Abanca rompe las quinielas de las fusiones bancarias
Abanca tiene 1.800 millones de euros para crecer y se posiciona como comprador. Primera parada, Deutsche Bank España
El sector bancario español encara una nueva ola de fusiones –¿la última?– con el mandato del BCE de terminar con las entidades pequeñas o medianas que arrastras problemas de otras épocas. El regulador europeo tiene el foco en las entidades que proceden de fusiones de cajas, y presiona con una regulación cada vez más estricta en lo que respecta a las ratios de calidad de los activos. Abanca es uno de los bancos salidos de las cajas, pero ha roto las quinielas, pasando en cinco años de banco en peligro de desaparecer a estudiar la compra de rivales.
Cuando se habla de fusiones, los compradores siempre son los mismos… y cada vez menos, por la concentración del sector. Ya no está Popular, Bankia está a lo suyo –con la fusión con BMN y la privatización gradual–, por lo que quedan Santander, BBVA, Caixabank y Sabadell. Exceptuando en banco que preside Ana Patricia Botín, los otros tres han absorbido buena parte del sistema bancario de hace una década: CatalunyaCaixa, la CAM, Cajasol, cajas de Girona, Penedès, Sabadell, Burgos, Navarra, Barclays, y un largo etcétera.
Abanca ha pasado en cinco años de ser dos cajas condenadas a ser absorbidas a ir de compras
Con un tamaño más reducido y unas limitaciones más acordes a dicho tamaño, Abanca ha irrumpido en las quinielas en los últimos meses. El banco tiene 1.800 millones de euros para crecer y está buscando oportunidades. Abanca es fruto de las fusiones de las gallegas Caixa Galicia y Caixanova en 2011, primero llamado Novacaixagalicia (NCG) Banco, y fue comprado en diciembre de 2013 por Banesco, controlado por el empresario venezolano Juan Carlos Escotet, que actualmente es su presidente.
En estos tres años, los nuevos gestores de la entidad han hecho una limpieza de activos que ha dejado un balance saneado. Por ello puede permitirse ahora salir de compras. Abanca se ha encontrado una situación en la que, por su tamaño, parece más susceptible a ser comprable que comprador. Con el BCE presionando para que las entidades de menos tamaño desaparezcan, es un banco atractivo –por su balance y su liderazgo en Galicia y Asturias–, por lo que está en una disyuntiva: o crezco o crecen a mi costa. Y ha elegido lo primero.
Abanca estudió la compra de Liberbank pero la descartó; sigue mirando Deutsche Bank España
Las opciones que hay actualmente sobre la mesa del sector bancario español son dos: Deutsche Bank España, que tiene abierto desde hace meses un proceso de venta y que está esperando una oferta que colme sus aspiraciones (700 millones de euros), y Liberbank. Este banco, fruto también de fusiones de cajas, está luchando, con ayuda de la CNMV, contra los especuladores en bolsa, que apuestan por su caída, mientras intenta mejorar sus balances con la venta de activos problemáticos y una ampliación de capital.
Pese a los esfuerzos de Liberbank por seguir en solitario, todo el sector bancario da por hecho que, cuando termine el coto a los bajistas, va a volver a tener problemas. Y el hecho de que para entonces esté más saneada, no hará más que hacerla más deseable para otros bancos.
Las opciones de Abanca
¿Puede Abanca hacer estas operaciones? Ambas están valoradas en unos 700 millones, por lo que podría incluso con ambas. Liberbank: pese a estudiarla, y a las lógicas geográficas (Liberbank es fuerte en Asturias y Cantabria), la ha descartado. Abanca se interesó a principios de verano por la entidad, pero, pese a los rumores, no van a presentar oferta, según explicaron fuentes del banco gallego.
Deutsche Bank sí que interesa a Abanca. Se ha mirado la operación y podría presentar oferta. El banco alemán negocia la venta de su negocio minorista en España con el francés Crédit Mutuel, pero trabaja sin prisa por si llega una oferta mejor. Para el banco gallego, supondría poner la pica en Madrid y Barcelona, en una operación sin prácticamente duplicidades.
Hay un tercer banco que está empezando a ser objeto del deseo del sector: Unicaja. La entidad andaluza salvó un primer match ball con su salida a bolsa, que se preveía difícil pero que culminó con éxito. Los bancos catalanes parecen los más interesados… ¿y Abanca? Es una operación algo más difícil, por su tamaño –Unicaja vale en bolsa 2.100 millones– y porque supondría un salto a Andalucía sin pasar por el centro de la península. Pero todo depende de la estrategia de Escotet, un banquero con entidades en los Estados Unidos, República Dominicana y Panamá que ahora quiere conquistar España.