Dónde debe poner la banca el foco en 2024, según PwC

En 2024 se cumple el décimo aniversario de la puesta en marcha de la Unión Bancaria

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En 2024 se cumple el décimo aniversario de la puesta en marcha de la Unión Bancaria. En el contexto actual, los bancos deberán poner el foco en los riesgos de crédito y los no financieros, relacionados con el cambio climático, la ciberseguridad y la inteligencia artificial.

Este es uno de los principales mensajes del informe Unión Bancaria, ¿retorno a la rentabilidad?, elaborado por PwC y presentado esta semana en un acto que ha contado con la presencia del ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo.

Preocupaciones actuales de la banca

El informe analiza las preocupaciones actuales de la banca española y europea, que tienen que ver con el aumento de la presión supervisora a las entidades financieras en diferentes frentes.

El más evidente es el de los resultados del examen anual (SREP, por sus siglas en inglés) que el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) pone a los bancos europeos, y que en 2023 se saldó con un aumento de los requerimientos mínimos de capital, por la aplicación de colchones anticíclicos en algunos países.

Pero, además, las sanciones pueden a jugar un papel relevante. El MUS está insatisfecho con el ritmo de cumplimiento de las entidades en materia de riesgo climático. Esta estrategia punitiva se puede extender a otras áreas, como la gobernanza, el reporting o la sostenibilidad del modelo de negocio, donde también se han detectado debilidades.

En cuanto a los riesgos de crédito, aunque las tasas de morosidad están contenidas, tanto en España como en la Unión Europea, el MUS ha incrementado su presión para ajustar la política de las entidades a través de diferentes vías.

Otro frente que las entidades financieras han de atender es el de los cambios en la regulación y la supervisión relacionados con las tensiones en los tipos de interés y la liquidez, dos de los principales riesgos estructurales a los que se exponen las instituciones de crédito.

Riesgos no financieros

El sistema financiero tiene ante sí desafíos que son ajenos en principio a la propia esencia de su negocio, pero que determinan su desarrollo y viabilidad en el futuro.

La política de sostenibilidad y los riesgos medioambientales ocupan, un año más, un lugar elevado de su lista de prioridades. El supervisor ha amenazado con multas diarias a las entidades que incumplan su plan de reducción de emisiones.

Además, está en marcha un test de estrés climático, y ya está en vigor la nueva directiva europea sobre información corporativa de sostenibilidad (CSRD), que también va a suponer un esfuerzo considerable de transparencia.

Los delitos contra la seguridad cibernética son cada vez más frecuentes y la ciberseguridad se ha convertido en una preocupación de primer nivel para reguladores y supervisores, así como para las propias entidades.

El reglamento DORA, aplicable desde principios de 2025, pretende garantizar la capacidad del sector financiero para hacer frente a los riesgos tecnológicos y de seguridad de la información.

La explosión de la inteligencia artificial (IA), cuyo desarrollo tiene un impacto potencial de transformación de los modelos de gestión, en especial en términos de productividad. Asimismo, la IA generativa, cuyos modelos pueden comunicarse, lo cual permite abordar una gran cantidad de tareas hasta ahora reservadas a las personas.

Pero las inmensas posibilidades que abre la IA generan también incertidumbres sobre la manera eficiente de utilizarla, dónde hay que invertir y cuáles son sus contraindicaciones en aspectos como la gobernanza, la ética o la privacidad.

El debate sobre la rentabilidad

Finalmente, el informe también pone sobre la mesa el debate sobre la rentabilidad de la banca, que da título al estudio. La mejora de la cuenta de resultados de los bancos ha sido provocada, fundamentalmente, por la subida de los tipos de interés oficiales. Esto ha facilitado el aumento de los márgenes, y ha llevado a muchas entidades, sobre todo en España, a obtener beneficios récord en 2023.

El sector bancario arrastra desde la crisis financiera de 2008 un problema de reputación, que solo se pudo mitigar en parte con su gestión solidaria de la pandemia de coronavirus. El fuerte aumento de los beneficios en 2023 (un 26,8% para las cinco mayores entidades) no ha hecho más que resucitar la controversia en la opinión pública.

Para Álvaro Benzo, socio responsable de la Unidad de Regulación Financiera y Riesgos de PwC, “para acometer los desafíos a los que se enfrentan las entidades financieras en el contexto actual, nuestras recomendaciones pasan por gestionar con prudencia los riesgos, controlar las obligaciones de la nueva directiva de sostenibilidad, aprobar un plan de acción realista en materia de ciberseguridad y no que quedarse atrás en el desarrollo de la IA”.

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