Técnicas de ahorro: anota el método de las cuatro huchas
Un sistema sencillo, que se puede enseñar de la niñez, para tener otra percepción del dinero y cómo administrarlo
Muchos economistas lamentan que las escuelas no tengan asignaturas de educación financiera. No se trata de enseñar contabilidad para los que quieran seguir carreras comerciales o empresariales, sino de tener los conocimientos básicos para valorar el sentido del ahorro y aprender a reconocer el dinero como una herramienta de progreso.
Pero nunca es tarde para aprender, y uno de los sistemas didácticos para comprender estos conceptos con facilidad es el ‘método de las cuatro huchas’, que abre las puertas del ahorro a los niños, para que se convierta en un hábito que puedan mantener cuando sean mayores.
Donar, invertir, ahorrar y gastar
En inglés se lo conoce como el método GISS, por el acrónimo de Give (donar), Invest (invertir), Save (ahorro) y Spend (gasto); y es una adaptación del Método de Harv Eker, que se puede adaptar tanto a la educación financiera de los niños como también de los adultos.
Si los niños aprenden el sentido del ahorro con el método de las cuatro huchas, pueden aplicarlo en la vida cotidiana cuando sean adultos
El primer punto es definir de cuánto serán los ingresos de los niños. El siguiente es establecer las categorías a dónde se destinará el dinero, y de cuánto será el monto en cada una de ellas.
Por ejemplo, lo que para un niño la categoría de ‘caprichos’ pueden ser chuches, para una adolescente pueden ser videojuegos o accesorios de moda.
En el caso de los más pequeños, es mejor que reciban dinero en metálico para que conozcan las diferencias físicas entre las denominaciones de monedas y billetes, y que tengan huchas físicas para poder depositar sus ahorros.
La hucha de los gastos
Aquí debería colocarse la mitad de la paga. En el caso de un adulto, sería el apartado que destinaría para gastos de la vivienda (alquiler, hipoteca, servicios públicos) o la alimentación.
Pero en el caso de niños y adolescentes, pueden ser las compras habituales de golosinas, ropa, cine o salidas.
Así aprenden que se debe ser selectivo al momento de gastar, porque los ingresos no son infinitos ni llegan cuando uno lo desea.
La hucha del ahorro
Según este sistema, aquí debe destinarse una cuarta parte de los ingresos. Para que los más pequeños aprendan sobre su importancia pueden imponerse metas u objetivos a cumplir; y que sepan que el ahorro es como una carrera de largo aliento.
Por ejemplo, si desean una bicicleta o una consola de videojuego, que sepan que tendrían que ahorrar al menos 50 euros por 7 a 10 meses para adquirirla.
En la hucha del ahorro pueden aprender, por medio de objetivos, que para una compra importante hay que tener paciencia y saber esperar
Es posible que se cansen de esperar, pero si lo logran, la recompensa tendrá una importancia adicional.
La hucha de la inversión
Este método sugiere que el 15% de las partidas estén destinadas a inversiones que puedan traer réditos económicos en el futuro.
Si ya es complicado para un adulto elegir dónde sacar rendimiento a su dinero, más todavía para un adolescente. Y ni hablar de un niño.
Pero la enseñanza de los productos de ahorro es clave para conocer otros conceptos como la rentabilidad.
Los padres pueden crear una cuenta asociada para sus hijos, para que incremente su ahorro más allá de la otra hucha.
La hucha de la donación
Ganar dinero tiene que ser compatible con los valores sociales y solidarios. Muchas empresas y grandes magnates destinan parte de sus ganancias o fortunas a acciones benéficas, y eso puede trasladarse a una escala menor a los niños.
Si durante un año ahorran dinero para comprar juguetes a niños que no se lo pueden permitir, tendrá una recompensa humanitaria que va más allá del beneficio económico.
Este método de las cuatro huchas enseña las herramientas básicas del gasto, el ahorro, la inversión y la donación; conceptos que si se aplican desde la niñez tendrán valiosas consecuencias al llegar a la adultez.