Alemania registró en marzo la mayor inflación en más de 40 años

La tasa de inflación del mes de marzo se situó en un 7,3 %, según los datos de la Oficina Federal de Estadística (Destatis)

Olaf Scholz, canciller alemán, en una imagen reciente. EFE

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La inflación en Alemania alcanza los niveles más altos de las últimas décadas. Concretamente, la tasa de inflación interanual se disparó en marzo hasta el 7,3 %, en contraste con el 5,1 % que se registró el mes de febrero, y alcanzó el nivel más alto desde otoño de 1981, según ha confirmado la Oficina Federal de Estadística (Destatis).

El presidente de Destatis, George Thiel, ha achacado este notable incremento a las consecuencias económicas por la pandemia y la guerra de Rusia contra Ucrania, pero también al aumento de los precios de «el combustible para calefacción, los combustibles para motores y el gas natural así como algunos productos alimenticios».

Así pues, detrás de la tendencia alcista de la tasa de inflación alemana se encuentran los cuellos de botella y los aumentos significativos de precios en las etapas iniciales del proceso económico como resultado del encarecimiento de la energía y también de otros bienes y servicios.

Concretamente, en el mes de marzo el precio de los bienes se incrementó un 12,3 % interanual. Destaca el caso de los productos energéticos, cuyo precio creció un 39,5 %, en contraste con el 22,5 % del mes anterior. El precio del gasóleo para calefacción fue el que sufrió un mayor incremento, del 144 %, seguido por el de los combustibles para motores, que creció un 47,4 %, y por último, del gas natural, con un aumento del 41,8%.

Tal y como apunta Destatis, este incremento en el precio de los productos energéticos puede explicarse también por el impacto del incremento del cargo por CO2 de 25 € a 30 € por toneladas.

Además, los consumidores también tuvieron que pagar más por los alimentos, cuyo precio aumentó un 6,2 %. De hecho, el precio de las grasas y aceites comestibles creció un 17,2 % y el de las verduras frescas subió un 14,8 %.

La subida de los precios en marzo se limitó al 3,6 %, sin tener en cuenta el impacto de la energía en la inflación, y la tasa de inflación subyacente fue, excluyendo el coste de los alimentos, del 3,4 %.

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