Amigo de Trump y millonario: así es el rival de Pallete en Brasil
Thomas Barrack es el magnate que está detrás de la firma Digital Colony, que se ha convertido por sorpresa en el nuevo jugador de la telefonía en Brasil
Brasil, el segundo mercado para Telefónica, ha vivido esta semana la llegada de un competidor inesperado. La subasta por los activos móviles de Oi no se ha inclinado del lado de la multinacional española ni de Telecom Italia. Tampoco por Claro, del magnate mexicano Carlos Slim. El ganador ha sido Highline do Brasil, un operador adquirido el pasado año por la firma de capital privado Digital Colony. Y el responsable de esto tiene nombre y apellidos: Thomas Barrack Jr.
Se trata del inversor estadounidense que es consejero delegado y cofundador de este proyecto, con más de 28 años de recorrido, 350 empleados y sede en 20 países distintos. Todos sus activos bajo gestión suman 50.000 millones de dólares, casi la mitad de ellos (aproximadamente 20.000 millones) en infraestructuras digitales. Forbes sitúa su fortuna cerca de los 1.000 millones de dólares.
En España es muy difícil encontrar el nombre de Barrack en prensa, pero basta con una simple búsqueda por medios de Estados Unidos para encontrarle en las páginas salmón y en las tertulias económicas de Bloomberg o la CNBC. En los últimos años ha estado en el foco de los medios por asuntos de todo tipo, como su aparición en The Paradise Papers, la investigación sobre empresas offshore en el mundo que llevó a cabo el consorcio internacional de periodistas (ICIJ).
Nieto de los inmigrantes libaneses en Los Ángeles, la figura pública de Barrack Jr. también despierta interés por la relación que mantiene con el presidente Donald Trump. Los medios estadounidenses le señalan como íntimo del presidente y como el hombre cuyo trabajo durante la campaña presidencial consistió en principalmente un lobista en favor de los republicanos y «un recaudador de fondos y un guardián confiable» tal como publicó The New York Times en 2018.
Barrack también ha sido noticia por sus pulsos internos de Colony Capital. El pico de tensión más importante llegó con la irrupción de un fondo activista, Black Wells Capital, en el accionariado de la compañía, con el objetivo de sacar al empresario de la gestión.
Fue en noviembre del pasado año cuando recibió las primeras presiones. El fondo activista envió una carta al consejo de la compañía en la que exigió que Barrack fuera reemplazado por su gestión y el ruido que existía en su entorno.
«La junta de Colony le ha dado a Tom Barrack demasiada deferencia y demasiada libertad durante demasiado tiempo», dijo el fundador de Blackwells, Jason Aintabi, en la carta. «Su continuo reinado imperial sobre la compañía daña su credibilidad y sus perspectivas comerciales, y crea un tremendo sobresalto en la acción», añadió. La paz entre activista y consejero delegado se selló en marzo.
Barrack, interesado en Latinoamérica
La apuesta de Digital Colony para hacerse con los activos móviles de Oi, la empresa que ha tenido que sacar a subasta parte de su infraestructura para aliviar su situación económica, no extraña del todo. La firma de capital privado estadounidese se está expandiendo en América Latina en los últimos años, con compras en telecomunicaciones, como la de Andean Telecom Partners (2017) y la de Mexico Towers Partners (2013).
En abril de este año anunció el establecimiento de un centro de datos en Sao Paulo (Brasil), a través de la adquisición de activos de Uol Diveo tras desembolsar entre 300 y 400 millones de dólares, según estimaciones de la prensa del país, por los 30.000 metros cuadrados del área construida para el centro de datos. Solo un año antes había adquirido Highline do Brasil, la compañía que ha pujado por Oi y parece que se llevará el gato al agua.
Y es que, pese a la aparente ventaja que parecía que Telefónica tenía en su oferta conjunta con Claro (de Carlos Slim) y Tim (de Telecom Italia), Barrack se ha adelantado por sorpresa a los principales operadores del país, ofreciendo más de 15.000 millones de reales (unos 2.540 millones de euros) por los activos móviles de Oi. Su siguiente paso será aliarse con el pequeño operador Algar Telecom, un socio necesario para competir con el resto de jugadores.
Telefónica necesita entrar en la puja
Digital Colony ha agitado el tablero en Brasil y ha causado un problema en Telefónica. La empresa presidida por José María Álvarez-Pallete necesita comprar parte de los activos móviles de Oi para no retroceder en el país, la segunda de las plazas mundiales más importantes para la compañía por volumen de ingresos (solo le supera España).
El propio Pallete nunca ha escondido su interés por Brasil. Fue el único país que se salvó de la reestructuración en América Latina, donde todas sus filiales se han puesto en revisión y sobre las que espera recibir el interés de nuevos socios para desinvertir y aliviar así la exposición.
Telefónica todavía puede hacerse con los activos de Oi
Telefónica tiene en Brasil una posición de liderazgo en el mercado móvil. Cuenta con más de un tercio de cuota en este segmento y la mayoría de sus clientes son de pospago, lo que da a la operadora una posición mayor de fortaleza.
Las fuentes consultadas recuerdan que queda partido. La subasta por los activos de Oi no llegará hasta el cuarto trimestre del año y todos los operadores todavía pueden participar. De hecho, Telefónica Brasil informó el pasado sábado que la oferta de compra que había realizado tendría el derecho a igualar la mejor oferta de compra.