión de las rentas de los hogares y empresas en términos reales.
Esa mayor persistencia podría dar lugar a una «traslación de las subidas de costes a los precios finales y las demandas salariales, dando lugar a un repunte de la inflación de una naturaleza más intensa y duradera» que la anticipada en este momento, alerta.
Recuperación «muy heterogénea» entre sectores
Con todo, señala que en la primera mitad de 2021 la mayoría de las ramas de actividad la facturación empresarial ha recobrado los niveles previos a la pandemia. Sin embargo, la recuperación es «muy heterogénea» entre sectores, ya que en aquellos muy afectados por la crisis sanitaria, la recuperación de la actividad está siendo «más lenta» y esta se sitúa todavía «claramente por debajo del nivel de 2019″.
Aunque de una forma «incompleta», el aumento de los ingresos empresariales se ha traducido en una mejora de la rentabilidad, si bien todavía incompleta «La recuperación de la actividad, el freno al endurecimiento de los criterios de concesión de préstamos y el alargamiento de los plazos medios de las deudas estarían contribuyendo a aliviar los riesgos de liquidez de las empresas«, destaca.
En el caso de los hogares también observa una «pauta de recuperación de su situación económica«, según deduce de la evolución reciente de sus rentas y del mercado de trabajo, pero observándose, de nuevo, «cierta heterogeneidad dentro del sector». Concretamente, la renta bruta disponible (RBD) de los hogares creció en el primer semestre de 2021 un 1%, pero todavía es un 3,9% inferior a los niveles de 2019.
La pandemia y posible retirada de estímulos
También avisa el Banco de España de que persisten también ciertos riesgos a la baja relacionados con la evolución de la pandemia y su incidencia en la actividad económica, relativos a la propagación de nuevas variantes del Covid-19 que sean más resistentes a las vacunas, lo que podría conducir a la reinstauración de restricciones a la movilidad, o los riesgos asociados con efectos más persistentes de la crisis sobre el tejido empresarial y el empleo.
En contraposición, sostiene que si la mejora de la situación sanitaria se consolida más rápido de lo previsto, el crecimiento económico también podría acelerarse, principalmente, por una liberación más pronunciada por parte de los hogares de la bolsa de ahorro generada durante la pandemia o por una reactivación anticipada del gasto de los turistas extranjeros.
El organismo supervisor también señala en su informe que una eventual retirada de los estímulos monetarios de los bancos centrales más rápida de lo esperado por los mercados podría elevar en mayor medida los tipos de interés libres de riesgo a largo plazo y desencadenar correcciones en los precios de los activos.
Bajo este escenario de corrección hipotética, se produciría también un endurecimiento de las condiciones de financiación con posibles implicaciones adversas sobre el riesgo de crédito, apunta