Banco de España: los jóvenes se han beneficiado menos de los ERTE y se complica su economía
Banco de España señala que la crisis está teniendo una especial incidencia en los jóvenes que aún sufrían las "cicatrices" de la anterior
La crisis financiera del año 2008 se cebó especialmente contra los colectivos más vulnerables, destacando las mujeres y los jóvenes, que vieron truncados sus expectativas laborales y de proyectos de vida ante su precaria situación, un patrón que parece repetirse con la crisis de la Covid-19.
El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, ha advertido este lunes de que las circunstancias económicas ya de por sí difíciles de las generaciones más jóvenes son “cada vez más complicadas” como consecuencia de la crisis de la Covid-19 y la afectación en sus puestos de trabajo y sus rentas.
En una jornada organizada por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), en colaboración con el Observatorio de la Realidad Financiera (ORFIN) y la Universidad de Alcalá, Arce ha avisado de efectos “previsiblemente” persistentes de la crisis y de fuentes de incertidumbre todavía “significativas”, como la utilización del ahorro acumulado, el ritmo de recuperación del turismo o los daños al tejido empresarial.
A pesar del efecto “muy heterogéneo” por sectores, Arce ha lamentado que la crisis de la Covid-19 “llueve sobre mojado” para muchos jóvenes, ya que para muchos jóvenes, ya que acumulan “dos crisis muy graves”, y en varias variables no se había producido una recuperación de la crisis anterior, sino que “incluso habían empeorado” por los estragos de esa crisis.
Arce ha apuntado a la temporalidad laboral de los jóvenes, la más alta de la zona euro, como uno de los principales factores de su complicada situación económica y que condiciona la incidencia y efectividad de los ERTE en los jóvenes.
Jóvenes y temporales, menos beneficiados de los ERTE
Y es que jóvenes y trabajadores temporales o de poca antigüedad “se han beneficiado menos de los ERTE”, ha indicado Arce, quien ha explicado que las tasas de reentrada al empleo activo de los afectados por ERTE se redujo en el tramo final del año, especialmente para los jóvenes.
Con datos del cuarto trimestre de 2020, la probabilidad de encontrar un empleo para un joven era mayor si no se estaba en ERTE que si se estaba en ERTE, probablemente porque los acogidos a esta medida trabajaban en sectores con restricciones, lo que demuestra que esta herramienta «no estaba facilitando la reinserción de los jóvenes».
La crisis impacta con “especial intensidad” en las rentas de jóvenes
Arce ha advertido de que la pandemia está impactando con “especial intensidad” a las rentas laborales de los jóvenes, algo que ha achacado en parte a que la presencia de jóvenes en las industrias “sociales” (comercio, hostelería y actividades artísticas) es relativamente elevada y sus oportunidades de teletrabajo, comparativamente “escasas”.
Asimismo, los jóvenes presentan una tasa de empleo menor al resto de la población y una tasa mayor de individuos sin ingresos laborales, que alcanza el 35%, frente al 20% de la media de la población.
Según Arce, los jóvenes tienen una vinculación “frágil” con el mercado laboral, ante su acusada reducción reciente tanto de las horas, con una tasa de parcialidad del 25% y un aumento de la tasa de parcialidad no deseada hasta el 13%, y también “frágil” en la duración de sus contratos.
Difícil acceso a la vivienda
También se ha referido a las dificultades de acceso de los jóvenes ala vivienda, que muestran un retraso progresivo en la edad de emancipación y caída en la tasa de propiedad de la vivienda entre los jóvenes. En detalle, en torno al 87% de los nacidos en 1988 vivía con sus padres a los 26 años, un porcentaje 5 puntos mayor que el de los nacidos en 1976.
A su vez, la proporción de individuos jóvenes que poseen su vivienda de residencia a los 30 años ha ido disminuyendo para los nacidos a partir de 1980: el 7% de los nacidos en 1988 poseía su vivienda principal a los 29 años; entre los nacidos en 1976, ese porcentaje era del 26%.
Todo ello en paralelo a un aumento considerable de la demanda de alquiler, ya que entre 2014 y 2017, el porcentaje de hogares con cabeza de familia menor de 35 años que vivían en alquiler subió en más de 12 puntos porcentuales, hasta el 43%. A este respecto, Arce ha explicado que el mayor rigor en la concesión de financiación hipotecaria tras la crisis financiera
también ha moderado el acceso a la vivienda en propiedad de los jóvenes, que normalmente tienen un menor nivel de ahorro inicial.
En materia educativa ha apuntado que el desarrollo educativo de las generaciones nacidas entre finales de los 70 y mediados de los 90 se deterioró por el boom inmobiliario., si bien la falta de oportunidades profesionales ha propiciado que más jóvenes continúen sus estudios de formación reglada a lo largo de 2020.
Eso sí, ha indicado que hay que estudiar el efecto del cierre de colegios y universidades durante el confinamiento, ante la evidencia de estudios como en EUU que reflejan una caída del rendimiento del 50% en matemáticas en colegios con mayor número de alumnos de rentas bajas.
Políticas activas de empleo y plan de consolidación
En su intervención, Arce ha reclamado una agenda de reformas estructurales «ambiciosa, integral y convocación de permanencia», de forma que dé respuestas acordes a la magnitud de los retos, cubra todos los ámbitos y esté «basada en amplios consensos».
Igualmente, ha vuelto a reclamar un plan de consolidación de las finanzas públicas, para su implementación una vez que se asiente la recuperación, que reduzca las vulnerabilidades que plantea un elevado nivel de deuda pública, del 120% del PIB tras subir 23 puntos porcentuales, y reconstruya los márgenes fiscales.
Ha animado de la misma manera a tener «una estrategia rigurosa» para manejar los Fondos de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea para acometer la necesaria transición ecológica, respaldando que se destine el 39% de los fondos a esta materia y para financiar algunos costes de esa transición y compensar a los agentes que van a salir perjudicados. También cree que necesariamente se tendrá que abordar la fiscalidad medioambiental.
Preguntado sobre las últimas reformas laborales ha indicado que «a juzgar por los resultados de todo tipo, desde la situación de los jóvenes al paro de largo duración, creo que no lo hemos hecho bien», ante la alta temporalidad, la dualidad o el desempleo juvenil. Entre otros, ha hecho hincapié en que España necesita replantearse sus políticas activas de empleo, una de las reformas que aborda el Gobierno en el diálogo social y ha comprometido con Bruselas.
Pensiones: un problema incluso aunque vaya bien el empleo
En lo que respecta a las pensiones, ha señalado que el envejecimiento poblacional y los ajustes recientes elevan considerablemente el gasto actual y previsto en pensiones, en un contexto en el que el envejecimiento de la población española provocará un incremento muy sustancial de la ratio de dependencia».
En este sentido, ha opinado que «los ajustes en este ámbito se verán influidos por la evolución de la propensión social hacia la introducción de ciertas reformas», ante un sistema cada vez con más mayores que «políticamente se movilizan más».
Según ha dicho, si se quiere mantener la «generosidad» actual será necesario un aumento «muy notable» de las contribuciones y si se quieren mantener las contribuciones se tendrá o bien que reducir los beneficios del sistema o asumir un déficit «muy grande» en la Seguridad Social.
De hecho, ha apuntado que con tasas de empleo y dependencia del 80% y 58% en 2050, respectivamente, el tipo efectivo de las cotizaciones sociales debería subir unos 8 puntos porcentuales para mantener la tasa de beneficio actual.
«Las vidas laborales deberían ser cada vez más prolongadas» conforme aumenta la esperanza de vida, algo que «se debe aceptar con absoluta naturalidad», ha defendido, animando a fomentar las capacidades que no se deterioran con la edad.