Banco de España recorta de nuevo el crecimiento de 2022 con un IPC disparado

El último informe del organismo determina que el crecimiento del PIB en el cuarto trimestre habría ascendido al 1,6% en tasa intertrimestral, cuatro décimas menos que en el tercer trimestre

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, y la ministra de Economía, Nadia Calviño. EFE

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, y la ministra de Economía, Nadia Calviño. EFE

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Tocadas y definitivamente hundidas es como ha dejado el Banco de España las previsiones económicas del Gobierno al ser el último gran organismo que ha acometido una gran rebaja a sus previsiones de crecimiento sobre la economía española, tanto este año, como en 2022, por el repunte de la Covid por la variante ómicron, la crisis de suministros y la presión inflacionista. También constata la lentitud en la ejecución de los fondos europeos, sobre los que rebaja su impacto económico por su baja absorción, postergándose su mayor para 2023.

Con una incertidumbre en su estimación «muy elevada» ante una información sobre la ejecución de los proyectos vinculados a los fondos europeos «incompleta», el organismo supervisor estima en su último informe trimestral de la economía española, publicado este viernes, que con la información disponible el crecimiento del PIB en el cuarto trimestre habría ascendido al 1,6% en tasa intertrimestral, cuatro décimas menos que en el tercer trimestre.

Apunta a la crisis energética y de suministros en un contexto de alta inflación, y la incertidumbre sobre la ejecución de los fondos europeos como los principales factores que llevan al Banco de España a acometer un notable recorte de previsiones que alcanza los 1,9 puntos porcentuales este año, pasando del 6,3% que calculaba en septiembre al 4,5%, y una rebaja de cuatro décimas para 2022, hasta el 5,4%.

La rebaja obedece sobre todo al peor pronóstico sobre el consumo privado, que repuntará un 4,3% este año, frente al 9,6% que auguraba en septiembre, aunque lo eleva al 5,1% para 2022, ocho décimas más, y al 5,2% en 2023, casi cuatro puntos más, en tanto que la formación bruta de capital fijo (inversión) será del 3,9% este año y el 7,8% el próximo, inferior a lo previsto en septiembre por la menor absorción de los fondos europeos.

De esta forma, el organismo supervisor termina de confirmar la ola de rebajas de previsiones desatada entre los principales organismos y analistas desde la revisión a la baja del segundo trimestre por parte del INE, a la que se han agregado la crisis de suministro por los cuellos de botella en las cadenas y los altos precios de la energía, con una inflación disparada, más las nuevas variantes de la Covid, como ómicron.

Se suma así el Banco de España a los notables recortes de previsiones realizados en los últimos meses y semanas por organismos como la Comisión Europea, el FMI o la OCDE a escala internacional o a nivel nacional por entidades como Funcas, BBVA Research, CaixaBank Research o Cámara de Comercio. El último Panel de Funcas, que aglutina las estimaciones de las principales casas de análisis, arroja una media del 4,8% este año y el 5,7% el próximo.

El gobernador de la institución supervisora, Pablo Hernández de Cos, ya avanzó el pasado 25 de octubre en el Congreso que el organismo preparaba una «revisión significativa a la baja» de sus perspectivas de crecimiento por la crisis de materias primas, electricidad e inflación.

Recuperación del nivel precrisis a primeros de 2023: duplica su previsión

Así, aleja su pronóstico bastante respecto a las previsiones del Gobierno de un avance de PIB del 6,5% este año y el 7% en próximo, que mantiene y defiende reiteradamente la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, quien insiste en que la recuperación es y seguirá «fuerte» y la ejecución de fondos logrará «velocidad de crucero» en 2023, pese a la variante ómicron ,la crisis de suministros y de precios de electricidad.

A pesar del profundo recorte de previsiones, el PIB se aceleraría del 4,5% este año hasta el 5,4% en 2022, de forma que la actividad mantendrá un «notable dinamismo» entre mediados de 2022 y principios de 2023, lo que permitiría «retomar el nivel precrisis hacia el inicio de 2023».

Buena parte del impacto positivo de los fondos europeos se trasladará a 2023 ante el retraso en su ejecución, lo que conduce al Banco de España a casi doblar el crecimiento previsto para ese año, hasta el 3,9%. Por primera vez el Banco de España publica una estimación para el ejercicio 2024, cuando el PIB crecería solo un 1,8% por la menor incidencia de los recursos europeos.

Según el Banco de España, la recuperación económica proseguirá el próximo trienio, pero en el tramo final de este año el dinamismo de la actividad económica estaría viéndose moderado por la compresión de las rentas de hogares y de empresas inducida por el aumento de costes y de precios, y por la persistencia de los cuellos de botella en algunos procesos productivos, factores cuya incidencia se moderaría a lo largo de del próximo año.

A medida que estos impedimentos vayan despejándose, la mejora de la confianza de los agentes privados y de las condiciones en el mercado de trabajo, la prolongación del período de condiciones financieras favorables y el despliegue de los proyectos vinculados al programa Next Generation EU (NGEU) impulsarán el gasto.

Riesgos: variante ómicron, crisis de suministro y presión inflacionista

Como riesgos a la baja cita la posibilidad de que se produzca un nuevo agravamiento de la situación epidemiológica, ya que aunque «las consecuencias de la aparición reciente de la variante ómicron son, en estos momentos, enormemente inciertas», podrían ralentizar las perspectivas de normalización de la actividad, en particular de los flujos turísticos internacionales. «El reducido ritmo de despliegue de las vacunas en algunas áreas del mundo puede favorecer el surgimiento de nuevas variantes del virus», avisa.

A ello se suma la persistencia de las presiones inflacionistas hasta la primavera y que «podría ser mayor que la asumida en el escenario central, por la prolongación del período de alteraciones en la oferta global y de precios elevados de la energía y de otros productos intermedios, así como un mayor grado de traslación de los incrementos de costes a los precios finales y a los costes salariales.

Según el Banco de España, las alteraciones de las cadenas de suministros globales están mostrando una naturaleza más persistente de lo anticipado hace tres meses. Aunque cree que las distorsiones se moderarán en el transcurso del segundo semestre de 2022, el impacto será de entre dos y tres décimas este año y de entre cinco y nueve décimas en 2022, es decir, hasta unos 13.500 millones.

Con todo, estos factores se verán parcialmente contrarrestados por otros como la intensificación del ritmo de ejecución de los proyectos financiados a través del programa NGEU, que a su vez es un «factor de incertidumbre», y el mantenimiento de condiciones de financiación favorables que apoyará el gasto.

Sobre los fondos europeos ha reducido de nuevo a la mitad su ya de por sí rebajada previsión de impacto sobre el crecimiento, al estimar que aportará apenas tres décimas este año y 1,6 puntos de PIB en 2022 . El organismo prevé una absorción o gasto efectivo de algo más de 10.000 millones este año, apenas un tercio de los más de 30.000 millones previstos por el Ejecutivo, aunque para 2022 se alinea con una absorción algo inferior a los 30.000 millones. El gasto de los fondos se aglutinaría así en 2023 y 2024.

El ritmo de la recuperación podría verse acelerado si hogares y empresas decidieran destinar al gasto de consumo e inversión una proporción más elevada que la anticipada del ahorro acumulado durante la pandemia y si los flujos turísticos convergen a niveles precrisis con mayor rapidez.

Apoyada en estos factores, la actividad retomará un mayor crecimiento a partir de mediados de 2022, a medida que disminuyan las distorsiones en las cadenas de abastecimiento, se reduzcan las tasas de avance de precios y de costes, y desaparezcan las incertidumbres vinculadas con la evolución epidemiológica. Además, el comportamiento expansivo de los mercados de exportación contribuirá a que las ventas de bienes al resto del mundo recobren una mayor fortaleza. 

Menos paro y déficit pero más deuda: 120,4% del PIB este año

Pese a las peores perspectivas de PIB, el Banco de España mejorado ligeramente sus previsiones de media anual para la tasa de paro, que se situaría en el 15% este año, el 14,2% en 2022, el 12,9% en 2023 y el 12,4% en 2023.

Asimismo, sus estimaciones sobre el déficit público también mejoran y se sitúan en el 7,5% del PIB este año, por debajo del 8,5% que augura el Ejecutivo, gracias a la mejora de los ingresos y la rebaja de los gastos. Para 2022 lo empeora al 4,8%, aun así por debajo del 5% que augura el Gobierno. En 2023 seguiría en el 4% y en 2024 en el 3,4% del PIB.

Todo ello también conduce al organismo augurar una ratio de deuda pública superior en todo el periodo de proyección al que auguraba hace tres meses, al calcular que aumentará del 120% del PIB que marcó el año pasado al 120,4% del PIB este año. A posteriori descendería hasta el 115,7% del PIB en 2022, el 113,7% en 2023 y el 113,5% en 2024. El Gobierno calcula un 119,5% este año y un 115,1% el próximo, ratios por debajo del organismo.

La inflación media subirá al 3,7% en 2022

En lo referido a las presiones inflacionistas, desde el organismo explican que el repunte de precios está siendo más elevado y persistente de lo previsto inicialmente, aunque consideran que el repunte obedece a factores transitorios por lo que la inflación volvería a medio plazo a tasas moderadas.

Aun así, se han revisado al alza las estimaciones de inflación, en nueve décimas este año y dos puntos el próximo en una décima a la baja el siguiente, situando las tasas medias en el 3% este año, el 3,7% y el 1,3% los dos siguientes ejercicios. En 2024 volvería a subir al 1,5%.

En el caso hipotético de que se produzcan desviaciones materiales de las expectativas de inflación de medio plazo por encima del objetivo de la política monetaria, advierte, podrían terminar viéndose afectadas las condiciones financieras, con posibles efectos adversos sobre la vulnerabilidad de los agentes más endeudados y sobre la disponibilidad y el coste de los nuevos flujos de financiación.

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