Teresa Ribera busca un presidente de REE a su medida
La vicepresidenta de Transición Ecológica quiere un sustituto de Jordi Sevilla en REE de su confianza y que rinda cuentas a su ministerio
Teresa Ribera se ha abonado al escándalo desde su toma de posesión, hace tres semanas, como vicepresidenta de Transición Ecológica. El mayor fue la salida de Red Eléctrica de Jordi Sevilla, con quien Ribera todavía se lanza mensajes, incluso públicos, culpándose mutuamente de la salida del exministro de la empresa controlada por el Estado. Esta polémica no parará los pies a la vicepresidenta, que completará su opa a REE imponiendo a un presidente a su medida.
La elegida por Pedro Sánchez para liderar su apuesta contra el cambio climático busca ya al futuro presidente, o presidenta, de Red Eléctrica, la empresa propietaria de las líneas de alta tensión de la que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) tiene el 20% y tres consejeros, entre ellos el presidente. Fuentes del sector apuntan a que Ribera quiere evitar a toda costa tener los mismos problemas que con Sevilla y por ello, no arriesgará y elegirá alguien de su entera confianza.
La persona que busca es alguien a quien pueda manejar, que rinda cuentas ante el ministerio y sus decisiones con respecto a la política energética y la transición ecológica, y que, por tanto, no se oponga a las directrices que pueda dar el Gobierno, sea directamente o a través de la SEPI. En definitiva, un perfil bajo y no alguien que quiera imprimir perfil propio a la compañía, como era el caso de Jordi Sevilla.
El nombre que más suena es el de Maite Costa, por varios motivos. Es una de las consejeras de la SEPI en REE desde poco después de la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno y tiene una amplia experiencia en el sector: fue presidenta de la Comisión Nacional de la Energía —ahora integrada en la CNMC— en tiempos de Zapatero y antes había sido secretaria de Energía de la Generalitat con el tripartito. Pero lo más importante, tiene buena sintonía con Ribera, aunque algunas fuentes dudan de si eso es suficiente para ser la mujer de Ribera en la empresa pública.
Teresa Ribera busca un presidente de REE de perfil bajo en vez de con perfil propio, y suena Maite Costa
El presidente de REE siempre ha sido elegido por el Gobierno. El predecesor de Sevilla, José Folgado, tenía carnet del PP y había sido diputado y secretario de Estado de Energía en la última etapa del Ejecutivo de José María Aznar. Por algo el Estado, cuando privatizó parcialmente la compañía, se reservó un 20% como una posición de control de una empresa que considera estratégica. Pero hasta ahora, no se había visto un caso igual de intervencionismo.
Pedro Sánchez, quien confió en Jordi Sevilla y le dio más poder al convertirse en presidente ejecutivo, luego delegó en la entonces ministra de Transición Ecológica y su equipo la relación con el exministro y la empresa pública, y las desavenencias se empezaron a hacer evidentes. La propia Ribera lo reconoció en una entrevista este lunes en El País, en la que aprovechó para atacar a Sevilla y lanzarle algún que otro dardo.
Según ha publicado El Mundo en los últimos días, Ribera trató de influir en el presidente de Red Eléctrica, y le llamó incluso en domingo, para que no presentara recurso contra el recorte de la CNMC a la retribución por el transporte de electricidad. Incluso intentó cambiar el orden del día de un consejo de REE. Se da la circunstancia que el marido de la vicepresidenta, Mariano Bacigalupo, es consejero de la CNMC y uno de los candidatos a presidir esta institución.
Los dardos de Ribera a Sevilla
Ribera aprovechó la entrevista publicada este lunes, centrada en su agenda energética y mediambiental, para responder a Sevilla e intentar pasar página. De hecho, su primera reacción pública a la dimisión fue decir que «si no se siente cómodo, quizá es comprensible que se vaya”, además de negar las injerencias de las que ya se le acusaba. En la entrevista, insinúa que el diálogo no era fluido, de lo que culpa al expresidente de Red Eléctrica.
Sobre las decisiones de la empresa, dijo Ribera que “si lo comparte con antelación permite que los demás podamos decir lo que nos parece”. “Lo normal es que entre el operador del sistema, que recibe el 92% de sus ingresos por esa condición, y el Gobierno exista un nivel de entendimiento que evite sorpresas y permita anticipar lo que va a ocurrir”, añadía.
Está claro lo que quería la vicepresidenta de Sevilla, que rindiera cuentas ante ella, y que eso es lo que buscará en el futuro presidente. Tras lamentar que fallara el diálogo, dijo qué es lo que quiere del sustituto del exministro: “En el perfil de buena gobernanza de Red Eléctrica se dice que es conveniente que el presidente tenga capacidad de diálogo institucional”.
Los fondos de REE, espectadores de la pugna
Otra cuestión es cómo verán los socios de la SEPI en REE estas injerencias. Cotizadas de control público como Aena han recibido avisos de los inversores, especialmente fondos, de que no pueden supeditar su política a los vientos políticos que soplen. Red Eléctrica tiene un 20% público pero el resto está en manos de fondos de inversión nacionales e internacionales y pequeños inversores.
Lazard, Blackrock y Amundi son los tres fondos con más presencia en el capital y, de momento, asumen los cambios. Amundi, de hecho, ha aflorado el 3% justo en medio de la tormenta. En los últimos días, desde la dimisión de Sevilla, las acciones de Red Eléctrica han sufrido un ligero descenso, pero insuficiente para concluir si hay preocupación por la deriva de la empresa.