Trump logra lo que no consiguió Évole: frena las ventas de El Pozo

El Pozo se estanca tras años de crecimiento por la caída de las exportaciones, especialmente en territorio estadounidense

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Si por alguna cosa El Pozo saltó a la escena pública a lo largo de 2018 fue por el documental en el que Jordi Évole denunciaba el presunto maltrato animal al que eran sometidos los cerdos en algunas granjas que les prestaban servicio. Las cifras del año muestran que la empresa logró apagar el incendio, pero se topó con uno que no pudo sortear: una caída de las exportaciones que afectó principalmente a los Estados Unidos de Donald Trump.

La compañía que preside Tomás Fuertes cerró el pasado ejercicio con unas ventas de 1.123,6 millones de euros frente a las de 1.128,8 millones del año 2017. El descenso de la facturación provocó una caída de los beneficios desde los 61,9 millones frente a los 52,3 millones de euros, según los datos de las cuentas depositadas ante el Registro Mercantil.

De este modo, El Pozo frenó en seco después de dos años de crecimiento. La cárnica perdió el 0,5% de su negocio después de expandirse al ritmo del 8,4% en la temporada anterior y al 7,9% en 2016. Las ganancias también fueron las peores del trienio, pues los 61,9 millones de 2017 precedieron a unos números negros de 69,7 millones de euros.

La decadencia llegó, eso sí, después de seguir creciendo en España. A pesar de la tormenta mediática que se desató en febrero de 2018 con el documental en el que se mostraban cerdos en pésimas condiciones, las ventas mantuvieron su línea alcista en la Península Ibérica. La facturación en el país se elevó desde los 906,7 millones de euros hasta los 920,4 millones de un año para otro.

El propio director general adjunto de la empresa, Rafael Fuertes, ya advirtió que la emisión del reportaje no les estaba afectando «en gran medida». El impacto, sí se notó en el exterior, donde «dos o tres» cadenas de supermercados dejaron de vender sus productos.

El golpe a El Pozo fue especialmente notorio en Estados Unidos

Si bien resistió al impacto televisivo, al grupo alimentario murciano no fue capaz de mantener el pulso en sus exportaciones. A pesar de que fuentes de la empresa defienden que “el volumen de las ventas en el exterior aumentó el 24,1%”, la realidad es que el precio del kilo se desplomó: desde los 222 millones de euros que facturó en 2017 cayó hasta los 203,1 millones en 2018.

El golpe fue especialmente notorio en Estados Unidos. Según el mismo informe, las ventas realizadas en dólares americanos descendieron desde los 54,1 millones hasta los 46,1 millones de euros. “A lo largo del año pasado no hubo ningún factor macroeconómico que afectara al precio del cerdo, como este año está pasando con la peste porcina en algunos territorios”, explican desde el grupo. No obstante, la guerra comercial terminó por afectar a la cuenta de resultados de la compañía.

Lo cierto, eso sí, es que el 2018 no fue un buen año para el sector del cerdo. Con el precio del animal en ascendencia, los datos de la lonja de mayoristas Mercolleida revelan que fue un ejercicio claramente peor que el actual y por debajo de la media del último lustro. De hecho, apenas se alcanzó un pico de 1,25 euros el kilo mientras lo habitual en los últimos cinco años fue rozar el 1,35 euros el kilo de máxima.

El objetivo de El Pozo, en duda

Con el frenazo de 2018, El Pozo pone en duda su objetivo de superar los 2.000 millones de euros en ventas para el año 2028. Por el momento, la primera etapa se suspendió: «Queremos duplicar nuestro tamaño con una tasa anual de crecimiento del entorno del 7%. Queremos un crecimiento orgánico acelerado», decía Rafael Fuertes hace un año.

Precisamente las exportaciones son un capítulo en el que se aspira a un crecimiento ambicioso. Si ahora mismo representan una quinta parte del total de la facturación, la idea es la de alcanzar «entre el 40 y el 50%» de los ingresos en los próximos diez años. «En el producto elaborado –embutidos– miramos a América mientras que en carne hablamos de exportar a Asia. Europa es una mezcla de ambos», dibujaba el ejecutivo.

Carles Huguet

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